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Martes, 16 de abril 2019, 22:38
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Esta historia es un regalo de José Luis Belda, quien fuera presidente del Cartagena Fútbol Club entre 1990 y 1993. No ha hecho falta recurrir a ninguna otra fuente ni bucear demasiado en la hemeroteca, ya que él mismo la contó recientemente, con profusión de detalles, en una de las mesas redondas del Congreso del centenario del club de José Gómez Meseguer, celebrado en el campus de la UCAM en Los Dolores. Ocurrió el 30 de diciembre de 1990, en Palma de Mallorca. Y acabó con el entrenador cordobés Paco Parreño en la calle, tras un periplo de 56 partidos en el banquillo albinegro.
«Estábamos en la puerta de un campito pequeño, de césped artificial. Y una hora antes del partido empezaron a llegar críos muy jóvenes en bicicleta. Le pregunté a Florentino Manzano [su vicepresidente y mano derecha] quiénes eran. Me contestó que eran contra los que íbamos a jugar, los futbolistas del Mallorca B. Parecían niños. Y lo eran. Nos metieron un meneo increíble. Y eso que nosotros llevábamos un equipazo, con Boria, Naixes, Brau y Cordero. Nos clavaron cinco [Belda se confundió, ya que el resultado de aquel partido jugado en el campo municipal Miguel Nadal fue de 3-0]. Es uno de los partidos en los que más vergüenza he pasado en el palco», contó.
El choque acabó como el rosario de la aurora, con el Efesé jugando con siete hombres. Porque el árbitro, el catalán Uzcudun Gómez, expulsó a cuatro futbolistas visitantes. Palomeque vio la roja en el minuto 55 por una dura entrada a un contrario. Paco Sánchez siguió el mismo camino nueve minutos más tarde, al derribar a Fabián y cortar una manfiesta ocasión de gol. Lo mismo le pasó al meta Raudona, en el minuto 78, cuando salió de su área y derribó al local Zamora. Antes, en el 69, el albinegro Cortés también se había a la calle por una patada a destiempo al mallorquinista Torres.
En los últimos doce minutos, con Alfonso lesionado y siendo atendido en la banda, el centrocampista José Ramón Egea tuvo que ponerse la camiseta de portero. Solo recibió un gol y lo cierto es que el 3-0 se quedó corto. Los de casa, con cuatro hombres más, levantaron el pie y no quisieron hacer más sangre. «Fue una humillación. Saqué a Parreño del vestuario y me lo llevé al centro del campo. Delante de todos los periodistas que nos veían desde la banda, le dije que entrara en la sala de prensa y dimitiera. Si no lo hacía, lo echaba yo e iba a ser mucho peor. Y dimitió», recordó Belda en la UCAM.
Un mes antes, el Cartagena había encajado una sonrojante goleada (0-4) en el Cartagonova, a manos del Alzira. Y desde entonces estaba sentenciado Parreño, quien antes había dirigido a Alcoyano y Nástic y después entrenó a Córdoba, Mensajero, Avilés, Águilas, Talavera y Alcorcón. En 2017, tras mucho tiempo alejado del fútbol, volvió al Avilés, en Tercera, para las tres últimas jornadas y el 'playoff' de ascenso. No subió y anunció su retirada definitiva. En los 70 había sido portero de Hércules, Espanyol, Rayo Vallecano, Alcoyano y Recreativo.
Aquella derrota en Mallorca también tuvo miga en lo referente al postpartido. «Tenía buena relación con la directiva del Real Club Náutico de Palma, estuve allí cenando la noche anterior y reservé el salón principal para comer con toda la plantilla [menú de gala, cóctel de gambas incluido] y el cuerpo técnico después del partido. Al día siguiente era Nochevieja. Pero estaba tan enfadado que los dejé a todos fuera, en el autobús. Ninguno entró al salón. Comimos solo los directivos, con los periodistas de Cartagena que habían viajado a cubrir el partido», rememoró Belda.
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