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Huertanas bailan en la plaza de Santo Domingo. :: V. VICENS / AGM
El traje de huertana, 	más vivo 	que nunca

El traje de huertana, más vivo que nunca

Las mujeres se visten con refajo, delantal y pico como muestra de su orgullo murciano

B. M. P.

Martes, 23 de abril 2019, 04:14

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El refajo, delantal y pico son los tres imprescindibles del traje huertano femenino, que se complementa con enagua, camisa blanca, corpiño, medias, alpargatas, flores naturales y bisutería. El día del Bando de la Huerta, las mujeres se visten tal y como lo hacían sus antepasadas, en señal de respeto a las tradiciones. «Somos unos defensores acérrimos de nuestra historia», asegura la gerente de Beatriz Trajes Regionales, Mercedes Herrera, quien descarta incluir elementos de la indumentaria típica de las alicantinas y las falleras, como el cancán.

Los vistosos refajos tienen cada año más presencia en la ciudad durante el día grande de las Fiestas de Primavera, pese a que ellas aún tienen la costumbre de vestir con el traje huertano, principalmente, dicen, por comodidad y ahorro. Sin embargo, Herrera afirma que «si llevas todas las piezas bien puestas, el traje de mujer es muy cómodo», al tiempo que detalla la promoción disponible en su negocio para ir de punto en blanco: por 89 euros, incluye refajo a rayas, pico y delantal. Para los bolsillos más pudientes y que quieran una combinación a medida, los precios rozan los 900 euros. Cabe mencionar que esta inversión, en la mayoría de casos, se convierte en una herencia para las hijas, e incluso las abuelas y las madrinas regalan estos trajes a sus nietas y ahijadas por la ilusión de transmitir esta cultura.

Los hay de varios diseños, colores y telas. Con opciones para todos los gustos, solo hay que decidirse por uno y lucir, además, la mejor de las sonrisas para hacer gala de la gracia de esta tierra, donde la alegría de la huerta se contagia a propios y extraños.

Durante las últimas semanas, la actividad ha sido frenética. Las madres de entre 30 y 40 años se han apresurado para componer la vestimenta de sus retoños, así como los más jóvenes (de 18 a 25 años), que, como viene siendo habitual, lo suelen dejar para última hora. Por el contrario, las abuelas son más previsoras y acudieron a encargarlo todo a finales de año, coincidiendo con el periodo de Navidad, para ver al toro desde la barrera y no pisándoles los talones.

Por su parte, el traje masculino es básico (zaragüel, chaleco, faja y camisa blanca). Pero si hay algo que tienen en común panochos y panochas -amén de la camisa-, son las alpargatas, hechas de esparto y tela y atadas hasta la mitad de la canilla; y las calcetas, que llegan hasta la rodilla y van aseguradas con unas atapiernas.

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