El pimiento sí importa
Tras la lechuga y el brócoli, es la tercera hortaliza de mayor producción en la Región
Hay errores que acaban en grandes aciertos. Volvía el buen Colón en 1493 de su 'descubrimiento' de las Indias –eso creía él, aunque la realidad es que se había topado de por medio con un pedazo de continente que acabó llamándose América– cargado de tesoros para el reino de Castilla. Nada de oro, eso si, pero con trofeos que cambiarían para siempre la forma de alimentarnos de los españoles y los europeos. Entre ellos, el pimiento. Un pimiento. Cien pimientos.
Dice Óscar Caballero en 'Comer es una historia': «La cocina fusión empieza (...) cuando el 'agí' que Colón descubre pasa por el molino europeo para dar el pimentón. Cuando la salsa de tomate de los aztecas pinta casi todos los platos españoles e italianos». El caso es que el bueno de Cristóbal se topó con «unas como manzanas que los naturales comen con buen apetito y que nosotros encontramos un poco picantes». De la importancia que le daban los aztecas al 'agi' o 'ají' da idea el hecho de que una de sus deidades más veneradas era –cojan aliento– Tlatlauhqul-cihualt-ichilzintli, diosa protectora de todos los pimientos. Domesticados hace 6.000 años en Mesoamérica, las semillas de los pimientos traídos por el propio descubridor –entre otros lugares al monasterio de Los Jerónimos, en La Ñora– se adaptan a los suelos y climas ibéricos dulcificándose y perdiendo su contenido en capsaicina y diversificándose en numerosas variedades, especialmente desde el siglo XIX, que son las que hoy consumimos.
En la actualidad, España es uno de los cuatro grandes productores de pimientos del mundo, y nuestra región una de las mayores exportadoras. De hecho, después de la lechuga y el brócoli, el pimiento es la hortaliza con mayor producción: el año pasado produjo 197.436 toneladas, de las que exportó el 58%, con un valor total de casi 186 millones de euros. En pimientos. De las 1.745 hectáreas dedicadas a la producción de pimiento, 1.428 corresponden a invernadero y 317 al aire libre. Y de estas, un tercio corresponde a cultivo ecológico, unas 475 hectáreas. La producción se concentra sobre todo bajo invernaderos en el Campo de Cartagena.
Beneficios y consejos
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1. Sin calorías. Ricos en agua, hidratos de carbono y fibra, de bajo contenido calórico, (28 kcal por cada 100 g).
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2. Vitaminas. Generosos en vitaminas A, C y E, estas dos últimas con propiedades antioxidantes.
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2. Minerales. Aportan un importante porcentaje de magnesio y potasio, dos elementos clave para regular el funcionamiento correcto del organismo.
Además de la variedad de bola, destinada casi en su totalidad a la obtención del pìmentón, las variedades más consumidas son el Lamuyo (el de mayor tamaño, alargado y rojo), el California Wonder (cuadrado) y los de tipo italiano, largos y estrechos.
Total, que la monumental metedura de pata de nuestro señor Colón acabó dándole sabor y color a nuestras cocinas del XVI, ya beneficiarias del legado de 700 años de ocupación árabe. ¿Alguien es capaz de entender hoy la gastronomía murciana sin los pimientos? Desde los fritos de tomate con bacalao a los pistos; de las ensaladas de pimientos y berenjenas asados al mondongo en salsa; de la magra con tomate a la pipirrana; y de las empanadas de tomate, pimiento y atún a toda la inmensa colección de platos que cuentan con el concurso de esta simpática hortaliza en su elaboración. Sin contar su papel en la industria conservera y en toda la amplísima gastronomía del pimentón así como en la elaboración de la chacinería. Como dice el refranero: «En la sartén, tomate, cebolla y pimiento; qué bendito casamiento».
Así que nada hay más injusto que esa expresión del habla popular que reza: «¡Me importa un pimiento!» cuando se quiere señalar algo de escaso valor o importancia. Claro que el dicho tiene más que ver con el mundo de la pintura de bodegones del siglo XVII. Los artistas renegaban de esta hortaliza lisa y tersa porque les resultaba difícil de representar, y dieron en acuñar esa exclamación. Prefiero quedarme, de nuevo, con el refranero, más sabio en estos menesteres cuando asegura: «Ajo, sal y pimiento, y lo demás es cuento».
Sardinas con pisto
Ingredientes: 12 sardinas; 2 pimientos rojos; 1-2 cebolletas; 3 tomates pera; 1 diente de ajo; Aceite; Sal; Pimienta; Albahaca seca.
Ponemos en una bandeja resistente al horno los pimientos rojos masajeados con aceite. Ponemos también las dos cebolletas sin quitarles ninguna capa. Lo haremos luego, cuando estén asadas, así como los tomates, partidos por la mitad. Regamos con aceite, salpimentamos el conjunto y espolvoreamos albahaca. Al horno durante unos 60 minutos a 200 grados. A la media hora les daremos la vuelta. Sacamos y perfilamos bien los lomos de las sardinas. Terminado el asado de verduras, eliminamos las capas exteriores de la cebolla, la piel de los pimientos y la de los tomates, lo troceamos todo groseramente y le damos unos golpes de sartén a fuego fuerte. Salpimentamos los lomos de sardina (se pueden comprar ya limpios), los freímos a fuego fuerte en tandas pequeñas y vamos dejando escurrir el aceite sobrante en un colador metálico. Servimos los lomos de sardina y encima una banda en el centro con el pisto.
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