Caer de pie
Una traumatóloga española adopta a un niño etíope de 2 años con un pie zambo
JOSE GUERRERO
Lunes, 12 de octubre 2015, 00:34
En el diccionario de la vida, ese que en vez de papel emplea la materia de la que están hechos los sueños, aparece el significado de 'caer de pie', y a continuación pone «nacer en un país pobre del cuerno de África con una grave malformación en el pie y que te adopte una traumatóloga española». Junto a esa definición viene la foto de un niño etíope de ojos grandes y negros. El niño sonriente tiene dos años y se llama Noé y la mamá médico, Ana. También están Juan Carlos, el papá de Noé, y su hermano mayor, Jorge. Hay tanto amor en esa foto que el diccionario se queda sin palabras.
No es ni, mucho menos, la primera vez que unos padres con un hijo biológico deciden dar un paso al frente y adoptar un niño con necesidades especiales como Noé, al que conocieron en un orfanato de Adís Abeba con una desnutrición severa, devorado por una infección cutánea y con el pie derecho completamente zambo. Pero no habrá muchos casos en España en que un chiquitín que no puede caminar haya encontrado la horma perfecta de su zapato: se llama Ana Cortés, es traumatóloga, tiene 43 años y trabaja como especialista en cirugía ortopédica en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Ella y su marido, Juan Carlos, son padres de Jorge, de 8 años, pero siempre tuvieron claro que querían adoptar. Llevaban casi 5 años aguardando una llamada que no llegaba cuando les convocaron a una reunión para decirles que existía la posibilidad de adoptar un niño etíope con necesidades especiales. El pequeño había nacido con una malformación congénita, con la planta girada hacia adentro. Se denomina pie equinovaro o zambo y afecta a uno de cada mil bebés.
Ana y Juan Carlos no se lo pensaron mucho. «Vimos que podíamos asumirlo y nos dijimos, adelante». En diciembre del año pasado volaron con Jorge a Etiopía a conocer al hermanito. El niño vivía en un orfanato. Los médicos de allí habían intentado sin éxito corregir la deformidad. Pusieron toda la voluntad, pero les faltaba formación y el método Ponseti, el habitual para estos casos, no funcionó. Este tratamiento, que recibe ese nombre por su creador mallorquín, Ignacio Ponseti, permite ir corrigiendo lentamente la posición del pie mediante yesos, una microcirugía del tendón de Aquiles y un aparato ortopédico.
En el orfanato de Adís Abeba, Besukefad (como se llamaba Noé antes de llegar a España) se arrastraba por el suelo porque cada vez que intentaba dar un paso, perdía el equilibrio y se caía. Allí le encontraron Ana y Juan Carlos. Pesaba 9 kilos (como un bebé de meses) y su cuerpecillo estaba lleno de llagas. El flechazo fue inmediato. En agosto aterrizaba en Madrid con su nueva familia. Este tiempo de adaptación no ha sido un camino de rosas. Ha empezado con el tratamiento de Ponseti, ahora supervisado por una compañera de Ana, especialista en cirugía ortopédica infantil. El avance es extraordinario. Podrá andar en primavera.
Ana, aún de baja maternal, está feliz con los progresos de su hijo. «Hay que estar muy pendiente, porque además Noé no para quieto, alucina con los coches, todo para él es nuevo.... ¡Me tiene agotada!», dice con una enorme sonrisa. La familia está volcada, su hermano Jorge lo mima y lo protege, por no hablar de los abuelos, a quienes esos ojos grandes y negros que llevan todo el África dentro les han robado el corazón.