Un santo para enamorados
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Desde finales de la década de los 50, con el aperturismo de la dictadura y cierto despegue de la economía española, comienza a emerger la celebración de San Valentín, una conmemoración como el Día de los Enamorados que ya venía arraigando con fuerza en Estados Unidos y en los países europeos. A lo largo de los años, tal como ocurrió el pasado fin de semana, desde LA VERDAD se ha reflejado el impulso de esta cita, tanto en noticias y artículos de opinión como en la publicidad.
Porque ha sido un elemento muy característico de esta celebración el peso comercial que se le ha otorgado como un momento especial para el regalo. Curiosamente, la primera referencia que existe al respecto se remonta a 1840, cuando la norteamericana Esther A. Howland, a cambio de unos centavos de dólar, comenzó a vender tarjetas regalo con motivos románticos y dibujos de enamorados en la librería de su padre en Worcester (Massachusetts).
Las páginas del periódico han contado todo lo relacionado con San Valentín en suplementos y páginas especiales, como se refleja en la edición del domingo 12 de febrero de 1978, con un fotomontaje especial del artista Paco Salinas, con el título 'El martes es el día de los enamorados'.
Sobre el origen y el porqué de este santo como protector del amor, la tradición nos remonta al siglo III en Roma, cuando Valentín, sacerdote, fue sentenciado a muerte el 14 de febrero del año 270 por celebrar en secreto matrimonios de parejas de jóvenes, desoyendo la orden del emperador Claudio II, quien los prohibió, ya que quería hombres solteros, sin vínculos familiares, para combatir como soldados. El papa Gelasio instauró definitivamente la fiesta dentro del santoral en el año 418, en detrimento de la pagana Lupercalia.