Las compras de tierras en el campo murciano se disparan más de un 40%

Hace ahora catorce meses quedó clara la rentabilidad de la agricultura murciana bajo momentos críticos como los que impusieron los estados de alarma. Las ventas del sector alimentario batieron récord en 2020, con 4.851 millones facturados, que dejaron una renta agraria neta de 973 millones, según el Ministerio de Agricultura. La entrada masiva de inversiones en 'agribusiness' y la formación de corporaciones hortofrutícolas -bajo la inyección de capital riesgo- acentuaron la acumulación de fincas para garantizar suministros continuados a mayoristas europeos y cadenas de supermercados.

Así, a partir de enero de 2021 las cifras de compra ya no bajaban del medio millar de operaciones mensuales. En abril, poco antes de que acabara el último estado de alarma, se alcanzó el pico de 673, la cifra más elevada desde junio de 2007 (fueron 757), cuando muchos constructores reinvertían beneficios en fincas para plantar olivares de regadío, parrales, naranjos y mandarinos.

El nivel de compraventas se mantendrá durante el presente ejercicio. Un total de 4.372 fincas cambiaron de manos por fallecimiento de los propietarios durante el año pasado. La titularidad de otras 2.953 pasaron por notaría a raíz de embargos y saldos de deudas. Herederos, entidades bancarias y acreedores sacarán al mercado buena parte de esas 7.325 parcelas a raíz de los elevados precios que se registran desde que comenzó la pandemia.

Así, en la pasada campaña agrícola -acabó el pasado 30 de septiembre-, las parcelas para hortalizas ya tenían un valor promedio de 37.381 euros, con picos de 50.010 euros, según la Consejería de Agricultura. Con los invernaderos son palabras mayores; se venden a un promedio de 66.836 euros la hectárea, con máximos de 114.165 euros.

Las cotizaciones resultan abrumadoras con los cítricos: 65.344 euros por hectárea, el doble que en la propia Comunidad Valenciana. La cúspide la ocupan los limoneros, con una media de 74.779 euros por hectárea (se han llegado a pagar hasta 143.445), seguidos por mandarinos, con 52.886 euros, y naranjos, con 40.392.

Los parrales de la Vega Alta son también codiciados, con precios que van de 47.108 a 57.716 euros la hectárea. Parcelas de melocotoneros, nectarinos, albaricoqueros y ciruelos de la misma comarca costaban en la pasada campaña una media de 32.643 euros la hectárea, si bien las variedades novedosas se pagaban por encima de 40.000. Perales y manzanos del Altiplano oscilaban entre 22.167 y 28.187 euros.

Las fincas de almendros también atraen interés. Su cotización media era el año pasado de 9.779 euros la hectárea en secano, cifra que se disparaba a 32.643 en zonas regables.

Los olivares de secano mantienen el tipo con una cotización promedio de 6.963 euros la hectárea. Los precios de los viñedos del Noroeste y del Altiplano ni se inmutaron en la pasada campaña, con un promedio de 5.489 euros la hectárea y picos de hasta 8.425 (los arranques de cepas de años anteriores no animan).

Ya a finales de 2021 las vegas del Segura concentraban el 31% de las compras, seguidas por el Altiplano, con el 19%, y el Noroeste, con el 16,8%. La franja comprendida entre Cartagena y Fuente Álamo representaban el 15% y el Valle del Guadalentín, el 13,2%. El 5% restante se repartía entre los ejes Torre Pacheco/San Javier y Águilas/Mazarrón. Las pocas parcelas disponibles allí ya son coto de corporaciones.

Tal panorama explica que las donaciones de tierras se encuentran en auge en la Región; sobre todo desde que su tributación obtuviera una bonificación del 99% a partir de 2018. El año pasado se registraron 1.306 cesiones de parcelas a hijos y nietos, un 40,1% más que en 2020. La mayor cifra en la historia del campo murciano. Los buenos resultados de 2020 convencieron a agricultores veteranos de que debían pasar el testigo a sus descendientes para tomar el relevo ante un mercado de tierras hostil para recién llegados.