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Unai Agirre, consejero delegado de Egoin, frente a una de los edificios industrializados de la empresa. Zigor Aldama
Mi casa está construida en una fábrica

Mi casa está construida en una fábrica

La pandemia y el giro hacia la sostenibilidad dan un impulso sin precedentes a los edificios modulares e industrializados, que involucran ya a medio millar de empresas en España

Zigor Aldama

Domingo, 7 de febrero 2021, 09:53

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Con la excepción de los rascacielos más avanzados y las grandes obras de ingeniería, el sector de la construcción es uno de los que menos ha evolucionado con el paso de los siglos. Aunque se han desarrollado nuevos materiales y se han introducido nuevas técnicas, continúa siendo uno de los menos automatizados y más dependientes de mano de obra intensiva. «Eso provoca que sea poco eficiente y que las calidades resulten muy desiguales», comenta Unai Agirre, consejero delegado del Grupo Egoin. Él se ha propuesto utilizar los conocimientos adquiridos como directivo de Gestamp, multinacional de automoción pionera en la adopción de nuevas tecnologías, para dar un vuelco a esta coyuntura y liderar la profunda transformación que están propiciando las nuevas construcciones modulares e industrializadas.

«Nosotros diseñamos y fabricamos estructuras de todo tipo de edificios en madera. Desde viviendas unifamiliares hasta edificios de nueve alturas, pasando por instalaciones públicas. Es un modelo completamente personalizable que utiliza sistemas de control numérico para fabricar las diferentes piezas en nuestras instalaciones. Se secuencian y envían en camiones, y se montan como si fuese un Lego en su ubicación permanente», explica Agirre.

Este sistema ahorra hasta la mitad del tiempo que emplea la construcción tradicional, requiere una fracción de su mano de obra, evita los sobrecostos habituales en el sector porque todo encaja al milímetro, y ofrece una eficiencia energética incomparable. Por si fuese poco, resulta mucho más limpio porque los residuos se reducen al mínimo, y, como la empresa vasca utiliza pinos de los alrededores explotados de forma sostenible, también es mucho más respetuoso con el medio ambiente.

Fábrica de Egoin en Legutiano. Zigor Aldama
Imagen principal - Fábrica de Egoin en Legutiano.
Imagen secundaria 1 - Fábrica de Egoin en Legutiano.
Imagen secundaria 2 - Fábrica de Egoin en Legutiano.

«Ahora vivimos un 'boom' de este tipo de construcciones, tenemos ya contratada toda la capacidad de producción para 2021, y esperamos crecimientos de dos dígitos en los próximos años. Vamos hacia un futuro de casas autosuficientes», comenta Agirre. No en vano, el estándar de 'casa pasiva' -que apenas consume energía-, es el que muchos se marcan como ideal. Se estima que más de medio millar de empresas españolas se dedican ya al sector de la construcción industrializada y modular -a través de la fabricación de componentes, la edificación y la comercialización-, y todo apunta a que continuará creciendo.

Egoin convierte los gigantescos troncos de pinos cortados en cien kilómetros a la redonda en tablones perfectos a través de un sistema altamente automatizado en el interior de la nave de Legutiano, en Araba. Luego, esa materia prima se envía a las instalaciones de Ea, en Bizkaia, donde la madera CLT que forman paredes y vigas ocupan casi todo el espacio. El ritmo de fabricación no da abasto, y sorprende el tamaño de las vigas de hasta 40 metros de longitud que se cargan en los camiones, algunos con destino a Francia y Reino Unido, donde la empresa vende el 20% de su producción.

Pero no ha sido fácil llegar hasta este punto. «Estos sistemas proceden del norte de Europa y tienen especial éxito en el centro. En España ha habido que predicar mucho en el desierto, porque los clientes aún tienen la idea de que este tipo de construcciones son menos robustas que las de piedra u hormigón, algo que es totalmente falso», señala Agirre. Otro mito relacionado con las construcciones industrializadas es que son más baratas que las tradicionales. «Las de madera pueden ser incluso más caras en proyectos pequeños», asegura el directivo.

Proyecto de vivienda de Custom Home realizado con contenedores marítimos.
Proyecto de vivienda de Custom Home realizado con contenedores marítimos. Cedida por Custom Home

Las de hormigón sí que son más competitivas. Y viven un auge importante en el centro y el sur de nuestro país. «En 2018 no tuvimos ningún proyecto de construcción modular o industrializada. En 2019 comenzamos a ver interés, y el año pasado las solicitudes se dispararon un 250%», comenta Jorge Danés, consejero delegado del Grupo Presente, una empresa malagueña de dirección de proyectos inmobiliarios que trabaja con seis fabricantes de este nuevo tipo de viviendas.

«En España se construye muy mal. Al lobby de promotores y constructores no le interesa cambiar las cosas y eso complica mejorar la percepción que la gente tiene de las viviendas prefabricadas», indica Danés. No obstante, considera que dos elementos están de su parte: la pandemia ha provocado un gran incremento de la demanda de casas unifamiliares económicas, y el auge de las viviendas construidas para el alquiler incrementa la presión para acortar los plazos de entrega. «Si la construcción tradicional cuesta entre 700 y 1.500 euros por metro cuadrado, la industrializada de hormigón está entre los 800 y los 1.200 euros. Pero se gana hasta un 80% de tiempo y eficiencia energética», subraya Danés.

El problema está en las grandes promociones. Porque las entidades bancarias son reacias a financiarlas. «En fábrica no se puede certificar la construcción para liberar los pagos. El banco no sabe si esos edificios se van a colocar sobre el terreno del promotor y no han desarrollado productos financieros para ellos. Así que el promotor tiene que responder con su patrimonio», explica Danés. «De momento, lo que mejor funciona es la autopromoción, porque el sistema ofrece viviendas de una calidad fantástica a precios razonables».

Más económicas resultan aún las construidas con contenedores marítimos. Sí, esos que vemos apilados en los grandes buques mercantes. Es el no va más de la construcción modular y permite adquirir una vivienda de 80 metros cuadrados por solo 60.000 euros y una de 128 metros por menos de 100.000 euros. Son los precios de Custom Home, una empresa familiar de Almería que construía viviendas tradicionales y que decidió reinventarse tras el duro golpe que sufrió con la crisis económica de la pasada década. «Ahora estamos creciendo tanto que las instalaciones se nos han quedado pequeñas», comenta su consejero delegado, Antonio Sánchez.

Proyecto de edificio de Egoin en Girona.
Proyecto de edificio de Egoin en Girona. Cedida por egoin

Como sucede con Egoin, Custom Home se fijó en sistemas que tenían buena aceptación en el norte de Europa y que eran casi desconocidos en España. «Nos sorprendió que una vivienda se pueda montar en cuatro horas y sellar en menos de una semana», recuerda Sánchez. «Utilizamos materiales totalmente secos, con la excepción del hormigón si es necesario cimentar, y gracias a la fachada ventilada de madera cementosa o de losa cerámica obtenemos una calificación energética B», señala el directivo.

«La gente se espera unos contenedores apilados, pero lo cierto es que el cliente nunca ve el contenedor y siempre se sorprende con el resultado final», explica. No obstante, Sánchez reconoce que todavía queda un trecho largo hasta conseguir que este tipo de vivienda se popularice. «La sociedad se tiene que ir adaptando. En nuestro caso, además, las viviendas más sencillas cuentan con una ventaja: que podemos desanclar la casa y llevárnosla a otro sitio», comenta. El problema es que el papeleo todavía resulta demasiado farragoso.

Todos coinciden en que el giro hacia la eficiencia y la sostenibilidad en la construcción es imparable. «Comienza a haber impulso a las construcciones industrializadas también en el sector público y comunidades como Cataluña o Navarra son ya muy activas. Ese impulso se va trasladando también al sector privado, y lo que antes era un nicho pequeño cada vez se extiende más y a mayor velocidad», sentencia Agirre. Egoin, que comercializa sus viviendas unifamiliares a través de la marca Eiser, ya cuenta con más de 4.000 proyectos construidos.

«A pesar de que el crecimiento es muy rápido, todavía solo el 23% de quienes nos consultan para realizar proyectos industrializados terminan ejecutándolos», añade Danés. No obstante, el empresario andaluz señala que las perspectivas son buenas y pone su esperanza en los jóvenes, «que tienen una mente mucho más abierta y están más interesados por este tipo de viviendas». Según vayan accediendo al mercado inmobiliario, avanza Danés, su peso en el mercado continuará creciendo.

Tipos de construcciones

Industrializadas: La opción más cara, a menudo de precio similar a la de la construcción tradicional, es también la que permite una mayor personalización, ya que se diseñan de forma individual y se producen en la fábrica siguiendo las necesidades del cliente. Los acabados se realizan de forma más tradicional.

Prefabricadas: Se construyen por completo en fábrica y se producen en serie siguiendo los modelos de un catálogo. Permiten una menor personalización, aunque cada vez los módulos son más flexibles, y son las que concluyen todo el proceso de forma más veloz. Sobre el terreno solo es necesario acondicionar la parcela.

Contenedores: La opción más económica, y una de las más rápidas, es la que utiliza contenedores marítimos como base para crear viviendas cuya personalización también es creciente, pero limitada. Los modelos más sencillos no requieren de cimentación y cuentan con una ventaja potencial: se pueden llevar de un lado a otro.

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