Tres fiestas, un rosario de fracasos y un sueño pendiente
Una historia de decepciones. Este ascenso en plena pandemia se suma a los de Bilbao (61), Torrejón (82) y Alcoy (09), las únicas alegrías para un Cartagena que casi siempre lloró en las finales y que anhela subir alguna vez a Primera
Jorge Fernández-Caro
Lunes, 20 de julio 2020, 02:27
Bilbao (1961), Torrejón de Ardoz (1982) y Alcoy (2009) son las ciudades en las que el Cartagena ha logrado el ascenso a Segunda. El recuerdo más reciente es el de El Collao, hace once años, con aquella carrera del balear Carlos Carmona tras robar una pelota milagrosa a Fernando Martín y el recordado gol del sevillano Juan Pablo, con el tiempo casi cumplido, que hizo posible lo que era imposible. Aquel éxito cambió para siempre la historia del balompié local y enganchó a una generación entera de jóvenes aficionados que, hasta entonces, habían pisado poco (o nada) el estadio Cartagonova.
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Cartagena, es evidente, no es una ciudad acostumbrada a brindar por alegrías futbolísticas. Siempre ha sido todo lo contrario. Pombo, Pozo, Badajoz, la eliminatoria con el Casetas, el descenso administrativo del 95, la desaparición del 96, el fiasco de Sóller y el Cordobazo del 99. Eso solo en los 90. Hubo más. Luis Oliver en la 2002-03, el Vecindariazo de 2006, Almendralejo, el desastre de El Rubial y el Melillazo. Eso en el nuevo siglo. Pero sigue habiendo más. El ignominioso descenso de 2012 con Carlos Ríos en el banquillo, el Caudal, el Avilés, Sporto Gol Man, el Mini Estadi, el autogol de Míchel Zabaco, las lágrimas eternas de Majadahonda, la caída contra el Extremadura y sus consecuencias y el último funeral en El Toralín.
Tres hitos
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1961 La eliminatoria ante el Sestao quedó muy encarrilada en la ida, con el 3-0 en el Almarjal. En la vuelta, San Mamés se llenó soñando con la remontada, pero el gol de Panocha Suárez fue clave. Cartagena se volcó en el recibimiento a su héroes.
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1982 El golazo del canario José Luis en Torrejón de Ardoz posibilitó un éxito tan gigantesco como inesperado. Hubo una carambola a tres en la última jornada y el equipo de Gustavo Silva, tras una temporada turbulenta, hizo historia.
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2009 La jugada de Carmona y el gol de Juan Pablo en Alcoy cambiaron para siempre la historia del fútbol local. Ese último ascenso atrajo a las gradas del Cartagonova a una generación entera de jóvenes seguidores, hasta entonces desaparecidos.
El logro más raro
El club albinegro, bajo sus diferentes denominaciones desde la primera década del siglo XX, fue siempre experto en lamerse las heridas; lo del confeti y los fuegos artificiales se ha dado pocas veces y cuando ocurre terminan siendo fechas que quedan grabadas a fuego. Bilbao, Torrejón y Alcoy son tres ciudades que están en la historia cartagenerista y, ahora, la extraña situación vivida por la Covid-19, relata otro capítulo que quedará perenne en el tiempo. Este ascenso, el más raro de la historia, será el cuarto. Y su recuerdo permanecerá en la memoria para siempre, por lo que supone y por cómo ha sido.
En 1961, Cartagena celebraba el salto a la división de plata en un estadio tan emblemático como el viejo San Mamés, antiguo feudo del Athletic de Bilbao. Allí, los albinegros empataron a uno frente al Sestao, rival en aquella promoción, e hicieron efectivo el 3-0 logrado en El Almarjal en el encuentro de ida. Así, bajo las órdenes de Ventura Martínez, técnico de aquel equipo en el que destacaba Panocha Suárez, más de 10.000 personas pudieron desatar la euforia por el centro de la urbe y presumir de sonrisa. La alegría solo duró un par de temporadas. El Efesé bajó en el 63. y repetirlo de Bilbao costó nada más y nada menos que 21 años.
Todos esos años, el Cartagena FC militó en Tercera (la Segunda B nació en 1977), con una sola caída a Preferente. Muchos intentos y muchas decepciones en aquellos tiempos. En 1980, los portuarios lograron el salto a la ya categoría de bronce del fútbol nacional, con aquel ascenso en casa contra el Quart de Poblet. Y en 1982, por fin, tocó descorchar el champán. Pero en esta ocasión no estaba frío porque nadie esperaba que ese curso los Paco López, Sebastián, Paco Sánchez, Sagarduy, Rivero, Juan Huertas, Pedro Arango o José Luis, autor del gol del milagro, se las apañaran para subir después del año aciago que vivieron.
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En el 82 nadie esperaba una carambola y en 2009, tras la remontada del Alcoyano y con uno menos, el equipo de Paco Jémez estaba liquidado
Agonía con final feliz
El club, presidido por Mariano Carrera y entrenado primero por Ignacio Rojas y desde diciembre por Gustavo Silva, estaba inmerso en una profunda crisis y los jugadores se vieron obligados a tener que ir casi mendigando por los hogares para poder tener algo que echarse al bolsillo. Llegaron a encerrarse y dormir en el vestuario del Almarjal por los reiterados impagos de aquella temporada 81-82.
Además, en el anecdotario también quedará escrito que esa temporada el Cartagena jugó como local en La Condomina, histórico estadio del eterno rival, el Real Murcia. Esto ocurría porque los blanquinegros recibieron una fuerte sanción que les obligó a echar el candado al Almarjal. Y con todo lo sufrido aquel curso, el equipo sacó las garras y, en Torrejón de Ardoz (Madrid), conseguían la hazaña. 0-1 fue el resultado del encuentro frente al cuadro local, un triunfo que valía un billete a la Segunda. El canario José Luis hizo el tanto, una falta directa desde la frontal que clavó en la escuadra. Hubo una carambola a tres y el Cartagena, con mucha suerte, subió. El sueño duró seis temporadas.
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La regla de los 21 años también se cumplió en Alcoy. El Efesé descendía en 1988 y hasta el 2009 no volvería a probar el caviar. Ya como FC Cartagena, la entidad construyó, con Paco Jémez en el banquillo, uno de los últimos recuerdos festivos que ha podido degustar el aficionado de Benipila. En la retina siempre quedará aquel resbalón de Fernando Martín, defensor alcoyano, la eterna carrera de Carmona, en la que se paró el tiempo, y el gol de Juan Pablo, que devolvía a los albinegros al fútbol profesional. La aventura se diluyó tres temporadas más tarde, cuando el equipo retornó a Segunda B. Ahora, tras el ascenso en plena pandemia, todos en Cartagena sueñan con cumplir alguna vez el reto pendiente del fútbol local: que su equipo juegue alguna vez en Primera.
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