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AFP
May avanza fuerte en la campaña de su vida

May avanza fuerte en la campaña de su vida

Ha logrado un debate ventajoso con Corbyn y en los argumentos de los críticos hay aire o rencor

Íñigo Gurruchaga

Londres

Martes, 27 de noviembre 2018, 20:21

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Theresa May ha viajado a Gales y a Irlanda del Norte en su esfuerzo por convencer a la población británica de que el acuerdo alcanzado con Bruselas es bueno. Pero la lluvia de rechazos es incesante. Donald Trump se sumó muy pronto, el exministro de Defensa, Michael Fallon, dijo que el acuerdo está condenado; la líder unionista, Arlene Foster, reprocha a May que haya renunciado a negociar otro.

En ese accidentado itinerario de May habrá un debate televisado con el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, antes del voto en el Parlamento, el día 11. Al 'brexiter' Boris Johnson le ha indignado, porque los dos políticos que tendrían aparición estelar en la campaña votaron por la permanencia en el referéndum de 2016 y él quiere que esté presente alguien convencido de los beneficios de la marcha de la UE.

Los demás partidos parlamentarios también quieren que su líder sea invitado al debate. Si se aceptase su petición, habría 6 políticos que votaron por la permanencia y una por la marcha, Foster, del DUP norirlandés. Y si el Sinn Féin, también irlandés, exigiese su presencia en el debate televisado aunque no ocupe sus escaños en Londres, la división sería 7-1.

En un debate entre May y Corbyn, el laborista partiría con desventaja, porque la primera ministra tiene un acuerdo concreto de marcha de la UE y una más vaga declaración sobre el futuro. Los laboristas han aplicado seis test para rechazar el acuerdo- algunos vagos y otros oportunistas- y mantienen que podrán renegociar con la Comisión una asociación permanente con unión aduanera y mercado común.

También el 'Mail'

Donald Trump se expresó mal en su crítica y no ha leído el acuerdo, porque el lunes dijo que, «si lo miras no está claro que puedan comerciar con nosotros...Y creo que no querían eso». May ha recordado en Gales que «tendremos la capacidad, fuera de la Unión Europea, de tomar nuestras propias decisiones sobre comercio. Ya estamos hablando con Estados Unidos sobre el tipo de acuerdo que tendremos con ellos en el futuro».

Esta misma semana, una amplia delegación de la Corporación de la City financiera de Londres se encuentra en Nueva York y en Washington para coordinar la influencia de los centros financieros en la regulación internacional y explorar nuevas relaciones posibles tras el 'brexit'. La puesta en marcha de los acuerdos comerciales tendrá que esperar a la fase de transición.

El vaticinio tan pesimista del exministro Fallon, que cree que los documentos pactados por el Gobierno de Londres y la Comisión Europea serán rechazados por la Cámara de los Comunes, se ha achacado a una venganza por su despido del Ejecutivo, encubierto de dimisión, hace un año, por acusaciones de acoso a mujeres diputadas y periodistas. Pero Fallon es también un euroescéptico añejo.

Modelos del impacto del acuerdo en la economía británica proyectan una merma de más de mil euros por persona en la próxima década, según un instituto de investigación económica, por encargo de la campaña por el segundo referéndum. Un consorcio de departamentos universitarios estima que la pérdida de Producto Interior Bruro oscilará entre 1.9% y 5.5%. Márgenes amplios porque los intercambios económicos futuros dependerán de una negociación que comienza en abril de 2019.

La fuerza de la posición de May en el inicio de esta campaña es que tiene un acuerdo para cumplir con el mandato de la mayoría de votantes y una vía acordada con el resto de la UE que puede desembocar en casi todas las variedades del 'brexit'. Tiene además el apoyo del 'Daily Mail', volcánico abogado del euroescepticismo y ahora converso a las virtudes de May.

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