Borrar
Curar y cuidar

Curar y cuidar

De lo que no se habla ·

María Teresa bazo

Sábado, 27 de abril 2019, 01:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

 El envejecimiento de la población que se observa mayoritariamente en las sociedades desarrolladas, es consecuencia del aumento del volumen y proporción de personas ancianas por el descenso de las tasas de mortalidad, al tiempo que disminuyen también las tasas de natalidad. Que las personas vivan más años y en mejor salud que nunca en la historia, es probablemente el mayor logro de la Humanidad hasta el presente, porque supone que los beneficios del desarrollo económico se han extendido al conjunto de la población. Analizar las consecuencias económicas y sociales de esta situación que no es pues un problema, es enfrentarse a un desafío como otros a los que se ha enfrentado la Humanidad. Las personas mayores tienen unas características biológicas, psicológicas y sociales propias que requieren entre los especialistas un conocimiento específico de su salud y su falta, a fin de poder prevenir, diagnosticar y actuar con rapidez y acierto. El sistema sanitario debe estar preparado para atender con eficiencia a todas las personas obviamente, pero teniendo en cuanta el incremento de las personas mayores entre las que aumentan crecientemente las personas centenarias.

Un cambio que debe contemplarse a este respecto es los cambios en la familia, tradicionalmente la principal cuidadora especialmente las mujeres, debido al descenso de las tasas de natalidad, lo que conlleva la falta o disminución de los miembros potenciales para ofrecer los cuidados. Eso unido a los cambios en las formas de vida entre las que debe considerarse la dispersión geográfica de los hijos e hijas adultos respecto a los padres, y la actividad laboral y profesional de las mujeres, supone la implicación de la Administración y organizaciones de voluntariado en el cuidado de las personas más ancianas, que pueden vivir a solas, y sin familiares directos o no disponibles.

La Ley de Dependencia debe ser revisada. Los cuidados al final de la vida, o paliativos, merece una atención especial para preservar la dignidad y la mejor calidad de vida posible de las personas hasta el último momento. Para todo ello son precisos más criterios técnicos y menos economicistas y políticos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios