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Prayuth Chan-Ocha, jefe del Ejército de Tailandia.
El jefe del Ejército tailandés sienta a negociar a los bandos enfrentados

El jefe del Ejército tailandés sienta a negociar a los bandos enfrentados

Prayuth, que declaró ayer la ley marcial en todo el país, trata de encontrar una salida a la grave crisis que vive el país, sumido durante los últimos meses en una oleada de manifestaciones

EFE

Miércoles, 21 de mayo 2014, 10:01

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El jefe del Ejército de Tailandia, Prayuth Chan-Ocha, ha reunido para que negocien una salida a la crisis a representantes del partido gobernante, el principal de la oposición, los manifestantes antigubernamentales y los progubernamentales, la Comisión Electoral y el Senado.

Prayuth, quien declaró la ley marcial en todo el país la víspera, preside la sesión que se celebra en el Club del Ejército, en Bangkok. Los antigubernamentales han enviado a su líder, Suthep Thaugsuban, viceprimer ministro del Partido Demócrata entre 2008 y 2011, y a cuatro personas más, según el diario local 'Bangkok Post'. Los progubernamentales, agrupados en el Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, también conocidos como los 'camisas rojas', están representados por su jefe, Jatuporn Promphan, y cuatro dirigentes más. El gobernante partido Puea Thai (De los tailandeses), acude con cinco políticos, como el opositor Partido Demócrata. Completan la convocatoria los presidentes de la Comisión Electoral, Supachai Somcharoen, y el Senado, Surachai Liangboonlertchai. Un fuerte dispositivo de seguridad protege el recinto de las conversaciones que se celebran a puerta cerrada.

Después de ocho meses de manifestaciones en Bangkok y otras ciudades que han causado 28 muertos y más de 800 heridos, el jefe del Ejército tailandés declaró ayer la ley marcial para garantizar "la paz y el orden", evitar que estalle la violencia entre las movilizaciones progubernamentales y antigubernamentales y propiciar una salida a la crisis. Las primeras ordenes de Prayuth fueron para que los manifestantes se marchen a sus casas o para que permanezcan en sus campamentos y para cerrar diez canales de televisión afines a uno u otro bando. El jefe del Ejército insiste en que no se trata de un golpe de Estado y, en principio, ha contado con la complacencia del Gobierno, la oposición e incluso los manifestantes, aunque se han negado a disolverse.

Tailandia arrastra desde el golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Thaksin Shinawatra en 2006 una grave crisis que se manifiesta con frecuentes protestas callejeras contra la Administración de turno.

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