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Pincel, no brocha gorda

Los hosteleros reclaman al Gobierno regional ayudas específicas para el sector y que no lance medidas restrictivas generales

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Sábado, 12 de septiembre 2020, 01:17

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Ayer la hostelería murciana salió a la calle convocada por Hostemur, organización empresarial que representa a más de 4.000 bares, restaurantes, cafeterías, hoteles, caterings y locales de ocio nocturno de la Región de Murcia para protestar por la «criminalización sistemática del sector» y contra las medidas restrictivas al desarrollo de su actividad que en la lucha contra la Covid-19 ha impuesto el Gobierno regional.

No pretendo aquí profundizar en el baldío y manido debate sobre la dicotomía salud/economía, teniendo claro, eso sí, que la principal obligación de un gobierno ante una situación de pandemia es la seguridad de sus administrados –sin ciudadanos seguros y confiados la hostelería mal va a funcionar–. Tampoco, analizar si la expresión «criminalizar al sector» responde a la realidad o es más bien un desahogo o un intento de 'calentar' una movilización. Pero sí dudar al menos de si la Administración no estará tratando a un sector clave de la economía regional, del que dependen 35.000 trabajadores, con cuchillo de carnicero, en lugar de con bisturí de cirujano. De hecho, una de las reclamaciones del sector es que no se tomen medidas generales, sino que se apliquen las restricciones en los casos puntuales donde proceda y que sean medidas coordinadas con las regiones limítrofes «para evitar que los clientes busquen los eventos fuera». Cierto es que trabajar con pincel siempre es mucho más complejo que hacerlo con brocha gorda, pero nuestra hostelería se merece una mayor atención.

Hace unos días, este periódico publicaba una extensa entrevista con nuestro más laureado cocinero, Pablo González-Conejero, en la que aseguraba: «Nos han dejado absolutamente solos. Nos han abandonado».

La manifestación se celebró la misma semana en la que el Gobierno de López Miras anunció medidas de apoyo al sector por valor de 5 millones de euros. El problema es que esto, traducido a cifras reales, supone un máximo de 4.000 euros para aquellos negocios que puedan demostrar que su facturación ha caído al menos un 40%. Para el chef de Cabaña Buenavista, esas ayudas son insuficientes y están mal diseñadas: «Deben mirar por los pequeños empresarios, ver cada caso y ver qué necesita cada cual. Porque por este camino todos vamos al paro y las empresas a concurso de acreedores en unos meses».

La denominada 'nueva normalidad' está siendo especialmente cruel para el sector. «El mercado de la restauración en España ha ido recuperando progresivamente sus ventas desde que se fueran retirando las restricciones impuestas como consecuencia de la crisis de la Covid-19, pero el sector ha frenado la mejora de su actividad en las últimas semanas, coincidiendo con el aumento de rebrotes del virus en el país», según un informe de Alimarket, agencia líder en información económica sectorial. Y es que con estos pasos atrás, «se han perdido dos meses de crecimiento, no solo de ventas, sino también de construcción del negocio, de recuperación de visitas de los clientes a los restaurantes y, lo que es más importante, de regeneración de la confianza del consumidor, una situación que afecta a la rentabilidad de todos los niveles de la industria», asegura Javier García, experto en restauración de The NPD Group, mencionado en el citado informe. Este experto destaca también que «la breve recuperación mostrada tras el fin del estado de alarma a finales de junio y primeras semanas de julio arroja pruebas consistentes sobre el deseo del consumidor de volver a retomar su estilo de vida y disfrutar parte de su ocio en bares y restaurantes».

Pero las nuevas medidas, especialmente en la Región, han sido un nuevo mazazo para el sector. Nuevos excedentes en las cámaras, acumulación de deudas a proveedores, trabajadores rescatados de los ERTE que ahora sobran, nuevo descenso de los ingresos... mientras los gastos fijos siguen cayendo como una gota malaya.

Los hosteleros reclaman medidas específicas, no generales, para cada caso, coordinación con las comunidades limítrofes, exenciones fiscales y de tasas municipales, prórroga de hipotecas, así como de la carencia de los ICO, flexibilidad de los ayuntamientos para permitir la extensión de los espacios exteriores de bares y restaurantes... De hecho, también esta semana, la patronal del sector en Lorca, Hostelor, ha presentado al Ayuntamiento un plan de supervivencia, con medidas como esta, además de cerrar al tráfico algunas calles y suprimir aparcamientos.

Es decir, nuestros hosteleros piden a la Administración regional que abandone el cuchillo de carnicero y la brocha gorda y enarbole un bisturí y un pincel. Ellos están haciendo su trabajo y sosteniendo a duras penas un sector clave para la economía de la Región. Se merecen una atención específica y pormenorizada.

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