La entrada de Arribas se resiente con el adiós de Víctor Alonso, su mano derecha
El director general se cansa de esperar a la venta, deja el cargo al no poder ejercer sus funciones con el club completamente parado y abre la puerta a volver si todo se aclara
Sigue el descenso hacia los infiernos en el FC Cartagena. La crisis abierta en los últimos meses con el proceso de compraventa del club, ... que ni ha concluido ni se ha explicado bien en ningún momento, vivió ayer un nuevo capítulo. Y ciertamente inesperado. El Efesé anunció en un comunicado enviado sobre las 14.00 horas que Víctor Alonso, quien iba a ejercer de director general en esta nueva etapa, presenta su dimisión y descarta entrar a trabajar en el club. Lo deja antes de empezar, en realidad, algo que define a la perfección la esperpéntica situación que se vive en la entidad en estos momentos.
En la nota, la entidad albinegra se refiere a Víctor Alonso como director general. Pero lo cierto es que nunca fue nombrado a efectos legales como tal porque el Consejo de Administración lo formaban y lo forman en la actualidad Belmonte, su hermano Mariano y Breis. De hecho, en redes sociales y en actos oficiales (como el del patrocinio de la Comunidad Autónoma, en San Esteban), el club siempre se ha dirigido a Víctor Alonso por su nombre sin especificar cargo alguno.
El ex del Real Murcia cree que ahora mismo no se dan las condiciones para gestionar el club y ocupar un cargo con mucha responsabilidad legal
Además, Alonso jamás tuvo libertad total para tomar decisiones, ya que entre julio y octubre su figura siempre quedó opacada por la de Paco Belmonte, la persona que siempre tuvo la última palabra. Todas las decisiones debían ser consensuadas y aprobadas entre todas las partes. Así, el pasado 15 de octubre el director general abandonó las oficinas del Cartagonova. Ya en ese momento sopesó seriamente plantarse y dimitir, en vistas de que ni el proceso de compraventa avanzaba ni era posible gestionar el club de esa manera.
Alonso, ex del Real Murcia y el Racing de Santander, aguantó entonces porque Arribas aceleró las negociaciones y fijó para el 30 de octubre el ultimátum para cerrarlo todo. Todas las partes (Belmonte, Felipe Moreno y Arribas) acordaron esa misma mañana los términos y condiciones de la compraventa a falta de una firma que llegaría a lo largo de esa jornada. En las «próximas horas» estaría estampada.
Pasó el jueves, el viernes por la mañana se despidieron Belmonte, Breis y Sívori de la plantilla como evidencia de su inminente adiós y por la noche, según la versión de la parte compradora, Duino Inversiones modificó notablemente los términos y condiciones del contrato. Arribas se enfadó, lanzó un incendiario comunicado a tres horas del importante partido contra el Villarreal B tildando los cambios de «despropósito» y todo lo avanzado el jueves saltó por los aires.
Este nuevo regreso a la casilla de salida ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Víctor Alonso, quien entiende que éticamente ni puede seguir así ni ocupar un puesto de trabajo para el que no puede ejercer con plenos poderes ni garantías. Según la parte compradora hay que inyectar dinero para asumir deudas a Hacienda, Seguridad Social, proveedores y a final de mes pagar los salarios de la plantilla. Y que sin desatascar la compraventa, no hay dinero ni forma de gestionar el día a día.
Muchos frentes abiertos
Por lo tanto, Alonso entiende que no se dan las condiciones para asumir una gestión. El director general, según otras fuentes consultadas por LA VERDAD, entiende que hasta que el proceso de compraventa no se resuelva «éticamente no ve apropiado estar cobrando sin poder trabajar». Ahora mismo no hay nada firmado y el ex del Real Murcia sabe que no existe un contexto para ejercer sus funciones en un puesto que es de alta responsabilidad legal, al tener que tratar asuntos de relevancia con estamentos oficiales y empresas.
La dimisión del ya exdirector general, sin embargo, no es totalmente definitiva. Alonso ha dejado claro en sus círculos más cercanos que deja la puerta abierta a regresar si Arribas resuelve la compraventa, se hace con el control del Cartagena y la actual parálisis institucional queda desbloqueada definitivamente. Otras fuentes lo interpretan como una medida para ejercer presión en el proceso, un tira y afloja.
Sea como fuere, la entrada de Arribas en el Efesé se resiente al quedarse sin su mano derecha en todo este proceso y de una forma tan inesperada, prácticamente de la noche a la mañana. Que el director general se marche podría ser indicativo de que el acuerdo para cerrar la compraventa va para largo y podría demorarse más en el tiempo, al ser un sin sentido renunciar ahora si las posturas fueran próximas.
Arribas no tira la toalla y se mantiene firme en su idea de entrar exclusivamente bajo las condiciones pactadas el pasado jueves. La parte compradora reiteró ayer a preguntas de este diario que no moverá «ni una sola coma» de ese documento, que entienden además que tiene el visto bueno del Consejo de Administración (Belmonte y Breis), pues se despidió de la plantilla el viernes; pero no de la otra parte de la propiedad (Felipe Moreno).
Ahora mismo el club está en desgobierno. Belmonte comunicó a los futbolistas que se iba, pero de momento no puede irse y tendría que dar marcha atrás, volver a ponerse delante de los futbolistas y explicarles que esta loca sucesión de acontecimientos les tiene de regreso cuando ya se veían completamente del club fuera. Igualmente, la entidad funciona en su día a día con la mayor normalidad posible, los empleados cobraron la mensualidad de octubre y todo funciona sin cambios, desde las oficinas y la tienda hasta el equipo, solo que sin un una dirección al mando que se ocupe de dar pasos pensando en el medio y largo plazo del proyecto.
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