Del conflicto laboral al hedor

Hace 33 años, el hedor de los desechos domésticos se apoderó de las calles en la práctica totalidad de las ciudades y pueblos murcianos durante una decena de días. Desde el 8 al 16 de febrero de 1988 la huelga convocada por los trabajadores de limpieza y recogida de residuos, ante la falta de acuerdo con las empresas para el nuevo convenio colectivo, se extendió por toda la Región. LA VERDAD relató durante aquellas jornadas las consecuencias de un conflicto laboral de gran calado que hizo saltar hasta las alarmas sanitarias por la acumulación de suciedad.

En la edición del sábado 6 se titulaba ya a toda página en portada que «el lunes empieza la huelga de basuras en casi toda la Región», mientras se advertía de que solo se recogería en hospitales y mercados. Unos paros indefinidos que afectaron a 42 de los 45 municipios, convirtiéndose Alcantarilla, Cehegín y Bullas en las únicas excepciones. En el caso de la ciudad de Murcia, en el periódico del día 13 se relataba que había esparcidas hasta ese momento, entre el casco urbano y las pedanías, unas 600 toneladas de restos. Y es que con las negociaciones rotas, incluso se llegaron a desoír las órdenes del delegado del Gobierno para subir a un 30% el cumplimiento de los servicios mínimos.

El ayuntamiento capitalino planteó la suspensión de los mercados semanales, así como el corte de diferentes calles, debido a la enorme cantidad de basura que había esparcida por el suelo. Además, hay que tener en cuenta que entonces no se contaba con los equipamientos de contenedores actuales. Precisamente, los trabajos para lograr la vuelta a la normalidad, tras cerrar el acuerdo que puso fin a la huelga, tuvieron que prolongaron durante varios días ante todo lo acumulado.