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Chus Hevia, el gran protagonista del partido, dispara a puerta en una jugada del segundo tiempo.
Chus Hevia será Michu
CRÓNICA

Chus Hevia será Michu

El asturiano, un gran talento por descubrir, da por fin tres puntos a un Cartagena aliviado

Francisco J. Moya

Lunes, 10 de noviembre 2014, 10:13

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La fabulosa zurda de Chus Hevia es un oasis en el actual desierto albinegro, un escenario desenfocado, vulgar y tosco. No hay patrón. No hay una base sólida. No es un conjunto armonioso este Cartagena de Julio Ribas. Y, por consiguiente, nos encontramos con un equipo que cada domingo es inferior a su rival. Así las cosas, los 14 puntos que ahora mismo suma el Efesé se pueden considerar hasta excepcionales. Tendría que llevar 20, como mínimo, y estar luchando con el Cádiz y con el Jaén en la zona de promoción de ascenso, cerca del imparable líder UCAM. Ese debería ser su sitio, por plantilla, presupuesto, historia, afición y aspiraciones. Pero lleva 14. Y gracias.

Porque si las cosas no se hacen bien, es imposible que salgan bien. No pueden salir bien. Y en este Cartagena que ahora quiere reinventarse (a base de palos también se aprende) se han cometido tantos errores en los últimos meses que hacen que esos 14 puntos que ahora hay en el zurrón sean un botín respetable. Las cosas no han cambiado de un día para otro. Al contrario, el equipo de Ribas, ayer representado por Domingo Cáceres en la zona técnica, cometió un montón de fallos ante la Balompédica Linense, 'jugona' y descarada, y estuvo más cerca de perder que de ganar. Como hace dos semanas ante el filial del Almería, el Cartagena fue sometido durante todo el primer tiempo por un contrario ambicioso, atrevido y vertical. Otra vez, contó con las apariciones salvadoras de su portero Limones.

Y en esta ocasión, por fin, pudo disfrutar de la mejor versión de Chus Hevia, ese delantero agreste y selvático que lleva meses (no semanas, meses) llamando a la puerta de la titularidad. Ha tenido que llegar noviembre para que Ribas y sus colaboradores se den cuenta de que el asturiano tiene que jugar siempre de titular. Y debe hacerlo en posiciones centradas, cerca de la portería, donde el chico es un peligro constante. Su zurda es oro. Y quiere comerse el mundo. Si le dejan, será el nuevo Michu. El muchacho, un talento por pulir, tiene muchas cosas que recuerdan a su paisano, internacional absoluto que triunfó en el Swansea y ahora milita en el Nápoles. Él tiene que poner de su parte también. La cabecita, a vaces, le juega malas pasadas. Pero es un ciclón, titularísimo claro en este Efesé.

Marcó tocado

El final del partido de ayer fue tremendo. Chus Hevia soltó un zurdazo a las nubes, cuando debió pasar a Ribas, y se hizo daño cuando chutó. Pidió el cambio y en el banquillo local tardaron un mundo en avisar a Pallarés. En esos dos minutos y medio que tardó Pallarés en aparecer por la zona de sustituciones, a Chus Hevia, medio cojo, le dio tiempo de buscar el gol dos veces más. Y a la segunda, tuvo premio. La jugada del 2-1, un contragolpe en el que volvió a demostrarse lo importante que es Gato cuando solo juega los últimos 25 minutos, dejó muy claro que este Efesé está preparado para todo. Solo necesita un gobierno. Le falta un entrenador que sea capaz de aplicar un método. Debe llegar alguien que esté cerca de los futbolistas y sepa poner sus conocimientos al servicio de un vestuario perdido. Alguien que traiga paz.

Porque, por fin, el Cartagena sumó tres puntos como local. Y eso es maravilloso. Puso fin a una racha nefasta y que iba camino de arruinar todo lo que queda de ejercicio. Todavía hay un mundo por delante. La celebración de la victoria, en el campo, el banquillo, el palco y la grada, evidenció las ganas que todos teníamos de festejar algo. Pero si los árboles nos impiden ver el bosque, el triunfo de ayer se convertirá mañana en una derrota segura.

El equipo de Ribas fue un desastre en una primera mitad en la que solo se sostuvo gracias a Limones. Fall y Canario por el centro y Juampe por la derecha destrozaron a un Cartagena muy defensivo e incapaz de jugar a algo. Las mejores oportunidades fueron para la Balompédica Linense. Las más claras las tuvieron Fall, con un latigazo que Limones desvió a córner con una estirada bestial, y Juampe, con otro zurdazo desde el borde del área que Limones se quitó de encima con los puños.

El Cartagena llegó una vez y marcó. Máxima efectividad. Fue en una acción iniciada por Germán desde la izquierda y que acabó con el balón botando al borde del área, tras una dejada de Arcas con la cabeza. Prosi, el otro asturiano que quiere reivindicarse en este Efesé, soltó un zurdazo seco e inesperado que sorprendió a Mateo. Pero el 1-0 no mejoró al Cartagena. Al contrario, los locales dieron dos pasos más hacia atrás y se encerraron en su parcela, algo que no evitó que empatara Canario, tras un error infantil del canterano Sergio Jiménez. El delantero de la Balona se aprovechó también de la pasividad de un horrible Robusté.

Lo mejor que le pudo pasar al Cartagena es que se llegara al descanso con empate a uno, ya que el nivel del equipo volvió a estar por debajo de lo esperado. Las cosas mejoraron en el segundo acto. Aunque la Balona siguió tocando y llegando, Tarantino se creció y lideró una zaga que poco a poco fue imponiéndose al ataque gaditano.

La entrada en el campo de Luque le dio criterio al Efesé. Y la de Gato, velocidad y desborde. No es que los de Ribas sometieran al rival, pero al menos se metieron en el partido. Y Chus Hevia, aire fresco en una delantera plana, sin regate y sin remate, avisó dos veces. A la tercera, no falló. La grada explotó de alegría. En el palco respiraron aliviados. Y en el campo se notó que los futbolistas locales se quitaron, por fin, una pesada carga de encima.

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