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El presidente iraní, Hasan Rohani. AFP
Irán quiere rebajar la tensión tras la dura represión de las últimas protestas

Irán quiere rebajar la tensión tras la dura represión de las últimas protestas

El presidente pide dejar libres a los que clamaban sin armas contra el alza de la gasolina pero el régimen se resiste a ofrecer cifras de víctimas

mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Jueves, 5 de diciembre 2019, 22:06

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Para Amnistía Internacional (AI) son 208, «más de 1.000 personas», en palabras del enviado especial de EE UU a Irán, Brian Hook. La república islámica no ha dado hasta el momento cifras oficiales de los manifestantes fallecidos, heridos y detenidos en las movilizaciones que estallaron en todo el país tras la subida del precio de la gasolina, pero el portavoz del Poder Judicial, Gholam Hosein Ismaili, aseguró que se saldaron con «bastantes menos muertos» que los denunciados por AI y las máximas autoridades trataron de tender puentes hacia una parte de los que protestan.

Alí Jamenéi pidió diferenciar entre aquellos fallecidos por estar implicados en los disturbios y los que se vieron envueltos sin buscarlo y a los que calificó de «mártires». El Líder Supremo ordenó al Consejo Supremo de Seguridad Nacional que las víctimas y sus familias deben ser tratadas según el «principio de compasión islámica». Hasán Rohaní, en plena campaña electoral ante los comicios legislativos de 2020, empleó palabras similares para referirse a los detenidos, que pueden ser más de 7.000, según distintos medios locales, y consideró que «las personas inocentes que protestaron contra la subida del precio del petróleo y que no estaban armadas deberían ser liberadas».

La oleada de protestas afectó a más de cien localidades y se considera la más violenta desde el establecimiento de la república islámica en 1979. Ahogado por las sanciones impuestas por Donald Trump, el 15 de noviembre Rohaní decidió por sorpresa aumentar un 50% el precio de la gasolina y racionarla para lograr ingresos extraordinarios que le permitan recaudar fondos para «redistribuirlos entre los iraníes que se enfrentan a dificultades económicas». El litro de gasolina regular, que hasta entonces costaba 10.000 riales, se elevó a 15.000 (algo menos de ocho céntimos de euro) y cada automóvil privado tiene derecho a repostar 60 litros al mes a este coste subvencionado, cuando antes podía llegar a los 250 litros.

La ira popular subió pronto de tono y se extendieron los gritos que pedían la caída del régimen islámico. Como ocurrió en anteriores ocasiones, la cúpula del poder señaló a «vándalos» vinculados a EE UU, Israel y Arabia Saudí como los principales instigadores de las manifestaciones y de los ataques a bancos y edificios públicos. Irán sufrió un apagón de Internet de varios días, pero cuando las redes volvieron fue imparable la difusión de vídeos de los enfrentamientos en las calles. Los medios oficiales, sin dar cifras, confirman que las fuerzas de seguridad mataron a tiros a manifestantes.

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