Muere a los 65 años Juanito, el aficionado más popular del Efesé
Con su bombo y su tambor, fue el seguidor más ruidoso del estadio Cartagonova, que ahora queda huérfano tras su fallecimiento
No había ni un solo aficionado tan popular como él en el estadio Cartagonova. Era la versión albinegra de Manolo el del Bombo. Se llamaba Juan Jesús Sánchez Ayala y siempre vivió en el barrio de San Ginés. Pero en el estadio todos le llamaban Juanito. Desde 2009, tras el ascenso en Alcoy que cambió para siempre la historia del fútbol local, se acostumbró a ir al campo con una trompeta y un bombo y no paraba de animar al Efesé durante los 90 minutos de cada partido desde su localidad en el fondo sur alto, siendo el miembro más activo y popular de la peña La Atalaya. Siempre fue inasequible al desaliento, en los buenos y en los malos momentos.
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Hace unos meses le detectaron un cáncer de páncreas y este sábado, en la previa del encuentro que su equipo del alma iba a disputar en la Nova Creu Alta de Sabadell, la Federación de Peñas del FC Cartagena confirmó la noticia que nadie quería escuchar pero todos sus allegados ya esperaban: Juanito ha muerto.
A los 65 años y solo seis meses después de jubilarse de su trabajo de toda la vida (fue uno de los taquilleros de RENFE en la estación de tren de Cartagena), Juanito murió a primera hora de este sábado y su cuerpo será velado en el tanatorio Estavesa. Las muestras de condolencias y afecto se sucedieron durante toda la jornada en redes sociales, destacando el mensaje del club, que a buen seguro le rendirá tributo el próximo domingo en la previa del encuentro ante el Hércules.
El fondo sur del Cartagonova queda huérfano con su muerte. Lloviera, tronara, hiciera frío o hiciera calor, ahí está siempre Juanito. Ganara o perdiera el equipo, su bombo no paró nunca de sonar. Antes de que llegara la pandemia combinaba trompeta y tambor. Después, debido al protocolo anti-Covid, no podía bajarse la mascarilla ni tocar el pito. Pero llevó de adorno, al igual que un collar de ajos que siempre portaba para ahuyentar a la mala suerte. Al irse la pandemia, volvió a sus orígenes, imponiéndose incluso a los que se quejaban del ruido que hacía e incluso llegaron a pedir al club que le prohibiera tocar el pito. Él siguió a lo suyo y solo la enfermedad lo frenó. Vio bajar a su equipo en junio, pero esta temporada ya no pudo acudir al estadio debido a su delicado estado de salud.
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