Javi Rey, un Julián Calero a la gallega
Ambos vienen del barro, tienen un discurso parecido y saben gestionar el grupo y motivar al vestuario como pocos
Lo mejor que le podía pasar a este Cartagena de entreguerras era encontrar a un entrenador del perfil de Javi Rey. El técnico gallego, que ... el curso pasado se quedó a un solo gol de ascender a Segunda con la Ponferradina y en 2023 subió a Primera RFEF con el modesto Arenteiro, es uno de los que más futuro tiene en esta división de bronce que siempre ha sido un buen trampolín hacia el fútbol profesional. Sergi Guilló (del Mérida al Huesca), Fran Justo (del Algeciras al Mirandés) o Alberto González (del Linares y Betis Deportivo al Albacete) son los últimos ejemplos de ello, al margen de los recién ascendidos José Juan Romero (Ceuta) y Raúl Llona (Cultural Leonesa) o de un Iván Ania que dio el salto el año anterior con el Córdoba.
Si echamos un vistazo a la historia reciente del banquillo albinegro nos encontramos con bastantes entrenadores que usaron al Efesé como lanzadera para llegar a la élite. Juan Ignacio Martínez, Paco Jémez, Pacheta, Luis García Tevenet, Borja Jiménez, Luis Carrión y Julián Calero son los casos más evidentes. En este último me quiero detener hoy, ya que con todas las diferencias que existen entre él y Javi Rey en el apartado táctico tengo la sensación de que Manuel Sánchez Breis, todavía director deportivo del Efesé, ha elegido a un perfil de entrenador muy parecido a un Calero que acaba de debutar en Primera División. Ambos vienen del barro, los dos tienen un discurso parecido y sus fortalezas (gestión de grupo, determinación y capacidad para motivar al vestuario) son similares.
Esta semana he leído una entrevista en 'Coaches Voice' al actual entrenador del Levante, en la que repasa toda su trayectoria en el fútbol y, lógicamente, se detiene en su corta pero intensa aventura en el Cartagena. Repite cosas que ya habíamos escuchado sobre aquel milagro que obró en el banquillo albinegro, pero también aporta esta vez algunos matices novedosos. «La dificultad fue máxima cuando llegamos, con el equipo colista y en una dinámica muy negativa. Lo más difícil de esas situaciones es cambiar la dinámica, porque cuando fichas por un equipo, como digo, siempre veo la parte positiva: la plantilla, las posibilidades que tienes, el calendario y el contexto en general. Yo analicé todo eso, pero, una vez dentro, hubo cosas que no eran como pensaba», confiesa un Calero que, a pesar de que las cosas terminaron de la mejor manera, tuvo muy claro en todo momento que no iba a renovar con el Cartagena.
Ves a su equipo y sabes que está trabajado, que tiene una idea y que los futbolistas van a muerte con ella
Él, como muchos de los que estaban en ese vestuario, entendieron rápidamente que acababan de salvar un 'match-ball', pero que no se daban las condiciones para poder construir algo sólido y duradero después de ese milagro deportivo. Y enseguida, con el lamentable mercado de fichajes perpetrado el pasado verano y el desastroso inicio de temporada con Abelardo, se cumplieron los peores presagios. El Cartagena de Calero solo consiguió retrasar un año un hundimiento que finalmente llegó. Y de qué manera.
Por tanto, repito que a este nuevo proyecto, en el que vuelven a suceder cosas que realmente no son como pensábamos, le viene como anillo al dedo la figura de Javi Rey, un tipo que domina el vestuario, controla todo lo que sucede alrededor del equipo y, además, es empático y tiene una enorme capacidad de adaptación. Su casa está a mil kilómetros de aquí y jamás había entrenado en el sur. De hecho, su primera experiencia fuera de casa la tuvo el año pasado en Ponferrada. Sin embargo, en muy poco tiempo ha entendido el terreno que está pisando y está siendo capaz de conectar con el entorno. A la gente le gusta escuchar al entrenador, porque el entrenador es coherente. Dice cosas lógicas y siempre tiene un guiño con la afición. Motiva de puertas hacia dentro y de puertas hacia afuera, como hacía Calero. Y eso, en este contexto actual, es importantísimo.
Luego está el equipo, claro. Poque podemos dar mil vueltas a todo, pero al final lo único que importa es que las cosas vayan bien en el campo. Con estilos distintos y propuestas que no se parecen en nada, a Javi Rey le pasa lo mismo que a Julián Calero: ves a su equipo y sabes que está trabajado, que tiene una idea y que los futbolistas van a muerte con ella. A esto, por tanto, hay que agarrarse. Para que las cosas que no son como pensábamos alguna vez puedan serlo es fundamental que todo fluya en el terreno de juego. Y, de momento, Javi Rey está logrando que fluyan.
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