El Cartagena se enreda ante la 'Ponfe'

Salió el Efesé con una caraja monumental, parecida a la de la semana anterior en Ipurua. Suerte tuvieron los albinegros de que el rival no era el embalado Eibar, sino una Ponferradina que llegaba inmersa en una nefasta racha de seis jornadas sin ganar. El primer pase de Andújar a un contrario ya vaticinaba lo que iban a ser los primeros 20 minutos: un carrusel de errores e imprecisiones de un equipo local empeñado en complicarse la vida en cada lance. No la veían Bodiger y De Blasis, triturados por el trivotazo de la Ponferradina.

Le regaló un balón Gallar a Agus Medina cuando se la quería dar a De Blasis. Perdonó el medio visitante. Le regaló poco después otro Delmás al mismo jugador cuando intentaba hacer una pared con Bodiger. A la segunda no se equivocó el ex del Cornellá, quien se fue con el turbo puesto hacia el área y soltó un derechazo con efecto al que no llegó Marc Martínez.

El meta local ya había hecho una parada milagrosa unos minutos antes, a bocajarro ante un Sergi Enrich que se pasó toda la noche preguntándose cómo no marcó en esa acción. Vino el 0-1 como consecuencia del desastroso arranque de partido del Cartagena, incapaz de encontrar un término medio. O lo bordan o no se enteran. Así andan los de Carrión esta temporada sin grises. O blanco o negro.

Quiso reaccionar el Efesé, pero lo cierto es que todo le salía del revés. Los tres centrales no eran capaces de dar seguridad al equipo y sin estabilidad atrás todo eran problemas. Kike Saverio pudo hacer el segundo con un trallazo que rozó el larguero tras una contra estupenda de Ojeda. Lo intentó Copete con una chilena en una jugada en la que la zaga del Cartagena fue incapaz de despejar el balón. Y también pudo ampliar la renta berciana el incansable Erik Morán con otro disparo desde la frontal. Llegaban mucho los de Bolo y siempre terminaban la jugada.

Todo lo contrario que el Efesé, que no encontraba a Rubén Castro de ninguna manera. Por los costados lo buscaban sin acierto Luna y Delmás y por dentro tampoco eran capaces de conectar con él ni Gallar ni De Blasis. Con Dauda encogido, toda la ofensiva local dependía de las acciones a balón parado. Y en un córner ensayado pudo empatar el Cartagena. Delmás estaba solo pero el último toque de Bodiger fue defectuoso. Con todo, en la segunda jugada perdonó Pablo Vázquez al borde del área chica.

Gallar y Rubén Castro sí obligaron por fin a estirarse al meta Amir. Fue antes de que la Ponferradina diera otro aviso muy serio a los de casa. El central Copete salió a todo trapo de la cueva tras un rechace en un saque de esquina y se encontró solo delante de Marc Martínez, tras romperse Luna en la carrera hacia atrás e ir también al suelo Gallar, en su caso por el recorte del rival. Afortunadamente, Copete no es Yuri. Hizo lo más difícil y se olvidó de lo más fácil. En vez de ponerla a uno de los lados, la echó al centro y Marc Martínez respiró.

Se tuvo que ir Luna, lesionado de nuevo, y entró Okazaki. Cambió el dibujo Carrión, que recuperó el 4-2-3-1. Y en esos últimos minutos del primer periodo también vimos un escenario distinto: por vez primera mandó el Cartagena y esperó la Ponferradina. Cuando mejor estaba el Efesé llegó el descanso. En la reanudación se mantuvo esa misma tónica. Los de Bolo dieron dos pasos para atrás y el Cartagena, ya con De Blasis y Gallar más entonados, se fue con todo en busca del gol del empate.

Lo tuvo De Blasis, en un libre directo desde el borde del área en el que no hubo margen para que el balón bajara lo suficiente y entrara por la escuadra. Poco después se tuvo que ir del campo cojeando el argentino. Le sustituyó el joven Neskes, quien ya está por delante de Boateng y Clavería. Por sus méritos y por los deméritos de sus dos compañeros. El granadino tiene desparpajo y no se arruga. No es poco a sus 19 años. Obviamente no es De Blasis, pero tiene una pinta estupenda. No está acostumbrado a estos contextos y ,por eso, tuvo aún más mérito que al poco de salir se inventara un pase genial que dejó solo a De la Bella delante del portero. Al lateral catalán se le hizo de noche por esas latitudes y ni tiró ni asistió a Ortuño, quien había entrado junto a Neskes.

Se fue apagando el Efesé, con Rubén Castro viniendo al centro a por los balones que no le habían llegado en toda la noche y con Ortuño buscando todos los centros de Delmás que finalmente se quedaba el meta Amir. Era el día de la marmota. Centraba el lateral maño y blocaba el portero de la 'Ponfe', quien a renglón seguido se iba al suelo y arañaba unos segundos al reloj. Así era imposible. Y fue imposible.