Brócoli, la farmacia vegetal
Esta hortaliza se produce en la Región por decenas de miles de toneladas y es la más saludable
El 'terror verde de los tiernos infantes', el 'patito feo' de los adultos en la cocina es, en realidad, la verdura que mayores beneficios nutricionales ... ofrece y una de las más sabrosas –sí, sí, sabrosas– que podemos llevarnos a la boca.
Estamos hablando de una hortaliza de la familia de las coles originaria de Italia. Su nombre procede de 'broccolo', que significa «brote de col». Su especie es la 'Brasica oleracea' y es una planta muy cercana a la coliflor, hasta el punto de que hay expertos que las consideran de la misma especie. En España se consume mayoritariamente la variedad llamada 'verde Calabria' y, en menor medida, la romanesco.
Se sabe que los romanos la consumían con fruición –de hecho tanto Plinio el Viejo como el gastrónomo romano Marco Cayo Apicio (S. I d. C.) hablan de ella– y fue de su mano como llegó ala Península Ibérica-. Pero hasta el siglo XX su cultivo no se extendió por Europa y por nuestra Región. Y ahora aquí somos una gran potencia con más de 150.000 toneladas anuales cuya mayor parte se exporta a Europa, donde es muy apreciada. Lorca, Totana, Campo de Cartagena o Caravaca de la Cruz son zonas relevantes en cuanto a su producción intensiva.
Las propiedades nutricionales del brócoli son un catálogo de medicina: ayuda a quienes padecen estrés y alteraciones del sueño; contribuye a bajar la tensión arterial; es rico en vitaminas y minerales, con bajo contenido engrasas y rico en fibra; combate el cáncer, retrasa el envejecimiento, combate la diabetes, controla el contenido de azúcar en sangre, previene enfermedades del corazón, alivia los síntomas catarrales... en fin, mismamente el bálsamo de Fierabrás.
Beneficios y consejos
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1. Lavado con agua. La superficie del brócoli es sumamente porosa al no estar protegida por ningún tipo de piel, así que es conveniente lavarlo cuidadosamente antes de consumirlo. Para ello, podemos ponerlo bajo el chorro del grifo abriendo con la mano cada flor.
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2. Baño con sal. Otra posibilidad es sumergirlo en una mezcla de vinagre blanco (1/4) y agua (3/4) durante 15 a 20 minutos.
Pero, ¿por qué razón esta joya de la naturaleza, esta especie de poción mágica a la que ni Obélix se resistiría, tiene tan mala fama entre niños y adultos? «Por el pestucio que suelta al cocerlo», te contestarán inmediatamente pequeños y grandes. Y es que, al igual que la coliflor, el brócoli, brúculi o brécol contiene un compuesto azufrado responsable del olor a 'huevo podrido'. Recuerdo una anécota relatada por una madre recordando que un día que le sirvió esta verdura a su hija de cinco años esta le preguntó: «Mamá, ¿por que cocinas pedos?». Pues bien, todo es cuestión de cocinarla bien. Y eso consiste en que, si se cuece, debe hacerse a baja temperatura y sin sobrecocinarla: cinco minutos y, rápidamente a un bol con agua y hielo para que se mantenga el color y la textura. Y se acabó el 'pestucio'. Pero es que el brócoli es sumamente versátil en la cocina y no hay por qué cocerla necesariamente. Cortados sus ramos en láminas y pasados por la plancha está deliciosa; salteada con jamón, ajo, pìñones y pasas es un entrante perfecto; en elaboraciones tipo wok encajan con muchísimos otros ingredientes; su gran potencia sápida permite obtener caldos, sopas y cremas deliciosas, e incluso en crudo, como un falso cuscús rallando su superficie da mucho juego. Encaja como un guante en pasta (recordemos el origen italiano del brócoli), e incluso podemos elaborar un falso guacamole mucho más saludable que el clásico con los grasientos aguacates.
Así que ya saben: si no quieren espantar a sus hijos, y, de paso, a todos sus vecinos, con los efluvios azufrados del brócoli, no lo cuezan más de cinco minutos y cocínenlo usando otras técnicas de cocción. Y así podremos aprovecharnos todos de los beneficios de esta 'farmacia verde'.
En la Edad Media existía la tradición de regalar un caldo compuesto de esta hortaliza a las parejas recién casadas –muy romántico no parece, desde luego –. Probablemente por la creencia en las propiedades afrodisíacas del brócoli –¡qué manía, oye!– y por su supuesta propiedad de aumentar la fertilidad. Pero yo que ustedes no intentaría seducir a ninguna dama con un ramo de brócoli. Sería una misión condenada al fracaso. Cómase el ramo y su salud se lo agradecerá.
Ensalada de piquillos y brócoli
Ingredientes: 1 bote de piquillos. / 1 ramo de brócoli. / 4 dientes de ajo. /Aceite. Sal. / Pimienta blanca. / 1 zanahoria. / 2-3 guindillas verdes. / Cilantro fresco.
Pasamos los piquillos por una sartén a fuego medio unos 15 minutos. Los cortamos por la mitad longitudinalmente y cubrimos cada plato con ellos. Partimos el brócoli en pequeños ramilletes y los salteamos en una sartén con dos de los dientes de ajo enteros y con su piel. Una vez templados y escurridos, en cada plato hacemos un montoncito en el centro, dando volumen. Pelamos la zanahoria y, con el mismo pelador, sacamos unas tiras finas. Ponemos un par de estas tiras coronando el brócoli y, encima, unas pocas flores de cilantro. Alrededor del brócoli y sobre los piquillos pondremos los otros dos dientes de ajo cortados en láminas y las guindillas, en aros. Regamos con un poco de buen aceite de oliva virgen extra, salpimentamos y listo.
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