Cartagena

Tres abanderados para un cambio

El veterano pivote defensivo de 36 años está llamado a ser el nuevo líder del vestuario. Desprende carácter, personalidad y en Lezama se dejó hasta la cara, literalmente, por el bien del equipo. Musto era uno de los «tapados» de Víctor Sánchez del Amo a los que se refirió Calero, sorprendentemente apartado de la titularidad en detrimento de veinteañeros y jugadores fuera de posición. Su suplencia era difícil de entender.

Calero sacó al argentino de la oscuridad para darle todo el protagonismo, al ponerlo de titular cinco jornadas después. Musto volvió a ser ese pivote de contención, de enlace entre la defensa y el centro del campo, como la temporada pasada. Completó un encuentro notable, sobre todo en intensidad: fue a todas las disputas y lances aéreos, un apetito competitivo que necesitaba el equipo. En Burgos, Calero se encomendó a Elgezabal para ser ese enlace y ahora en Cartagena ha escogido a Musto. Lógico.

El puesto de lateral diestro ya queda asignado con el regreso de Iván Calero. Sánchez del Amo utilizó a cinco jugadores distintos en cinco jornadas para suplir la baja por lesión del '16' albinegro: Carlos Sánchez, Alarcón, Luis Muñoz, Embaló e Isak Jansson. Esto en parte no fue culpa del exentrenador del Cartagena, pues la plantilla se cerró sin el fichaje de un segundo lateral diestro, que se ha visto lo necesario que era. Belmonte y Breis no invirtieron en un recambio,tal vez por las malas experiencias del pasado con Buffarini y Miguelón.

Ahora, Iván Calero es uno de los abanderados del cambio. Sus cualidades como lateral de largo recorrido fueron un arma muy empleada en Lezama, al aportar verticalidad, desborde y protagonizar las mejores ocasiones del partido. De las botas del '16' nació un centro que a punto estuvo de cabecear Ortuño, así como otro que terminó con el disparo al palo de Luis Muñoz. Antes pudo establecer él mismo el 0-1 con un potente disparo al larguero. El equipo necesita esa versión de Calero, indiscutible y fundamental la temporada pasada.

El que llamó a la puerta de la titularidad fue Isak Jansson, con una actuación destacada frente al Amorebieta. El sueco es esta temporada un jugador menos atenazado y mucho más atrevido para encarar y percutir. Su perfil lo utilizó Calero para contragolpear, avanzar metros y pisar el área. De una bonita jugada del sueco nació el gol anulado a Embaló por claro fuera de juego. Si las lesiones le siguen respetando, lo normal es que Isak Jansson tenga su sitio en el equipo como extremo, con algo más de libertad de movimientos y un punto más de compromiso defensivo que con Luis Carrión el curso anterior. De momento es bastante regular y es una de las notas más positivas de este mal inicio de temporada. Veremos si definitivamente este es el año de su despegue.

La llegada del nuevo entrenador supone empezar de cero para toda la plantilla. Cualquiera puede ganarse un sitio en el once. En la actualidad, el centrocampista Héctor Hevel es el único que ha sido titular en las ocho jornadas ligueras, evidencia de la grandes rotaciones que hacía Sánchez del Amo en el equipo. Esta vez, Calero apunta a dar toda la responsabilidad del equipo a los pesos pesados.

En Lezama, de hecho, no jugaron ni un minuto los veinteañeros Lautaro de León, Jony Álamo e Iván Ayllón, estos dos últimos indiscutibles en el once hasta la llegada de Calero. «Me voy a apoyar en los veteranos, que nos vendrá bien su experiencia», avisó el técnico de Parla en su presentación. Dicho y hecho a la primera ocasión que ha tenido.

Ni una semana ha tardado Julián Calero en rehabilitar a Mikel Rico, un futbolista muy importante dentro del vestuario albinegro pero que fue desterrado a las primeras de cambio por el exentrenador Víctor Sánchez del Amo. El medio vasco jugó en Lezama casi dos meses después de la última vez, cuando disputó 25 minutos en el estreno liguero contra el Eldense, a mediados de agosto.

Hasta el pasado domingo, Mikel Rico estaba olvidado, totalmente fuera de los planes del anterior cuerpo técnico y adelantado, incluso, por los futbolistas del filial Jony Álamo y Djaka. De hecho, en la mayoría de partidos ni siquiera salió a calentar en las segundas partes.

Todo cambió hace una semana, con la llegada de Julián Calero al banquillo albinegro. El nuevo entrenador saludó con especial cariño al medio vasco de 38 años, al día siguiente le sacó una sonrisa (abrazo incluido) en el entrenamiento y el pasado domingo le dio los últimos 25 minutos contra el Amorebieta para rehabilitarlo poco a poco. En Lezama, de paso, se llevó la ovación del público por su pasado en el Athletic.