El UCAM asfixia al Bilbao para volver a Europa el año que viene

Un objetivo para el que ha sobrado una jornada, escenario casi impensable hace dos meses para un equipo irregular y muy a la deriva fuera de casa. Pero que, especialmente a partir del fichaje de Chiozza (que incluso anotando solo una canasta tuvo dobles dígitos de valoración), ha cambiado la cara y suma ya seis victorias en los últimos siete partidos. Una metamorfosis que, incluso, no descarta el 'playoff'. Con la decimosexta victoria de la temporada, el UCAM ha igualado al Valencia Basket en triunfos, quedándole a estos un partido más. Uno será esta tarde en Fuenlabrada, y el último recibiendo al Breogán. Si los levantinos perdieran los dos, el UCAM estará en las eliminatorias por el título. Si pierden solo uno, habrá que ganar al Barça en el Palau en la última jornada. Y, si gana los dos, no habrá guinda al pastel.

Para terminar la temporada regular en su mejor momento, el UCAM no podía permitirse pinchar en hueso hoy en el recibimiento al Bilbao. Los de Ponsarnau, que habían ganado por 18 en el duelo de ida (99-81), estaban a solo una victoria de los murcianos antes de esta trigésimo-tercera jornada, lo que les convertía en su mayor amenaza para hacerse con el noveno puesto y asegurar una plaza europea, que podía quedar en riesgo teniendo en cuenta que los dos gallegos, el Breogán y el Obradoiro, también le tenían ganado el diferencial de puntos particular a los murcianos.

Con la incógnita de si este sería el último partido de la temporada ante su afición, el UCAM preparó un ambiente de gala en el denominado 'día del abonado', por el que cada socio podía expedir una entrada gratuita para un acompañante. Pero el gran aliciente estaba en la equipación del especial estrenada hoy, una que emulaba la vestida en los días del Juver Murcia, que recogió unanimidad de opiniones positivas por su diseño y por el guiño del club hacia su propia historia, y que el club puso a la venta en el descanso del partido.

Para empezar poniendo el partido de su lado, Sito Alonso sorprendió alineando un quinteto titular no habitual, con las presencias de Nikolic y Rojas, este último sustituyendo la baja de última hora de James Anderson debido a unos problemas musculares. Poniendo el listón defensivo en un alto nivel de contacto, los murcianos pidieron correr para encontrar tiros liberados y sumar de tres en tres (9-0, minuto 4). Eso sí, esto no quería decir que Sito estuviese contento con el juego de su equipo, muy atascado en estático, pero bastándole ante un muy errático Bilbao, que solo metía tres de sus 16 lanzamientos del primer cuarto (18-7).

Los de Ponsarnau estaban acusando la baja de su base Ludde Hakanson, pero aún más que adolecerían de dirección a lo largo del partido. Radicevic, ex del UCAM, también caería lesionado en el segundo cuarto, justo cuando los suyos comenzaban a carburar (20-14, minuto 14). Sito pedía ahí tiempo muerto y, aunque el ataque seguía sin alcanzarse la fluidez deseada, dos triples de McFadden y Jelínek mantenían a raya a los vascos (30-24, descanso).

No estaba siendo un partido muy agradable de ver para quienes buscaran una razón por la que darle una oportunidad al baloncesto. Sito reclamaba a Chiozza, su base titular, mayor velocidad de ejecución en las acciones, petición que se hacía más visible instantes antes de reanudarse el juego en el tercer cuarto. La anotación estaba echando en falta a uno de sus jugadores más talentosos, así como a un Pustovyi al que costó meter en dinámica. Y es que en los primeros veinte minutos base y pívot titular seguían en cero puntos.

Jelínek, uno de los jugadores que están terminando la temporada como uno de los hombres más fiables para Sito, era la pólvora necesaria para reactivar el choque. Dos triples seguidos abrirían un parcial de 10-0 con el que el UCAM alcanzaba su máxima diferencia (40-24, minuto 3), y dejaba a punto un 'basket-average' que igualarían Rojas y Pustovyi minutos después (45-27, minuto 25).

Con el Bilbao en unos guarismos de anotación casi ridículos, los casi veinte puntos de ventaja se antojaban definitivos, si bien se tenía aún reciente el peligro de Lugo, cuando el UCAM recibió un parcial de 18-0 adverso en el último cuarto. Y, de nuevo, cuando mejor lo tenía, volvió a entrar en barrena. De hecho, no volvería a anotar en juego en lo que quedaba de tercer cuarto, y un Bilbao que ahora perdía en Agustín Ubal a su tercer base también por lesión, encontraba vías de anotación sin complicarse la vida, queriendo atacar rápido y llegando hasta abajo. Con un parcial de 4-14 desde la máxima ventaja, concluido con un triple sobre la bocina de Tsalmpouris, metía el miedo en el cuerpo (49-41, final del tercer cuarto).

Visiblemente mosqueado con la ejecución ofensiva de los suyos, especialmente en la colocación para jugadas de banda y de fondo, Sito se atrevió a dar oportunidad a Urban Klavzar, que llevaba ocho jornadas sin jugar. El esloveno, que entraba en pista junto a Bellas, serían uno de los jugadores que darían de cierto dinamismo a un equipo al que se le estaba atragantando la sentencia de victoria, y no solo con su triple daba aire a un UCAM que empezaba el último cuarto con un 9-0 de parcial (58-41, minuto 34).

Pero, al igual que antes, el Bilbao reaccionaba cuando peor pintaba todo. Tardó casi cuatro minutos en anotar en el último cuarto, pero lo hizo para devolver un parcial idéntico de nueve puntos sin respuesta aun a pesar de llevar muchos minutos obligando al veterano alero Xavi Rabaseda a hacer de base en funciones (58-50, minuto 36).

Un parcial roto por los primeros puntos de Chiozza, un triple ya en el minuto 37 de partido (61-50). La lentitud de que ya nunca saldría el juego universitario había dejado de dar como para remontar el 'basket-average', pero tampoco importaba. Amarrada la victoria, con eso bastaba a un UCAM que volvió a ganar bajando al barro y defendiendo con uñas y dientes su propia canasta. Con el público celebrando el asegurado pase a Europa para la próxima temporada y la opción viva de entrar en el 'playoff', el éxtasis llegó en una última jugada en contraataque con pase por detrás de la espalda de Radovic a Chiozza y de este a Pustovyi, que venía como tráiler, para hundir el balón con autoridad.