El Cartagena toca fondo en Pontevedra

A cada día que pasa

Uno se acostumbra tan rápido al caviar del fútbol profesional, a la televisión por pago, a jugar contra el Espanyol y a viajar en vuelos privados de Corvera que anoche lo de jugar 'contra un Segunda B' sonaba raro. No hace tanto que el Cartagena cruzaba España en autobús para enfrentarse al Villanovense, al Don Benito e incluso al Alfaro. Carpe diem, se suele decir en estos casos. Anoche en Pasarón tocó hacer un paréntesis en la codiciada Segunda División para volver al barro, para regresar al hábitat natural que históricamente ha mamado el conjunto albinegro. Ni siquiera un regreso a los orígenes bastó para sacar el orgullo.

Pontevedra fue el inciso en una denostada Copa del Rey, competición que esta temporada ha perdido todo su acicate sin jugosos ingresos por taquilla y apenas público en las gradas. Tampoco es ilusionante para un equipo de LaLiga SmartBank, que debe esquivar varias rondas para medirse a un equipo de verdadero peso. Tampoco el premio económico arregla muchas papeletas en arcas profesionales. En Segunda B era otra historia: toda miga era bien recibida. Al equipo de Borja Jiménez también le llegó el momento de estrenarse en una semana con un horno que no está para bollos, sin posibilidad siquiera para chavales del filial y la finalísima del domingo en Alcorcón en el horizonte. En otras circunstancias, hubiera sido diferente.

Al final y pese al run run del personal, el abulense aplicó el sentido común para

No sorprende que Borja tiene de los recurrentes en el día a día con un fondo de armario tan insulso, tan ruidoso y con tan pocas nueces como el suyo.

Pintaba mal la cosa y ocurrió lo que se veía venir. Un centro de Rufo lo cazó sin oposición Álex González, con la tímida presión de Uri para definir sin problemas delante de Bulka, en el minuto 24. Animados y fogosos los gallegos, arrinconados los albinegros, lo del Pontevedra fue un no parar hasta el asueto: una volea y un remate de Imanol y González los desvió el portero polaco a córner para un Cartagena apurado. Llegar al descanso fue lo mejor que pudo pasar.

Tan negra estaba la noche que Jiménez al final recurrió a su tridente para intentar enderezar el rumbo: Gallar, Elady y Rubén Castro. Salieron los tres mosqueteros en la segunda parte por Forniés, Harper y Simón para intentar salvar los muebles. No era la idea esa, pero visto lo visto no quedaba otra. Lógicamente,

El cartagenerismo comprobó en el minuto 53 que la defensa del Pontevedra no es de piedra. Ni Álvaro Cortés, el mejor Iker Casillas. Eran, efectivamente, de carne y hueso y de Segunda B. Los albinegros acumularon varias llegadas, como un disparo de Rubén Castro, un cabezazo de Uri y una jugada muy bien trenzada, que terminó con un gol anulado a Elady por un fuera de juego inexistente. Para cuando el línea volvió a torpedear el intento de remontada, de nuevo sin subir al marcador un centro-chut del jienense, el Efesé ya había dinamitado todas sus opciones.

Lo hizo Charles, que jugueteó dentro del área con Álex Martín y Uri, para después servir a Calvillo en bandeja. Bulka ni se movió, ejemplo del estado de shock albinegro. El Pontevedra siguió avisando, esta vez por el descosido de la banda de Delmás y un disparo alto del goleador que había puesto el 2-0.