Otro drama defensivo en Zorrilla
Marc Martínez evita una goleada al final en un partido que el Efesé arrancó bien, pero en el que se hundió por sus errores atrás
Durante la semana se puso en valor el hecho de que Marc Martínez, meta del Cartagena, sea el portero de Segunda que más paradas hace. ... El dato habla muy bien de la estupenda temporada que está cuajando el héroe del ascenso albinegro en La Rosaleda, pero deja en muy mal lugar a sus compañeros. Porque el equipo encaja muchos goles y la sangría no cesa, a pesar de que casi todas las semanas el portero es el mejor. O de los mejores.
Real Valladolid
Roberto; Luis Pérez, Joaquín, Javi Sánchez, Nacho (Alcaraz, 61); Gonzalo Plata (Anuar, 83), Roque Mesa (Kike Pérez, 71), Álvaro Aguado, Toni Villa (Olaza, 61); Sergio León y Weissman (Cristo, 83).
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FC Cartagena
Marc Martínez; Delmás (Antoñito, 69), Andújar, Alcalá, Pablo Vázquez, De la Bella (Cayarga, 53); Bodiger (Mo Dauda, 69), De Blasis (Ortuño, 77), Tejera; Gallar (Okazaki, 53) y Rubén Castro.
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Goles: 1-0, Weissman (25). 2-0, Gonzalo Plata (42).
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Árbitro: Moreno Aragón (colegio madrileño). Amarillas a los locales Joaquín y Nacho; y a los visitantes Bodiger, Delmás y Tejera.
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Estadio: José Zorrilla. 11.314 espectadores.
Podemos hablar de errores puntuales, de fallos de concentración, de aciertos de los atacantes rivales o de que los delanteros albinegros no se aplican en la presión como debieran. Claro que podemos. Pero la cuestión principal es que hay verdaderos dramas individuales en la zaga del Cartagena. Jugadores que jornada a jornada suspenden y arrastran al fango a su equipo.
Anoche en Zorrilla, donde el Cartagena firmó unos primeros 20 minutos muy interesantes, se repitieron errores muy graves, que condenaron a los de Luis Carrión a una nueva derrota a domicilio. El técnico catalán volvió al 5-3-2, con la idea de protegerse, sabiendo que Weissman y Sergio León forman una de las parejas atacantes más peligrosas del campeonato.
Lamentablemente, ya en el primer minuto de juego vimos que la acumulación de hombres por delante de Marc Martínez no iba a significar que el portero visitante tuviera una noche tranquila. Porque bastaron tres pases con criterio de los locales en el balcón del área para que Toni Villa diera un pase de gol a Gonzalo Plata y este, adelantándose a Pablo Vázquez, remató al palo.
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Se rebeló De Blasis, con un buen contragolpe que decidió finalizar por su cuenta, cuando Delmás estaba solo en un lado y Rubén Castro, casi también, en el otro. No sufría mucho el Cartagena, capaz de contener las acometidas de Toni Villa y Gonzalo Plata por los costados. Sin noticias de Roque Mesa, Bodiger y Tejera tenían tiempo para tocar por el medio. Y Delmás era un avión por la derecha. Subía la banda siempre y a menudo sacaba buenos centros al área, pero la verdad es que Joaquín y Javi Sánchez se imponían siempre a un Rubén Castro que se quedó helado en la siberiana noche pucelana. No tuvo ni una sola ocasión de gol en toda la noche.
No estaba mal el Efesé, quedándose con la pelota y metiendo el miedo en el cuerpo a los de Pacheta cada vez que pisaban el campo local. Pero, eso sí, no había remates a portería. Un derechazo que se fue desviado de Toni Villa y un remate en semifallo de Javi Sánchez anunciaban que en cualquier momento podían ponerse las cosas muy feas para el Cartagena.
Weissman, a placer
Y el primer zarpazo llegó enseguida. Bodiger perdió un absurdo balón en la frontal y Álvaro Aguado lo movió rápido hacia la izquierda. Centró Toni Villa al primer palo, con Delmás y Alcalá más pendientes de esconder sus manos para no hacer penalti que de encimar al rival. Andújar, que había salido del área no se sabe muy bien a qué, giró varias veces la cabeza buscando al hombre que se le había perdido. Era el israelí Weissman, claro, que remató completamente solo y marcó uno de los goles más fáciles de su vida. Cuando el capitán del Cartagena quiso reaccionar, la pelota ya estaba en el fondo de las mallas.
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El 1-0 resucitó viejos fantasmas. Weissman se animó y casi hace el segundo tras un nuevo regalo de Andújar, que volvió a perder su marca en un córner. El cabezazo del ariete pucelano rozó el poste. Se tomó un respiro el Valladolid y pudo reengancharse al partido el Cartagena. Primero, cuando el meta Roberto se relajó tanto que le regaló el balón a Gallar dentro del área. Pero el catalán no encontró a Rubén Castro en el pase de la muerte. Y después, en un rápido contragolpe en el que Rubén Castro centró para que Delmás remachara, pero se adelantó Nacho y mandó la bola a córner.
En ese saque de esquina, curiosamente, todo acabó derrumbándose para los visitantes. El servicio de De Blasis lo repelió la zaga vallisoletana y los de Carrión repitieron el mismo error de la semana pasada frente al Burgos. Y en el mismo minuto del primer periodo: el 42. La diferencia es que en la jornada anterior Juanma no acabó marcando tras una contra después de un deficiente saque de esquina, ya que su disparo le salió centrado y lo paró Marc Martínez.
Anoche fue distinto. El Cartagena no cubrió las zonas de rechace y el balón llegó a Gonzalo Plata. Echó a correr el ecuatoriano y a De la Bella se le vino el mundo encima. 'Tierra trágame', debió pensar el veterano lateral izquierdo del Efesé. Le sacó varios metros de distancia el atacante local y lo que debía ser un dos contra uno se convirtió en un mano a mano entre Gonzalo Plata y Delmás. El extremo pucelano quebró al lateral maño y cruzó el balón para dejar el partido más que encarrilado.
Cambios infructuosos
Movió el banquillo Carrión, pero sorprendentemente no varió el dibujo. Siguieron los tres centrales y continuó el desastre defensivo de los visitantes. Weissman falló otra clarísima al poco de empezar el segundo acto. También tuvieron el tercero Aguado y Sergio León. El árbitro dejó sin señalar unas manos de Andújar dentro del área y Marc Martínez evitó una goleada, con una mano cambiada formidable tras un remate de Kike Pérez que acabó repeliendo la madera y después saliendo con decisión para abortar un gol casi seguro de Anuar. El Cartagena, removido durante unos cuantos minutos por la izquierda con la salida de Cayarga, acabó tirando la toalla. Fue un nuevo ejercicio de impotencia de un equipo que disfruta en casa y sufre fuera. Pega mucho y recibe más. Ataca bien y defiende mal. Anoche en Zorrilla, rematadamente mal. Y así es imposible puntuar ante rivales de la zona noble.
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