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El capitán Cordero se abraza a Paco Belmonte, en la sala de prensa del estadio.

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El capitán Cordero se abraza a Paco Belmonte, en la sala de prensa del estadio. Antonio Gil / AGM

Juerga hasta el amanecer en Marbella

Muchos jugadores se acostaron con el sol fuera tras una divertida fiesta en una selecta discoteca de la Milla de Oro marbellí, en la que hubo sushi, risotto, pulpo y mucha cerveza

Martes, 21 de julio 2020, 00:41

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El abrazo entre Paco Belmonte y el sevillano Miguel Ángel Cordero, capitán y único superviviente en la plantilla de la tragedia de Majadahonda, fue la última imagen emotiva que vimos en La Rosaleda, donde en unos minutos para la posteridad muchos lloraron como magdalenas. En esta ocasión, de pura alegría. De emoción. Lágrimas para soltar lastre tras unos meses muy duros. Todo lo que vino después, ya bien entrada la madrugada del lunes, fue juerga, cachondeo y risas garantizadas para un grupo de futbolistas que ya tienen su hueco en la historia del fútbol local.

La expedición abandonó el estadio del Málaga pasadas las dos de la mañana. En la puerta todavía aguardaban una treintena de seguidores albinegros. Alguno cazó un selfi con Vinicius Tanque, que salió un momento a saludar a su agente, Felipe Melo. Y poco más. La fiesta tuvo lugar en la discoteca Momento, situada en la Milla de Oro de Marbella, a 45 minutos en coche de La Rosaleda.

Varios jugadores interrumpen y calan de agua al técnico, Borja Jiménez, durante su comparecencia ante los periodistas. Antonio Gil / AGM

Paco Belmonte, acompañado de su pareja Ana García Salvago, de su hermano Mariano y de los empresarios Salva Bernal (Talasur) y José Luis Castellano (Inmohogares), llegó unos minutos antes de las tres. José María Ferrer y Puri García (Virgen de la Caridad) también estaban en el grupo. Un cuarto de hora más tarde llegó el autocar con los jugadores. Algunos que pasaron por el hotel a ducharse y cambiarse de ropa, como Johannesson, Vinicius Tanque y William, se retrasaron un poco más.

Así, la cena –servida en una lujosa terraza exterior de la selecta discoteca marbellí– comenzó alrededor de las tres y media de la madrugada. Ensalada de aguacates, pulpo al horno, sushi con soja texturizada y un delicioso risotto, que gustó mucho a la nutricionista del club Lorena Luján, fueron los entrantes. El plato fuerte, entrecot de ternera, servido ya a esa hora en la que los clientes más fiesteros están pidiendo un taxi para volver a casa a dormir. Dio lo mismo. Las circunstancias mandaban y los chicos de Borja Jiménez, al igual que en el terreno de juego a lo largo de toda la temporada, se adaptaron a ellas. Borja, de broma, le pedía un aumento de suelto a Belmonte.

William repitió sobre un murete su pisada de balón ante Peris y Verza y Forniés 'mandaron' a Elady al Burgos

Ayudaron la cerveza y el vino tinto de Ribera del Duero. Pronto empezaron las bromas. Y la voz cantante, de un modo sorprendente, la llevó el oriolano Verza. Se subió a su mesa y ondeando una servilleta entonó. «¡Vete al Burgos, Elady vete al Burgos!». Y todos sus compañeros, incluido el propio Elady, le siguieron. Carcajadas. «¡Paco, ponle un lazo y para el Burgos. Pero ya!», gritó Forniés, otro de los más bulliciosos. «¡Córtate el pelo, Cordero córtate el pelo!», fue el siguiente himno que arrancó Verza.

Jovanovic, doble prima

Quisieron Verza y Marc Martínez que dijera unas palabras el serbio Jovanovic, quien no termina de aclararse con el castellano. No se animó y todos empezaron a cantarle «¡doblete, doblete!». Y es que el joven ariete balcánico, que apenas ha entrado en los planes de Borja Jiménez, va a cobrar la prima de ascenso del Cartagena y también la del Cádiz, su club. «¡Sube la prima, Belmonte sube la prima!» fue otro de los cánticos recurrentes a lo largo de toda la noche. Es un clásico en ascensos.

Futbolistas albinegros entrando a la discoteca Momento, en Marbella. Antonio Gil / AGM

Verza, Elady, Forniés, José Ángel Jurado, Caballero y Marc Martínez, los más activos, tuvieron para todo el mundo. No se libró Salva Bernal, de Talasur. Ni Pecis, el 'chico de los carteles'. El que se llevó la palma, no obstante, fue el delegado Simón Ruiz, quien fue derribado por Santi Jara en la carrera de todos los que estaban en el banquillo hasta el córner, para abrazar a Marc Martínez tras detener el último penalti de la tanda. Jorge Velázquez, periodista de 7TV, compartió el vídeo y el cachondeo fue tremendo. La caída de Simón, que aterrizó sobre el césped a toda velocidad, fue ciertamente cómica.

Apenas hubo discursos. El de Belmonte, muy rápido, fue para recordarle a los jugadores que estaba «todo pagado» y que disfrutaran de la velada, ya que «sois cojonudos y os habéis merecido esto». El capitán Cordero, siempre con una sonrisa, no quiso hablar. Pero entró a todas las bromas. El asturiano Diegui Johannesson se arrancó a cantar por Melendi, por aquello del paisanaje.

Verza y Cordero posan en la puerta de la discoteca. Antonio Gil / AGM

Y el brasileño William de Camargo, ya pasadas las seis de la mañana, repitió sobre un fino murete el gesto de subir los dos pies encima de la pelota, ese que dejó con la boca abierta en la primera parte del encuentro a su marcador, Peris, y a todo el mundo. En la discoteca, donde estaba prohibido hacer fotos y todas las cámaras de los móviles fueron tapadas con un precinto por «norma de la casa», William hizo que se caía encima de Lucas de Vega, uno de los más cortados, junto a Carrasquilla y Álex Martín.

Las luces de la discoteca se encendieron, varios miles de euros se quedaron en la caja de Momento y a muchos futbolistas, camino del hotel, les sorprendió el amanecer. Será difícil que olviden alguna vez el 19 de julio de 2020. Y lo que vino después.

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