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Macron en Versalles por el proyecto de la reforma de las pensiones. EFE
La huelga francesa se radicaliza al final

La huelga francesa se radicaliza al final

Las amenazas y ataques se disparan a pocos días de que la reforma del sistema de pensiones llegue al Consejo de Ministros

Paula Rosas

París

Lunes, 20 de enero 2020, 20:17

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Al grito de «¡Macron, venimos a por ti!», un grupo de manifestantes intentó penetrar este fin de semana en el teatro parisino en el que el presidente francés asistía a una representación junto a su esposa. Este lunes, la sede del sindicato CFDT, que negocia con el Gobierno la reforma del sistema de pensiones, fue invadida, por segunda vez en pocos días, por sindicalistas rivales que cortaron la electricidad. Las amenazas e intimidaciones empiezan a multiplicarse precisamente cuando la protesta contra el proyecto faro del Ejecutivo parece haber entrado en su recta final. El Elíseo teme una radicalización del movimiento, como ya ocurrió el año pasado con los 'chalecos amarillos'.

Tras 48 días de conflicto, Francia empieza a volver poco a poco a la normalidad. Por primera vez desde el 5 de diciembre, el metro de París funcionó ayer casi sin problemas, lo mismo que la red ferroviaria. El poder de convocatoria de las últimas manifestaciones nacionales también ha ido perdiendo fuerza. Pero si el bolsillo de los opositores a la reforma ha obligado a ese retorno a la rutina, el descontento se mantiene muy vivo. Y parece haberse canalizado hacia acciones más espontáneas pero también más violentas.

Víctima colateral de esa cólera parece haber sido el restaurante favorito de Emmanuel Macron, 'La Rotonde'. La exclusiva 'brasserie' del distrito de Montparnasse, en la que el presidente celebró su victoria en la primera ronda de las elecciones a la jefatura del Estado, fue objeto de un incendio intencionado la madrugada del sábado al domingo, aunque por el momento no se ha detenido a los autores. Sí se sabe que se utilizó algún tipo de combustible, posiblemente un cóctel molotov, que prendió fuego a la terraza cerrada del establecimiento. El restaurante ya había sido objeto de amenazas en las últimas semanas, aunque el simbolismo de la acción se completa con lo que sucedía tan solo unas horas antes en el teatro Des Bouffes du Nord, en el boulevard de la La Chapelle.

Máxima tensión

Allí, el presidente asistía en la noche del sábado con su esposa Brigitte a una obra de teatro cuando unas treinta personas intentaron introducirse por la fuerza en el edificio. La presencia de Macron en la sala había sido difundida por las redes sociales por un activista que se encontraba unas filas por detrás. Mientras los manifestantes gritaban en la calle «¡Macron, dimisión!», el presidente tuvo que ser evacuado momentáneamente de la sala por su equipo de seguridad.

Macron no ha sido el único en sufrir de cerca las protestas, en las que la oposición a la reforma del sistema de pensiones se mezcla con las tácticas de los 'chalecos amarillos' -cuya lucha protesta desde hace más de un año por la pérdida de poder adquisitivo de los franceses-, si no con el propio movimiento en sí. La semana pasada, la secretaria de Estado de Igualdad tuvo que abandonar un acto en un restaurante por los abucheos de medio centenar de manifestantes. El ministro de Cultura directamente anuló un evento al conocer que la CGT planeaba sabotearlo.

La tensión también es palpable entre los diferentes sindicatos, entre los que se ha desatado una auténtica batalla, y no solo por el favor de la opinión pública. Los miembros de la CFDT llevan semanas denunciando una campaña de acoso y amenazas por parte de otros sindicalistas que se oponen de plano a la reforma. Este lunes, su sede parisina volvió a ser invadida por una quincena de encapuchados, que consiguieron cortar la electricidad. La acción fue reivindicada por la sección de Energía del sindicato rival CGT, que no esconde sus reproches hacia las centrales que han optado por negociar.

Mientras tanto, el proyecto sigue su calendario y el viernes será presentado al Consejo de Ministros, fecha para la que los sindicatos han vuelto a convocar una gran manifestación. El pulso, por el momento, continúa.

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