Un reencuentro entre mascarillas, guantes y saludos con el codo

A las 9 de la mañana arrancó el desfile. El primero en llegar a las instalaciones de la clínica cartagenera fue Sívori, segundo entrenador del equipo, e inmediatamente asomó Borja Jiménez, técnico principal. El abulense, enfundado con una mascarilla customizada de uno de los patrocinadores del club, estaba contento; su hábitat natural es el fútbol y eso se notó en su actitud. «Las peluquerías ya están abiertas», vaciló el entrenador tras ver la descuidada imagen de alguno de los integrantes de su cuerpo técnico. «He pasado la cuarenta solo con mi gato», añadió el preparador. Y tras un pequeño corrillo, siempre manteniendo la distancia de seguridad, comenzaron a entrar.

El primero fue el propio Jiménez, a quien le tomaron la temperatura, le hicieron desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico y ya fue acompañado hasta la segunda planta del hospital, donde le esperaban los médicos para el pertinente estudio. Tras él fueron pasando el resto de sus ayudantes. En poco más de 45 minutos, el cuerpo técnico estaba servido.

Tras ellos, el turno era para los jugadores. Marc Martínez fue el más madrugador. Estaba citado a las 10 de la mañana pero se adelantó en su llegada 35 minutos porque, según el propio futbolista confesó, «estaba harto de estar en casa». El arquero tuvo que esperar unos minutos. En ese tiempo, recogió de la furgoneta de Pedro Arango, utillero del equipo, una bolsa que contenía la ropa de entrenamiento y las botas, material que se van a tener que lavar cada uno en su hogar, una de las medidas de seguridad que tienen que adoptar los clubes.

Poco a poco fueron llegando el resto de miembros de la plantilla del Efesé. Sergio Ayala, Andújar, Forniés, Carlos David... La casualidad quiso que los primeros en comparecer por las instalaciones sanitarias fueran los defensas, luego el centro del campo y los últimos, los delanteros, todos acudiendo de forma escalonada y citados a distinta hora. Uno tras otro fueron pasando por las diferentes consultas que habilitó el Virgen de la Caridad para la ocasión: en una se tomó la tensión, en otra se les extraía sangre, en la siguiente se le hacían varias preguntas y por último un electrocardiograma y una placa de tórax. Lo que viene siendo un completo. En cuanto a los resultados de los test del coronavirus, los tendrán hoy.

Pero en esta vuelta a empezar, además del ritual repetido una y otra vez a lo largo de la mañana de saludos con el codo y preguntarse qué tal, también hubo otro denominador común: las ganas de volver, algo que expresaron en sucesivas ocasiones varios jugadores. «Se me ha hecho demasiado largo», apuntó Cordero. Y no es para menos. Tras casi dos meses y medio solo saludándose por Zoom, la aplicación de ordenador y móvil utilizada para los entrenamientos realizados durante el encierro, por fin, el Cartagena echa a rodar. Cada vez, la final para el Efesé, está más cerca, si Sanidad lo permite.