Conexión con Andalucía
Hemeroteca de laverdad.es (1903-2020)
En estos tiempos en los que la Región de Murcia y Andalucía reclaman al Gobierno central el impulso de una nueva autovía interior que conecte ambos territorios, desde la A-33 en Jumilla, pasando por Caravaca y La Puebla de Don Fadrique (Granada), hasta incorporarse a la A-92 norte, a la altura de Cúllar, rememoramos el momento de impulso y creación de esta última infraestructura terrestre que jugó un papel clave en la mejora de las conexiones por carretera entre ambas comunidades. Algo que no ha sucedido por el momento con el ferrocarril.
LA VERDAD publicó el 3 de febrero de 1988 unas declaraciones del entonces ministro de Obras Públicas y Urbanismo, Javier Sáenz Cosculluela, donde aseguraba que «Murcia y Sevilla se unirán por autovía en 1992». Para ello, se tenía en cuenta el diseño planeado para vertebrar todo el territorio andaluz, con un eje este-oeste desde Sevilla hasta Baza.
Sin embargo, la realidad es que el proceso de ejecución se alargó en el tiempo más de lo previsto y aquel anuncio no se haría realidad en su totalidad hasta cinco años después. Exactamente, en junio de 1997 fue cuando se abrió el último tramo que unía el límite de la Región con la población almeriense de Chirivel. Y un mes ante se estrenó el tramo Baza-Cúllar. Así se podía enlazar por fin con la autovía del Mediterráneo (A-7) en Puerto Lumbreras. De hecho, tras abrirse en 1990 la A-92 entre Sevilla-Granada, hubo que esperar al año 1993 para ver extendida la infraestructura hasta Baza. Y es que no faltaron los problemas en un macroproyecto que fue creciendo en el doble objetivo de acercar más a las provincias de Sevilla, Málaga, Granada y Almería, así como relanzar la conexión con el Levante español por la puerta de Murcia.