La gran invasión de La Condomina
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En la previa del partido de fútbol preolímpico que disputaron en La Condomina España y Francia, el 23 de marzo de 1983, ya se informó de que el estadio del Real Murcia iba a ser insuficiente para acoger al gran número de aficionados que querían presenciar el encuentro. La respuesta masiva dada por los aficionados tras la apertura de las taquillas cuatro días antes invitaba a pensar que podía haber follón. Y lo hubo.
En su edición del día 24 de marzo de hace 37 años, LA VERDAD informó en su portada del gran escándalo que se armó en La Condomina al invadir el público las bandas del terreno de juego minutos antes de la hora señalada para el comienzo del choque. «Al parecer, esta invasión se produjo al penetrar en el campo gran cantidad de aficionados que, pese a no tener entrada, forzaron las puertas, arrollando a los porteros, para instalarse seguidamente en las bandas del terreno de juego». Mulder, el árbitro holandés encargado de dirigir aquel partido, se negó a que comenzara el encuentro hasta que no se desalojara a todos los espectadores que se encontraban en el terreno de juego.
Una hora hubo que aguardar a que el campo se despejara, teniendo los jugadores de la selección española que convencer directamente a los más recalcitrantes.
Normalizada la situación, el partido de la gran expectación dio comienzo, pero decepcionó a los aficionados «por el mal juego español y la posterior derrota por 0-1».
Miguel Muñoz, seleccionador nacional, alineó a Buyo, Juan José, Serna, Álvarez, Julio Alberto, Víctor, Francisco, Roberto, Marcos, Rincón y Carrasco (1). En su crónica, Antonio Montesinos recordó que « mientras España alineaba a seis o siete hombres del equipo absoluto, los galos salieron con su formación B, ya que la titular tenía compromiso de Eurocopa con la Unión Soviética».