Do Ferreiro Cepas Vellas: viñas de más de 200 años

Aún recuerdo, hace más de una década, la primera vez que visité a Gerardo Méndez, un hombre gallego. Y es que los gallegos son, absolutamente, de otra madera. No sé si serán las mejores personas del mundo pero, si son como Gerardo, desde luego que lo son.

Justo en el pueblo de Meaño, en mitad de una ladera bastante inclinada, se encuentra la vivienda familiar. Como suele ser costumbre en la zona, está presidida por un impresionante hórreo de granito. La bodega, Do Ferreiro, al más puro estilo Borgoña o Châteauneuf-du-Pape (zonas con más de trescientos años de arraigo), es una extensión de la vivienda, como si una cochera se hubiese agrandado hasta convertirse en una humilde pero perfecta bodega familiar.

Gerardo Méndez y su hijo Manuel cultivan viñas en el Salnés (D.O. Rías Baixas), concretamente entre la ría de Arousa y la de Pontevedra. En algunas de las visitas montamos en su coche y hacemos paradas en viñedos de los que poseen por la zona. Es muy curioso ver cómo sus viñas están verdes y sanas, transmiten vida y energía. Más o menos como Gerardo y Manuel. Yo diría que es fácil diferenciar en el Salnés entre las viñas Do Ferreiro y el resto. La última viña que visitamos siempre (y así aprovechamos para catar vinos en su casa) es la que se encuentra justo en la cuesta que da acceso a la vivienda, rodeando el hórreo. De ahí nace su vino Cepas Vellas (Cepas Viejas).

Posiblemente estemos ante unos de los viñedos más impresionantes de la península, e incluso de Europa. Observar sus sarmientos interminables, viejos y retorcidos, casi prehistóricos, que suben a los emparrados de alambre y granito para extenderse de forma majestuosa, nos hace reflexionar sobre el valor del tiempo. Antiguamente, Gerardo indicaba en sus etiquetas que la viña tenía trescientos años, pero desde hace un tiempo simplemente señala que tiene más de doscientos. «Había gente que no se lo creía», justifica Gerardo. Digo yo que esa gente no ha tenido la suerte de visitarlo.

Do Ferreiro Cepas Vellas es, seguro, uno de los tres mejores vinos blancos de España. Es un vino único, donde se expresa el mayor potencial de la variedad; un vino prácticamente inmortal, que representa totalmente la edad del viñedo y el saber hacer de la experiencia, tanto de Gerardo y Manuel como de las cepas que lo hacen posible. Un vino cuya longevidad podría desafiar la edad de sus viñas, que cuando alcanza su estado óptimo de consumo (allá por los cinco o diez años de edad desde su vendimia) comienza a recordarnos a los grandes vinos alemanes, pero no por su acidez desmesurada sino por su pleno equilibrio. Vino para comprar, beber, guardar y volver a beber durante toda una vida.

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