El atentado de Carrero

Uno de esos acontecimientos históricos que se guardan en la memoria de la ciudadanía por el impacto provocado y que fue recogido con profusión en las páginas de LA VERDAD durante días –hasta el punto de editarse esa misma mañana una edición especial para informar de lo ocurrido–, es el referido al atentado de ETA que acabó con la vida del almirante Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno de España en los últimos años de la dictadura de Franco.

A las 9.36 de la mañana del jueves 20 de diciembre de 1973, el vehículo oficial en el que viaja, tras asistir a misa en la iglesia de Francisco de Borja, en Madrid, sufrió de forma brutal el impacto de la explosión de los 80 kilos de goma-2 colocados en el subsuelo de la calle Claudio Coello por los integrantes de la organización terrorista. Curiosamente el cura que presidió aquella eucaristía era murciano, Pedro Martínez Cano, nacido en Rincón de Beniscornia.

La fuerza de la bomba provocó que el coche se elevase unos 20 metros de altura, hasta caer al patio interior del edificio de los jesuitas, además de causar un agujero en la calzada de más de ocho metros de diámetro y tres de profundidad. En la portada del periódico se recogían las primeras informaciones sobre el fallecimiento, indicando también que se habían producido «varias desgracias personales». Y es que murieron tanto el conductor como el policía de escolta que le acompañaban.

Después se supo que los autores del atentado habían preparado todo con detalle dentro de la 'Operación Ogro', llegando a alquilar un sótano en la misma calle para excavar el túnel donde pusieron el explosivo conectado con un cable. En Murcia y Cartagena se celebraron sendos funerales en su memoria.