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¡Que digitalicen ellos!

¡Que digitalicen ellos!

De lo que no se habla ·

Lorenzo Serrano

Viernes, 26 de abril 2019, 00:04

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El mundo está cambiando a un ritmo cada vez mayor y diferente. La digitalización está afectando a tareas que se consideraban exclusivas del ser humano. En muchas de ellas será factible desde un punto de vista técnico sustituir el trabajo humano por procesos automatizados. Hace tan solo un mes la OCDE estimaba que el 22% del empleo en España se enfrenta a un riesgo de automatización alto (superior al 70%) a lo largo de los próximos 10 o 20 años y otro 30% adicional a un riesgo significativo (50%-70%). Esto no quiere decir que todos esos empleos vayan a desaparecer, pero sí que muchos sufrirán modificaciones sustanciales en las tareas a desarrollar. La transformación de los empleos existentes y los nuevos empleos que van a surgir requerirán trabajadores no solo con mayores competencias, sino con competencias cualitativamente distintas. El Foro Económico Mundial estima que dos de cada tres niños realizarán al llegar a la edad adulta tareas y trabajos que todavía no existen actualmente.

El empleo del futuro plantea retos para los que no todas las personas, empresas y economías están igual de preparadas. Las empresas deberán replantearse su organización y sus modelos de negocio. El sistema educativo tendrá que adaptarse a ese nuevo entorno y también el marco regulatorio, laboral y de protección social. Los esfuerzos formativos tendrán que ser considerables y comenzar ya, porque la actual generación de trabajadores va a verse plenamente afectada y, según Eurostat, menos de un tercio de los españoles tiene competencias digitales más allá de las básicas.

El fenómeno es global y, aunque España acabará adaptándose, el resultado final no será igual de satisfactorio si no se afronta con prontitud y eficacia. Con la digitalización cualquier ventaja inicial tiende a consolidarse, como el ejemplo de los gigantes digitales muestra claramente. La sociedad española se enfrenta a muchos problemas, algunos muy inmediatos, y los políticos y los programas de los partidos tienden a centrarse en el muy corto plazo, pero en este caso el futuro es ahora. España puede esperar a la digitalización, pero la digitalización no va a esperar a España.

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