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LUIS GÓMEZ
Lunes, 26 de octubre 2015, 12:08
Más allá del estilo unisex, imperante desde hace bastante tiempo, las casas de moda apuestan esta temporada por la definitiva erradicación de los géneros. Dries Van Noten, Saint Laurent y Alessandro Michele, director creativo de Gucci, fabrican 'looks' casi idénticos para mujeres y hombres. Las colecciones masculinas y femeninas se acomodan a los nuevos tiempos con prendas neutras. Hombres y mujeres vestimos, por primera vez en la historia, iguales. No hay nada radicalmente masculino ni absolutamente femenino. Los grandes creadores han alumbrado un nuevo estilo sin género definido.
Ahora bien, con la desaparición de los compartimentos estancos de los armarios, ¿se corre el riesgo de feminizar lo varonil y masculinizar las siluetas de mujeres? Los expertos apuntan que este movimiento, bautizado con el sobrenombre de 'agender', ha venido para quedarse. Habrá que esperar, pero no será por falta de presencia. Se muestra en pasarelas, grandes almacenes y todo tipo de colecciones. El negocio va en serio. Rara vez los grandes emporios se tiran a la piscina sin la seguridad de salir a flote. Las líneas se diluyen con desfiles mixtos y ropas intercambiables.
Esta moda tiene en la figura del canadiense Rad Hourani a su estandarte oficial. Afincado en París, presenta desde hace un año piezas artesanales sobre modelos de rasgos ambivalentes o con máscaras que ocultan sus facciones. Ni hombres ni mujeres, simplemente personas. Hourani desafía las convenciones utilizando los principios de la arquitectura y emplea una paleta de colores oscuros y atemporales para reivindicar la uniformidad. «Hay algo más allá de la masculinidad femenina o de la feminidad masculina. Es incorrecto enfocar hacia el género», subraya la maniquí Casey Legler. Alessandro Michele, que sustituyó a principios de año a Frida Giannini en Gucci, interpreta todos estos cambios como «una simple muestra» de algo que está pasando a nuestro alrededor, un «síntoma de libertad que va más allá del simple etiquetado».
Prada, que olfatea como nadie el negocio de las tendencias, no solo proyecta esta visión en sus diseños, ya que también la lleva a su división cosmética. La perfumista Daniela Andrier, autora de la línea de fragancias 'Les Infusions' para la firma italiana, recomienda huir del cliché de olores masculinos o femeninos. «Las buenas fragancias no tienen género. Estos aromas son como una acuarela que puede evolucionar en la piel de manera diferentes», reflexiona. «El género es un contexto y el contexto se genera. Cada día la vida nos recuerda los múltiples intercambios que históricamente se han ido dando en los géneros», razona Miuccia Prada.
«Es lo que ocurre en la calle»
Lazaro Hernández, la mitad del dúo Proenza Schouler, una de las marcas estadounidenses punteras, sostiene que la diferenciación entre hombre y mujer «está desapareciendo en la moda. Los diseñadores reflejamos la cultura actual y lo que está ocurriendo en la calle». En tiempos en que la industria de la moda muestra un perfil cada vez más ambiguo, Hedi Slimane, director artístico de Saint Laurent, ha realizado un extraño viraje. No solo ha incluido a modelos femeninas en sus últimos desfiles masculinos, sino que las prendas de una y otra colección son «absolutamente intercambiables». También se da el caso contrario. Muchos hombres suben a las pasarelas ataviados con prendas femeninas. La editora Suzy Menkes sostiene que estos gestos no son casuales y sirven para «reavivar el debate masculino-femenino» en el siglo XXI. La últimas semanas de la moda de París y Milán han ahondado en esta línea, con hombres desfilando con blusas, camisas con lazadas e incluso vestidos. Las pasarelas constituyen un choque de trenes que apuntan a todas las direcciones mediante estrategias que muchas veces conducen a la confusión.
Mientras Chanel, Gucci o Proenza Schouler echan mano de modelos masculinos para sus desfiles de mujer, Armani, Givenchy, Dior y Moschino hacen justo lo contrario. Este juego es lo más parecido a mujeres, hombres y viceversa. Felipe Oliveira, director creativo de Lacoste, defiende esta corriente, pero mediante la búsqueda del equilibrio perfecto a través de la mezcla de sexos. Opta por pinceladas sutiles con un suave toque masculino para ellas y a la inversa para ellos. Maniobra sin estridencias.
Los 'Millenials'
Pero ¿qué piensan de todo esto los clientes? Al fin y al cabo, son los consumidores los que terminan aprobando o desautorizando estos experimentos con guiños constantes a la androginia. Lucir Greene, directora de JWTIntelligence, sostiene que la percepción de la diferenciación sexual está cambiando para los 'Millenials', las personas nacidas entre 1980 y 2000. «La línea que separa lo femenino de lo masculino es cada vez más borrosa», reflexiona. Celebrities como Kanye West se visten a menudo de Céline y Justin Bieber y Harry Styles, líder de la banda británica One Direction, frecuentan las dependencias femeninas de las tiendas. «Este cruce de caminos se ve más en las colecciones de hombre, ya que están mutando discretamente hacia un lugar, sin duda, más femenino. Toda la ropa debería valer para todos», afirma Anita Dolce Vita, editora de la revista digital 'dapperQ'.
Seldfridges, la cadena de grandes almacenes británicos, concede grandes posibilidades a este estilo: «No se trata de explotar una tendencia, sino de adaptarse a un mundo de pensar que está floreciendo en la cultura actual. Hay que crear lugares donde hombres y mujeres puedan ir y comprar sin tener en cuenta su propio género». Las tienda Personnel of New York instauró tres categorías -masculina, femenina y Everyone (para todo el mundo)- cuando los proveedores empezaron a diseñar prendas neutras. «Los clientes que las compran son personas muy interesadas en su estética», explica su dueña, Kristi Paras.
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