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Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil. Heuler Andrey (Afp)
Lula se siente víctima de una «cacería de brujas» ante el juez

Lula se siente víctima de una «cacería de brujas» ante el juez

El expresidente brasileño ha calificado como «mentiroso, frío y calculador» a su exministro de Hacienda, Antonio Palocci, que se ha convertido en un importante testigo en su contra

efe

Sao Paulo

Jueves, 14 de septiembre 2017, 01:05

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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se ha declarado víctima de una "cacería de brujas" al testificar ante el juez que le investiga por corrupción, y ha calificado como "mentiroso", "frío" y "calculador" a uno de sus ministros, que se ha convertido en un importante testigo en su contra.

Lula ha asegurado que su exministro de Hacienda Antonio Palocci, que le acusó de haber hecho un "pacto de sangre" con la constructora Odebrecht para recibir millonarios sobornos a cambio de contratos públicos con la petrolera Petrobras, sólo dijo mentiras en su testimonio ante el mismo juez la semana pasada.

"Yo vi a Palocci mentir aquí. Nada de lo que dijo es verdad", declaró el exgobernante, quien dijo sentir "pena" por Palocci, quien fuera uno de sus principales correligionarios y colaboradores, aunque aclaró que su exministro sólo busca un acuerdo que le permita salir de la cárcel y "conservar parte del dinero que ganó en los últimos años como conferenciante".

Lula aprovechó su testimonio de hoy ante el juez Sergio Moro en la ciudad de Curitiba para negar todas las acusaciones, insistir en que se trata de una persecución política y descalificar a todos sus acusadores, aunque rechazó responder a algunas preguntas y dejó dudas en otras.

El ex líder sindical, que encabeza todas las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales de 2018, aseguró que todos los casos judiciales presentados contra él tratan de impedir que asuma de nuevo el cargo que ocupó entre 2003 y 2010.

"La verdad es que la Fiscalía entró por un camino del que tiene dificultades de salir. Su objetivo es encontrar a alguien que me criminalice", afirmó el exmandatario en sus consideraciones finales al dar a entender que sus acusadores carecen de pruebas y siguen presionando a testigos presos para convertirlos en delatores.

"Sólo quiero decir que hay una cacería de brujas. Voy a afrontar todas las acusaciones con el mismo respeto pero alegando que todo lo que hacen es ilegítimo, que las acusaciones no proceden", agregó.

Esta fue la segunda vez que Lula declaró ante el juez Moro, encargado del caso de corrupción en Petrobras y que ya condenó al expresidente en primera instancia a nueve años y medio de prisión en otro por haber recibido sobornos de la constructora OAS a cambio de contratos con la petrolera estatal.

En el proceso por el que fue interrogado hoy, uno de los seis abiertos contra él, el exgobernante fue denunciado por la Fiscalía por los delitos de corrupción y lavado de dinero bajo la sospecha de que recibió sobornos de Odebrecht a través de Palocci.

Tanto los ejecutivos de Odebrecht como Palocci dijeron que la constructora, una de las más beneficiadas por los desvíos en Petrobras, reservó 300 millones de reales (96,8 millones de dólares) para financiar ilegalmente los gastos del Partido de los Trabajadores (PT) y los particulares de Lula y de su sucesora en la presidencia, Dilma Rousseff.

Las supuestas coimas en el proceso discutido hoy, que según la querella se acercan a los 13 millones de reales (4,2 millones de dólares), se habrían destinado a la construcción de la nueva sede del Instituto Lula y al alquiler de un ático vecino a su residencia particular en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, según la denuncia.

En sus declaraciones el expresidente dijo que, pese a documentos que hacen referencia al Instituto Lula varios años antes, sólo decidió crearlo después de abandonar la Presidencia por lo que nadie lo puede acusar de haber recibido sobornos durante su mandato para destinarlos al organismo.

Dijo igualmente que sólo visitó una vez el terreno adquirido por Odebrecht y supuestamente destinado al Instituto Lula y que lo rechazó por considerarlo inadecuado.

El exjefe de Estado fue evasivo sobre el alquiler del ático vecino a su residencia que utilizaba para reuniones y dijo que recibió con sorpresa el anuncio del propietario en 2015 de que los alquileres no eran pagados.

Sobre las acusaciones de Palocci, afirmó que su exministro era un gran "simulador" y que no le culpa por querer llegar a un acuerdo con la Fiscalía que le permita reducir su condena.

"Lo que no puede es, si no quiere asumir su responsabilidad por hechos ilícitos que cometió, atribuírselas a otros", dijo.

Al final del testimonio, Lula le preguntó a Moro si podría decirle a sus hijos y sus nietos mañana que había sido interrogado por un juez imparcial, en lo que fue reprendido por el magistrado, quien, de cualquier forma, respondió que "sí" podía decirlo.

Como en la comparecencia de mayo pasado, las autoridades montaron un fuerte dispositivo en Curitiba, con más de mil policías, para evitar eventuales incidentes con los cerca de 5.000 manifestantes que acudieron a la capital del estado de Paraná (sur), bien sea para apoyar o para protestar contra el carismático líder.

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