No nos moverán
Análisis ·
La victoria de Paco Belmonte es pírrica, pero es una victoria al fin y al cabo; el presidente ha jugado bien sus cartas y ha resistido cuando parecía imposible que saliera de este pozoAlos puntos. Y por desgaste. Así ha logrado este triunfo Paco Belmonte, todavía presidente del FC Cartagena. Es una victoria pírrica, pero es una victoria ... al fin y al cabo. Él, un tipo hábil, capacitado y muy inteligente, ha jugado bien sus cartas y ha resistido cuando parecía imposible que saliera de este pozo. Lo ha conseguido a su manera, claro. Con las cartas marcadas y con todo a su favor, porque realmente en el FC Cartagena siempre se ha hecho lo que él ha querido desde 2015. Y él quería seguir, contra viento y marea, agarrado a una forma de entender la vida (y el poder) que le dio muchas alegrías en el pasado y disgustos en el presente.
La empresa no es suya, pero a estas alturas de la película eso da lo mismo. Porque él y el dueño de la empresa, nuestro vecino Felipe Moreno, operan como si fuera de Belmonte. Y eso es lo que cuenta. Tenían ofertas para vender y desaparecer para siempre del mapa albinegro, pero no era lo que querían. Buscaban otra cosa, se juntaron un par de veces a comer, se acordaron de los viejos tiempos e ideraron una solución que era buena para los dos. Ya veremos si también lo es para el club. No es una venta, sino un trampantojo, pero a estas alturas de la película eso también da lo mismo.
Del submarino albinegro no nos moverán. Ese sería el título ideal para esta canción de verano que durante semanas parecía que nunca iba a ver la luz. Pero finalmente salió y desde entonces hemos entrado en una vorágine de acontecimientos que nos llevan al punto de salida: Belmonte gana, Belmonte sigue, Belmonte manda. Visto lo visto, soy de los que piensan que esto nos lo podíamos haber ahorrado. Era innecesario. Belmonte podría haber seguido igual, sin montar toda esta operación de maquillaje que a la larga solo puede empeorar las cosas: más gente, más sueldos, más gastos y más posibilidades de surjan guerras de egos que el club no necesita.
Belmonte debería estar agradecido y, sin embargo, se comporta como si el cartagenerismo le debiera algo a él
Belmonte sabe lo que lleva entre manos. Conoce perfectamente el negocio y ninguno de los que han venido con Arribas (empezando por el propio Arribas) están más preparados que él. El problema con Belmonte es otro. Es un asunto de relación desgastada y de camino hacia ninguna parte. El suyo es un caso digno de estudio, ya que debería estar agradecido por todo lo que Cartagena le ha dado y, sin embargo, uno siempre tiene la sensación de que se comporta como si Cartagena le debiera algo a él.
El todavía presidente está preparado para sacar al club del hoyo en el que él mismo lo ha metido. Él no habla y quizás es lo mejor, porque uno escucha a su escudero, Manuel Sánchez Breis, y casi pide que acaben ya las presentaciones de jugadores. Cuando el aún director deportivo se relaja y dice realmente lo que piensa delante de los micrófonos suele crecer esa percepción de que parece que ellos nos están haciendo un favor y que los demás somos unos desagradecidos.
«No sé cómo hemos hecho para volver a ilusionarnos de nuevo y ponernos a preparar este proyecto», soltó Sánchez Breis en la presentación de Javi Rey. «Hablaba con Sivori este verano y le dije que hasta el descenso nos ha podido venir bien para reciclarnos como club. En Segunda éramos el patito feo. En Primera RFEF, ahora, somos un club referente», apuntó el jueves ante Calderón, Iván Martínez y Perejón.
¿Y la afición? ¿Qué tiene que hacer? La crisis ha sido de tal magnitud que tendrán que pasar meses para que las heridas cicatricen, pero sinceramente nunca he entendido ese llamamiento de las peñas a no abonarse. El aficionado que paga un carné y sigue a su equipo lo hace movido por el amor a unos colores y no concibo otra forma de luchar por tu club que renovando tu abono y luchando por él desde dentro de manera activa. Es lo que hacen en el Valencia de Lim, en el Sevilla de Del Nido y en el Rayo de Presa.
No pretendo dar lecciones, pero en mi opinión no hay debate: lo que procede es abonarse en masa y llenar el Cartagonova. Se puede estar en contra de la directiva y protestar contra ella. Pero se pierde legitimidad si se hace desde fuera y sin hacer lo único que está en tu mano: abonarte. Eso es lo que puede hacer el aficionado. Es, además, lo correcto, lo oportuno, lo necesario y lo urgente.
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