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BENITO MAESTRE
MURCIA.
Viernes, 23 de julio 2021, 02:47
Los paneles fotovoltaicos ganan presencia en el paisaje de la Región, donde las 3.000 horas de sol anuales favorecen el desarrollo de esta energía limpia, la más competitiva de las renovables y con importantes beneficios ambientales, como la reducción de emisiones de efecto invernadero, la no generación de ruidos ni olores y la no contaminación del aire. Por ello, estas placas pueblan con más frecuencia los tejados de viviendas e industrias, para producir y consumir su propia energía. La demanda del autoconsumo se ha disparado en los últimos años, gracias a la regulación aprobada en 2019 (cuando se derogó el 'impuesto al sol') y a que ahora su instalación es económicamente viable, puesto que los precios han caído casi un 80% en una década.
También existen plantas solares ubicadas en terrenos agrícolas sin cultivar por su escaso potencial y que, al mismo tiempo, proporcionan una rentabilidad mayor a sus propietarios por el alquiler del suelo. Cabe indicar que su instalación pasa de forma previa por un proceso de evaluación ambiental, lo que garantiza el respeto y cumplimiento de la normativa de aplicación y los controles ambientales. La Comunidad ha diseñado un mapa de adecuación territorial y una guía para la integración paisajística, que incluyen un gradiente de compatibilidad de los suelos para estos proyectos, con el objetivo de que se conciban desde el inicio teniendo en cuenta su integración ambiental y paisajística.
Para allanar el futuro sostenible de la energía fotovoltaica en la Región, ayer se celebró un 'webinar', organizado por LA VERDAD y con el patrocinio de Soltec, en el que se hizo una foto fija del estado actual del territorio en la carrera por el Sol.
Moderado por el periodista Miguel Ángel Ruiz, el encuentro digital contó con Francisco Marín Arnaldos, director general de Medio Ambiente; Eduardo de San Nicolás, CSO de Soltec; Emilio Díez de Revenga, biólogo, técnico urbanista y director de Ambiental, y José Marín Vázquez, presidente de la Asociación Empresarial de Energías Renovables y Ahorro Energético de Murcia (Aremur).
El precio medio del mercado mayorista de electricidad en España alcanzó ayer los 101,52 euros el MWh, el más alto de la UE-19, por detrás de Italia. ¿La solución para doblegar la curva? Apostar por las energías renovables y que estas estén mejor gestionadas. Así lo expuso Eduardo de San Nicolás, quien defendió la necesidad de instalar paneles en los tejados, así como pequeñas y grandes plantas. Eso sí, de manera ordenada y lo más rápida posible para impulsar la transición energética. «Apostamos por la actividad 'ecovoltaica', que respeta la biodiversidad, favorece la economía circular y rural y se compromete con el desarrollo social y local», argumentó. «Si se hace bien –subrayó–, el impacto siempre será positivo y todas las partes quedarán satisfechas».
Una de ellas es el medio ambiente. «Las plantas solares son un oasis para la naturaleza porque no hay actividad humana, ni ruidos ni polución», resaltó.
«Por ello, se diseñan y configuran desde el principio para estar situadas en lugares que no afecten de manera negativa al paisaje ni a las especies», a lo que suma una evaluación ambiental para cerciorar su viabilidad. «El procedimiento es garantista», aseguró.
Una visión que compartió Marín Arnaldos, quien defendió los esfuerzos de avanzar hacia la descarbonización del sector energético y que esta se apoye en las tres dimensiones de desarrollo sostenible: ambiental, social y económico. «Vamos evolucionando y sensibilizándonos para cumplir el 7 ODS (acceso a una energía asequible y no contaminante) y el 13 (acciones para combatir el cambio climático)».
Díez de Revenga alabó la posición estratégica de la que goza la Región de Murcia en la carrera por el Sol. «Somos un referente en la fabricación y suministro de seguidores solares (Soltec es el tercer productor global de estos dispositivos mecánicos), que permiten un funcionamiento óptimo y máximo rendimiento energético y económico. Estamos hablando de innovación, tecnología e inteligencia», apostilló.
Por su parte, el presidente de Aremur aconsejó no dejar pasar la oportunidad de beneficiarse de la fotovoltaica en la Región de Murcia, «donde disponemos de una fuente inagotable de energía para ser autosuficientes e, incluso, poder exportarla».
El sector fotovoltaico afronta una etapa de crecimiento continuado, tanto en Murcia como en el resto de España. Los hogares y las grandes y pequeñas empresas se han volcado en la energía solar, lo que ha generado un boom renovable y, a su vez, ha despertado suspicacias en algunos territorios donde se baraja la opción de aprobar moratorias a estos proyectos.
«Más que una moratoria, sería conveniente hablar de un tiempo pequeño pero significativo para hacer las cosas mejor, recomendó Díez de Revenga, quien puso a Cartagena como ejemplo. «El Gobierno local está realizando una guía con la que ayudar voluntariamente a aquellos promotores que desean instalarse en el término municipal para presentar mejor sus proyectos en cuanto al diseño, ubicación y que las líneas eléctricas vayan soterradas, entre otros aspectos», comentó.
Marín Vázquez puso en valor el potencial de la Región de Murcia en el sector fotovoltaico. «Tenemos un recurso natural inagotable que favorece una agricultura próspera mundial, un potente sector turístico y una fuente inagotable de energía que nos permitirá ser autosuficientes y poder exportarla. Además, disponemos de empresas del sector que son capaces de desarrollar y hacer las mejores instalaciones para aprovechar el Sol, de forma competitiva con respecto a otras de fuera», afirmó. En este sentido, señaló que el número de compañías asociadas a Aremur se ha triplicado en los últimos tres años, «prueba inequívoca de la pujanza de esta industria», subrayó. Aun así, insistió en que, «si queremos avanzar hacia la transición ecológica, tenemos que poner los huertos solares siendo respetuosos con el medio ambiente y siendo permisivos». Animó al tejido productivo a captar lo positivo de los objetivos marcados por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, así como alcanzar un 74% de energía renovable en la generación eléctrica. «Si los aprovechamos bien, aportará riqueza a la Región», dijo, mencionando el convenio firmado entre Aremur y la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) para impulsar la contratación de mano de obra local, con los propósitos de crear empleo y reducir la huella de carbono, al circunscribirse los desplazamientos al personal de la zona.
Marín Arnaldos justificó el ritmo en la gestión de la Administración regional -concretamente del departamente que lidera- a que 'las cosas de palacio van despacio'. «Hacemos los trámites de evaluación ambiental con la suficiente eficiencia y celeridad que la normativa establece. Estamos trabajando con los medios que disponemos: personales y tecnológicos, para cumplir y reducir los plazos, pese a que la Administración publica es bastante rígida para afrontar todas las cuestiones», argumentó. Aclaró que corresponde al Gobierno central autorizar las instalaciones eléctricas de generación de potencia eléctrica instalada superior a 50 MW eléctricos, y las de menos potencia a las regiones. Aprovechó su intervención para recordar que la Comunidad dispone, a través del portal SITMURCIA, de un mapa de adecuación territorial para la generación de energía solar, en el que se identifican con precisión las áreas geográficas de la Región de Murcia más recomendables para implantar las instalaciones fotovoltaicas, así como una instrucción para facilitar la redacción del preceptivo estudio que tienen que presentar los promotores a la Comunidad para comprobar si sus proyectos tienen una correcta integración con el paisaje.
El CSO de Soltec razonó la perfecta simbiosis que ejercen las plantas fotovoltaicas con el medio natural y las economías circular y rural. Mencionó una batería de proyectos impulsados por la empresa de Molina de Segura que demuestran que el sector no es una amenaza para la fauna y la flora autóctonas, sino una salvaguarda. Para muestra, la ganadería puede pastar entre las hectáreas de superficie de estos campos, donde las líneas eléctricas están soterradas, no hay actividad humana, ni ruidos, ni polución. Al mismo tiempo, el ganado se alimenta de las hierbas que, si no fuera por estos animales, provocarían sombras a los paneles e incluso serían combustible (estando ya secas) en caso de que se originara un incendio. «Es una ganadería más sostenible y que ayuda a las plantas a controlar los costes de mantenimiento, que de otro modo tendría que hacerse con maquinaria que emite CO2», explicó. La apicultura también tiene su sitio en estos parques renovables, puesto que las abejas no encuentran en el lugar pesticidas ni agentes amenazantes que les impidan llevar a cabo la polinización; es decir, alimentarse del néctar de las flores y transportar el polen de una flor a otra. De hecho, esta iniciativa ya es una realidad en su planta fotovoltaica de Totana, donde el apicultor, además, tiene la tranquilidad de que sus colmenas están a buen resguardo gracias a los perímetros de seguridad del complejo. Hace una década, Soltec instaló en el tejado de un invernadero de San Javier varias placas fotovoltaicas. Este modelo 'win-win' (todas las partes se benefician) permite «generar energía y, al mismo tiempo, regular las condiciones interiores de temperatura y humedad, para que la actividad sea más competitiva», indicó, para a continuación mencionar un proyecto de 'agrivoltaica' realizado en una explotación de cítricos, donde los panales se integran entre los árboles, con el cableado soterrado. Se recomienda su aplicación en plantas pequeñas y que ambas actividades estén dirigidas por la misma persona ('win-win'). Otra solución es el autoconsumo para bombeo en balsas de riego, que consiste en instalar seguidores solares que alimentan a las bombas para que transporten el agua de una balsa inferior a otra superior y, así, poder regar. «Es muy rentable, porque la inversión se amortiza en cuatro años», presumió.
Díez de Revenga criticó que las proyecciones de las instalaciones fotovoltaicas se conciban desde el inicio teniendo solo en cuenta su integración ambiental y paisajística en las áreas geográficas. «Mi propuesta es crear un comité abierto y elaborar un documento técnico que, aparte de examinar los aspectos ambientales y paisajísticos, también aborde la biodiversidad, la agricultura, la hidrología y la cercanía a núcleos rurales, donde la situación está siendo muy conflictiva. Debemos ser capaces de identificar qué proyectos tienen menos aspectos desfavorables en el territorio», repitió. Además, lamentó los puntos de evacuación de la red existente no estén próximos a las demandas de los territorios, señalando a los Ministerios de Industria y Agricultura por «desarrollar una política energética ignorando completamente las necesidades de las comunidades autónomas, en cuanto a implantación de proyectos, centros de evacuación y subestaciones eléctricas». Añadió que «se da la paradoja de que la Red Eléctrica Española decide dónde se ubican las subestaciones sin evaluación ambiental, porque esos proyectos no lo necesitan, por lo que están diciendo dónde van a ir las grandes plantas energéticas. Nos estamos preocupando por ordenar el territorio cuando ya nos lo ordenador, decidiendo cuál era nuestra red eléctrica principal».
Al respecto, el CSO de Soltec recalcó que «la moratoria provoca que la inversión prevista se marche a otras zonas menos restrictivas» y animó a rebajar la burocracia para que la energía fotovoltaica fomente la movilidad eléctrica y la producción de hidrogeno verde, entre otros retos.
«Las administraciones deben funcionar rápidamente y ser garantes del cumplimiento de las legalidades para no quedarnos descolgados y sin inversiones. Aunque no se trata de una competición, tenemos que ser competitivos en la Región dando facilidades a los promotores para que inviertan», justificó.
Igualmente, De San Nicolás se mostró partidario de ocupar algunos terrenos agrícolas, más allá de los pocos aptos para el cultivo o directamente no cultivables. «El 60% de la población mundial vivirá en ciudades en 2030, sin apenas espacio para colocar los paneles en los tejados, por lo que no nos queda más remedio que instalar las plantas en lugares donde afecte lo menos posible en el campo. En este sentido, debemos estar alineados», pidió.
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