El covid, el clima y las tensiones diplomáticas comprometen el éxito de la Asamblea de la ONU

El secretario general, António Guterres, a punto de embarcarse en un segundo mandato de cinco años, enfatizó en la inauguración la necesidad de tomar decisiones globales ahora para asegurar una recuperación de la pandemia inclusiva, sostenible y resistente que encamine al mundo hacia una transición hacia una era más equilibrada.

Pero el tema candente que se cierne sobre la organización es la tensión internacional sobre el nuevo rearme asiático para frenar la agresiva expansión militar china en el sudeste del continente. Los miembros hablarán también de la situación en Afganistán y la caótica retirada occidental, las tensiones con Irán y Corea del Norte, y la creciente rivalidad entre EE UU y China.

Guterres advirtió asimismo de una posible nueva guerra fría y exhortó a Pekín y Washington a reparar su relación «completamente disfuncional» antes de que la tensión se extienda a terceros países. Enfatizó la necesitad de un esfuerzo de cooperación sobre el clima y las relaciones comerciales, a pesar de las profundas fisuras políticas sobre derechos humanos, economía, seguridad cibernética y la soberanía en el Mar de China Meridional.

Pero el tema candente ausente en el programa será la tensión europea que ha creado el acuerdo de defensa Aukus entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. Son de esperar recriminaciones duras por parte de China y Francia por el pacto para proporcionar a Canberra submarinos de propulsión nuclear para patrullar el Pacífico.

Aukus, que resultó en la cancelación del acuerdo submarino franco-australiano de 90.000 millones de dólares, desató la furia de Paris la semana pasada, que quedó expresada en la llamada a consultas de los embajadores de Washington y Camberra, aunque omitió al embajador británico. Un airado Enmanuel Macron llegó a acusar a Lodres de «vasallo» y «rueda de repuesto» de los norteamericanos.

El nuevo acuerdo Aukus ha molestado también a los socios europeos de defensa de la OTAN, que se han sentido desdeñados por el Gobierno de Joe Biden. El embajador alemán en Londres señaló que mantener la unidad de defensa llevará un gran esfuerzo a la luz de las nuevas tensiones generadas.

También se anticipa un conflicto por al menos dos escaños en la Asamblea General, los correspondientes a Myanmar y Afganistán, países en los que se han establecido regímenes antidemocráticos recientemente y cuyos representantes diplomáticos en la ONU corresponden a gobiernos anteriores.

El representante permanente de Kabul ante la ONU, Ghulam M. Isaczai, se encuentra en una especie de limbo diplomático, aunque ha continuado abogando por Afganistán en reuniones con enviados extranjeros. Isaczai ha pedido incluso al Consejo de Seguridad que presione a los talibanes para formar un Ejecutivo más democrático.

El futuro de la democracia bajo los talibanes, y en particular los derechos de las mujeres y las niñas, serán temas recurrentes durante la semana de reuniones de alto nivel. El Consejo de Seguridad votó el viernes por unanimidad para extender su misión de asistencia por seis meses.