La red bancaria afronta un nuevo ajuste tras desaparecer un 60% de oficinas en 15 años

Las estadísticas reflejan con claridad el cambio acontecido en apenas quince años en el mercado bancario, dentro de un comportamiento generalizado en toda España y que también se ha producido en otros países europeos, ante la necesidad de corregir los desequilibrios del pasado y mejorar la eficiencia. Así, en el caso de la Región, que contaba con 1.353 sucursales de entidades financieras en 2008 –justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria–, ha pasado a disponer de apenas 534 en la actualidad, según los datos de 2023 del Banco de España, lo que supone una reducción de hasta el 60,5%. Una tasa que en valores absolutos supone el cierre de más de 800 oficinas.

Sin embargo, esta racionalización de la red, condicionada también por los cambios introducidos en la estrategia de gestión de las entidades con el impulso de las nuevas tecnologías, la banca electrónica y la propia evolución de la demanda por parte de los usuarios, es evidente que no ha llegado a su fin. Y así se corrobora con esta nueva integración corporativa que se plantea, más aún en territorio murciano, donde resalta el peso que tienen ambas marcas, en especial la de menor tamaño, que en este caso dispone incluso de mayor estructura que quien lidera la iniciativa.

Porque mientras Banco Sabadell cuenta con unas 70 oficinas y unos 550 trabajadores en la Comunidad (incluidos los que dependen de los servicios centrales), según las cifras que manejan los sindicatos del sector, BBVA dispone de 49 oficinas, un veintena menos, y su plantilla la conforman 264 empleados. En total, darían lugar a una red resultante con más de 120 sucursales y por encima de 850 profesionales.

Unos números que desde el sector tienen claro que son inasumibles debido a las duplicidades de oficinas en determinados municipios y en algunas áreas urbanas. De ahí que se da por asumido que se realizará una planificación que acabará escenificándose en una nueva reducción de la red y la salida de decenas de trabajadores. Aunque está por ver el impacto concreto.

Con todo, el hecho de que la entidad catalana haya avanzado en los últimos años en su propia reestructuración interna, una vez consolidado el resultado de la integración de la red CAM, que aportaba 177 oficinas cuando se produjo la absorción, supone que los efectos sean de menor calado. Por ejemplo, tras la pandemia, se hizo efectivo un reajuste en 2021 con el cierre de 59 oficinas y un ERE que supuso la marcha de unos 150 trabajadores, dentro de un plan de recortes que afectaba a casi 2.000 personas en todo el país.

«Estamos al principio de todo, así que nos sabemos todavía cómo afectará la fusión a los diferentes territorios. Pero nosotros lo que vamos a intentar es que si proponen salidas, que lo harán, porque como en otras fusiones habrá cierre de oficinas, y plantean seguramente un ERE, trataremos de garantizar, por un lado, el empleo; y si hablan de excedentes en la plantilla, lo que defenderemos serán salidas voluntarias y prejubilaciones», advierte la secretaria general de la Federación de Servicios de CC OO-RM, Teresa Fuentes.

Igualmente, desde UGT subrayan que no admitirán «ninguna medida no negociada» con la relación de puestos de trabajo, y tampoco aceptarán «medidas forzosas, máxime en estos momentos en los que ambas entidades han presentado unos beneficios récords para 2023 y el primer trimestre de 2024». Por tanto, «no permitiremos que sean las plantillas quienes paguen siempre las fusiones».

Sobre la disminución global de trabajadores en el sector financiero durante todo este periodo, se estima que la merma rondaría el 30% en la Región con respecto a 2008, aunque esa tasa de retroceso es inferior a la acontecida en otras comunidades autónomas, que han sufrido una disminución superior. De hecho, sin contar Madrid, que lejos de perder afiliados ha visto crecer más del 3% los cotizantes a la Seguridad Social dentro del sector bancario, la Comunidad está entre las menos afectadas, junto a Andalucía, Cataluña y Asturias. Mientras que Cantabria, Comunidad Valenciana y las dos Castillas se han visto más perjudicadas.

Ante el nuevo contexto que se presenta ahora, las secciones sindicales de los dos principales sindicatos en BBVA y Banco Sabadell han comenzado, por su parte, a trabajar coordinadamente para la defensa de los intereses del personal. El responsable del sector financiero de UGT, Victoriano Miravete, insiste en que velarán porque la concentración bancaria derivada de este posible proceso de fusión cumpla la normativa vigente y no suponga un menoscabo en el servicio al cliente.

Sobre esto último, a nadie se le escapa que el importante adelgazamiento que han sufrido las plantillas en el conjunto de entidades, tiene un reflejo directo en la calidad de la atención que se presta a los usuarios y también en la mayor presión que padecen los trabajadores ante las exigencias en el cumplimiento de los objetivos.

Una circunstancia sobre la que alertan los representantes de los empleados y que también ha sido denunciada por las organizaciones de consumidores y usuarios de banca, que se quejan del desmantelamiento de los servicios que afecta de lleno a los colectivos más vulnerables, como son las personas mayores. Una realidad que viene de lejos. Antes de la pandemia, en 2017 se contabillizaban 820 oficinas, un 30% menos que en 2008.

El último informe semestral del Observatorio Financiero de la Región de Murcia, publicado a finales del pasado año y que dirige el decano de la Facultad de Economía de la UMU, Samuel Baixauli, advierte de que «la concentración de las entidades financieras en búsqueda de mayor tamaño, solvencia y conseguir una entidad más rentable ayudada por la digitalización está provocando una exclusión financiera en la Región».

Asimismo, se hace hincapié en que «la desaparición de oficinas de lugares menos poblados y de menor renta per cápita provoca una exclusión financiera geográfica, cuyo problema se acentúa por producirse en lugares con menor capacidad de desarrollo económico y con peores comunicaciones». Algo que, por consiguiente, tiene un afecto mayor en las zonas rurales y diseminados.