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Paloma Durán posa junto a algunas de las obras que serán subastadas la semana que viene. Óscar chamorro
«Los bolsos son los nuevos Rolex»

«Los bolsos son los nuevos Rolex»

Puntadas con hilo ·

En los últimos diez años la moda se ha hecho hueco en las casas de subastas

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Domingo, 21 de marzo 2021, 00:23

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Estudió la carrera de Derecho, pero si le buscabas sabías que donde podrías encontrar a Fernando Durán era en el Museo del Prado, admirando una y otra vez los detalles de cada una de las obras. Enamorado del arte, fundó hace más de cuatro décadas, en 1969, una de las casas de subastas más importantes de España, que dejó en manos de su hija Paloma, actual directora general de este «pequeño museo» en el corazón de Madrid, como ella define este lugar.

Paloma Durán, licenciada en Historia del Arte y experta en diamantes, heredó la pasión de su padre. Se ve en el brillo de sus ojos cuando explica los cuadros que cuelgan de las paredes de sus dominios, 'Fernando Durán, subasta de arte y joyas'. Disfruta mostrando cada obra, que guarda como oro en paño hasta que, con mucha pena, deja en manos del mejor postor. «No lo voy a ver más», murmura sin intención de ser escuchada mientras es inmortalizada para este reportaje junto a 'Un palomar', una pintura del padre de Pablo Picasso, José Ruiz y Blasco, a la que ha tomado un gran cariño desde que se lo confiasen sus dueños. Una sensación recurrente pese a los años que lleva en el negocio familiar, en el que comenzó, por decisión de su padre, haciéndose responsable de las joyas y relojes, que tienen sus propias fechas de subastas. La próxima será la semana que viene, el jueves 25 de marzo. El día de antes, el miércoles 24, será el turno de la pintura antigua y las artes decorativas en la franja matinal, que en la vespertina dará paso al arte contemporáneo.

Arriba, joyas de Luis Gil. Abajo, bolsos de firma y un excepcional mantón de Manila con rostros de marfil. O. Chamorro
Imagen principal - Arriba, joyas de Luis Gil. Abajo, bolsos de firma y un excepcional mantón de Manila con rostros de marfil.
Imagen secundaria 1 - Arriba, joyas de Luis Gil. Abajo, bolsos de firma y un excepcional mantón de Manila con rostros de marfil.
Imagen secundaria 2 - Arriba, joyas de Luis Gil. Abajo, bolsos de firma y un excepcional mantón de Manila con rostros de marfil.

Esta claro que la pintura siempre ha sido la niña bonita de la casa de subastas, que también acoge muebles y otros elementos decorativos como alfombras, esculturas o menaje de plata. Un catálogo de gran calidad en el que desde hace diez años también tienen un espacio muy especial pieles, ropa y complementos de firma, entre los que destacan los bolsos por su aceptación. «El vintage está muy cotizado», nos comenta Paloma, que afirma que «los de edición limitada pueden doblar o triplicar el precio de salida». «Los bolsos están empezando a ser los nuevos Rolex» por como se revalorizan, explica mientras nos muestra en una vitrina un cuidado surtido de piezas entre las que está un modelo de Chanel «que está siendo muy pujado» -se puede ir pujando por internet hasta el día fijado para la subasta-. Junto a la deseada pieza está expuesto, a una distancia prudencial de los curiosos, un mantón de Manila excepcional. Se trata de una prenda de 1920 en seda color crema con grandes peonías rosas y burdeos y aves del paraíso rodeando escenas palaciegas bordadas a mano. La diferencia con respecto a otros se encuentra en sus más de 100 caras de marfil policromado en los personajes. Su precio de salida es de 2.000 euros, cuando el resto de los mantones del catálogo de la subasta de la semana que viene rondan los 400 euros.

A diferencia del resto de textil y complementos, los mantones, como ocurre con los abánicos, son unos clásicos de las subastas. «Existe un gran coleccionismo entorno a ellos de siempre», ya sea para ponérselos, usarlos como colchas o como obra de arte. No en vano, muchos decoradores se desplazan desde distintos puntos del mundo para conseguir piezas especiales para sus clientes en Fernando Durán, donde también es asiduo el Estado para adquirir piezas para sus museos, como el Prado, donde curiosamente Fernando Durán pasaba tanto tiempo.

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