Larga tradición belenística

Poner el belén, o como también dicen muchos, el nacimiento o pesebre, se remonta siglos atrás, pero sigue tan vigente o más en plena era digital. En particular, en esta tierra murciana, donde aparte de la tradición en los hogares se ha convertido también en un signo distintivo de identidad artesanal. LA VERDAD se ha hecho eco siempre de esta manifestación cristiana, así como ha exaltado a esos creadores que con un trabajo minucioso en la elaboración de figuras, han mantenido vivo el legado heredado del escultor Francisco Salzillo.

La leyenda remonta los orígenes del belén a la Edad Media, en concreto a la Navidad de 1233 en Greccio (Italia), cuando San Francisco de Asís preparó una escenificación viviente para la Nochebuena. Sin embargo, la representación con figuras, tal como la conocemos, es posterior, extendiéndose a partir del siglo XVI por toda Europa, hasta popularizarse especialmente en España e Italia a lo largo del XVIII, con el barroco, mediante la instalación de belenes en las iglesias.

Así, hasta acabar en la actualidad ocupando un lugar especial en los hogares durante estos días navideños. Y, con ello, se ha impulsando toda una labor artesanal que ha perdurado especialmente en pequeños talleres de la pedanía murciana de Puente Tocinos, gracias a varios maestros.

En el diario del 22 de diciembre de 1971 se recogía una información sobre la celebración de la III Exposición Belenística de la Artesanía de Murcia. Igualmente, se indicaba que hasta el día 24 no se montaría el de la plaza de Santa Isabel. Aunque la noticia más destacada era que unas 300 figuras murcianas se instalarían en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid en homenaje a la asociación iberoamericana.