Gran Pez: «Si no hay desfile este año, ya lo viviremos con más alegría cuando pase esta situación»
El empresario Rafael Fuentes Fernández destaca «el trabajo y la generosidad de los sardineros», con quienes compartirá mañana la noche a través de una 'quedada' virtual
En circunstancias normales, Rafael Fuentes habría hecho un parénteis en su trabajo para disfrutar como Gran Pez de los actos sardineros que culminarían mañana sábado con el gran desfile del Entierro de la Sardina. El director general de la empresa familiar Grupo Logístico Fuentes, ubicada en Las Torres de Cotillas, no ha faltado ni un solo día, como el resto de empleados, para dar el do de pecho y que las mercancías lleguen a supermercados y grandes superficies. Mañana no irá en una carroza repartiendo juguetes, pero participará en la 'pitada solidaria' y en una 'quedada' virtual con los sardineros.
–Como Gran Pez, ¿cómo afronta estos días en que los festejos sardineros han tenido que ser aplazados?
–Con un sentimiento enfrentado. Hemos dejado algo pendiente, lógicamente; se había arrancado un camino que era bonito, muy emocionante, todo nuevo, con mucha ilusión y mucha hermandad. Las circunstancias que han sobrevenido nos han dejado en un paréntesis, que te invalida para pensar en el acto en sí del Entierro de la Sardina. Personalmente, no sé si se podrá realizar el desfile después del verano. Si no, ya vendrá el próximo año y lo viviremos con más alegría.
«El Universo nos dice 'no sois nadie' y nos hace más pequeñitos de lo que ya somos»
–¿Y como empresario?
–Tengo una preocupación extrema por el tema de la salud, que es un drama sanitario y, en paralelo, se está creando un drama social por el confinamiento. Y a nivel económico-empresarial, el hecho de que nuestra empresa esté trabajando, porque nos toca estar en primera fila de la trinchera dando servicio a supermercados y grandes superficies, no significa que estemos en una situación privilegiada. Todo lo contrario. Tenemos que hacer circuitos por el país o el resto de Europa que están descompensados porque vuelven de vacío. Y lo que preocupa es el día después que, además, no sabemos cuándo será y la normalidad ni siquiera será en cuestión de meses.
–¿Han tenido que reducir plantilla o plantear un ERTE?
–Al revés, hemos tenido que redoblar esfuerzos desde el 14 de marzo. Estoy enormemente orgulloso porque los trabajadores asumieron el rol del deber social y moral de que transportan producos de primera necesidad. Además, luchando contra el miedo psicológico de estar expuestos en el trabajo del día a día, y hemos tenido que buscarnos la vida porque en carretera no había servicio de ducha ni restaurantes. La empresa cuenta con 1.600 personas entre trabajadores propios y autónomos dependientes y estamos sobrellevando la situación.
–¿Cómo es ahora su día a día?
–Ha cambiado sustancialmente porque como director general me tocaba visitar las distintas delegaciones y no he salido de Murcia. De los 150 gestores de tráfico habituales en el edificio de Las Torres de Cotillas, un tercio está teletrabajando en casa y, además, hemos tenido que ampliar naves provisionales para separar mesas y equiparnos con batas blancas, mascarillas, guantes y geles.
«Cuando mis hijas eran pequeñas me ponía debajo de la carroza para cogerles juguetes»
–¿Cómo va a celebrar mañana la noche del Entierro?
–Vamos a hacer una 'quedada' virtual para estar viéndonos y comentar cosas durante la noche con los sardineros. Además, me sumaré desde mi casa a la 'pitada solidaria' y no porque toque, sino porque me apetece compartir ese momento especial con los sardineros. Lo haré muy a gusto porque sé a quién va dirigido y de parte de quién viene la convocatoria, de un colectivo solidario y con mucho corazón.
–¿Ha visto el desfile del sábado otros años?
–Claro, con mis tres hijas. Cuando eran niñas –ahora tiene 19, 20 y 23 años– me tocaba estar debajo de las carrozas recogiendo regalos para ellas. Siempre he visto el festejo desde fuera. No era sardinero, pero ahora sí porque esto te atrapa. Sobre todo ver tanta ilusión y gente maravillosa y muy cercana. No es cierto que solo quieran divertirse. Ya desde fuera, en el desfile y pasacalles, veía que eran personas muy alegres y generosas. Una vez que ya estás dentro percibes que es gente muy cercana, como una gran familia. Muchos de mis valores coinciden con los suyos porque también son una empresa que lleva 170 años y siguen ahí. Y son muy generosos, con actos humanitarios y altruistas con los niños.
–¿En qué ha cambiado su vida?
–Ya somos una familia muy unida, y cuando esto acabe, lo seremos más todavía porque la situación que estamos viviendo te hace apreciar lo que tenías y quieres seguir manteniendo. Es inevitable que se te creen dudas y te plantees lo vulnerables que somos. Cómo una cosa que ha surgido de la nada puede tumbarnos. El Universo nos dice «no sois nadie» y nos hace más pequeñitos de lo que ya somos.
–¿Qué echa de menos?
–No ir a un restaurante o salir por ahí sino estar con las personas que quieres y cerca de la gente de las delegaciones; una videoconferencia no te da esa cercanía. El coronavirus nos ha puesto a todos en nuestro sitio y nos está haciendo reflexionar.