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Tumba realiza un mate en presencia de Diagne. Javier Carrión / AGM
Sangre, sudor y gloria

Sangre, sudor y gloria

El UCAM supera al Andorra antes de Europa con un triunfo resuelto solo en los últimos segundos

EMILIO SÁNCHEZ-BOLEA

MURCIA

Lunes, 9 de octubre 2017, 09:36

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Delicado asunto era fallar en la mañana de ayer para dos equipos que pelean por confirmarse en la zona noble de una Liga Endesa que este curso habían estrenado con dos derrotas en tantos partidos. Especialmente en el caso del UCAM, dado el complejo calendario que le espera en las próximas jornadas, con un partido fuera la semana que viene y esperando después la visita del campeón Valencia Basket y un viaje a Barcelona, donde nunca ha ganado. Todo ello con una Champions League que empieza pasado mañana de por medio.

UCAM Murcia

81

-

77

MORABANC Andorra

Pero antes del futuro está el presente, y más allá de lo que depare el calendario, nadie quiere empezar perdiendo tres partidos seguidos, menos si se quiere aspirar a la Copa del Rey. Urgía además quitarse el regusto amargo que dejó la derrota del miércoles en Tenerife, y el Andorra iba a vender cara su rendición. Ibon Navarro lo sabía, y en su partido número 100 como entrenador jefe no quería ni por asomo que el partido se convirtiera en un intercambio de golpes. No pudo evitarlo en un choque -si bien el UCAM estuvo por delante durante 35 minutos- que fue igualado de principio a fin, en el que los murcianos amagaron con la escapada en varias ocasiones, pero sin que los del Principado terminaran de despegarse de sus talones.

Empezó dando primero el UCAM, que a pesar de que en su plan de partido pretendía llevar el ritmo al juego estático se iba animando en vista de su acierto en el tiro, especialmente de un Sadiel Rojas que anotó ocho de los primeros doce puntos de su equipo (12-7, minuto 5) y poco después dejaba un espectacular mate en rebote ofensivo. Rojas parecía estar en todos lados, como también Andrew Albicy, que siempre encontraba cómo perforar la defensa local, ya fuese para beneficio particular o grupal, repartiendo cuatro asistencias en un primer cuarto en que los andorranos encontraban demasiada facilidad en las cercanías del aro, sucediéndose así las faltas personales en un partido que acabó convertido en todo un concierto de pito, con 55 faltas señaladas. Tampoco fallaba el UCAM desde la línea, y aunque cerraba el primer cuarto por delante, no en los guarismos que su entrenador quería (25-23).

Delía y Rojas ejercieron de obreros y estrellas para dominar el rebote y aportar anotación

Pero más allá del ritmo del partido, había algo que llamaba la atención. Era Marcos Delía, que, recién entrado en el juego, había permitido una canasta fácil de Karnowski y no se había enterado de un corte de Jaime Fernández. Navarro se desgañitaba desde la banda y en la grada empezaban los rumores, puesto que el argentino es uno de los grandes señalados en el déficit reboteador. Con poco bastaría. Empezaría a atacar el rebote ofensivo tan fiero como no se le recuerda (acabaría con siete rebotes en ataque, lo cual ya igualaba su mayor marca de rebotes totales en un partido), pediría balón y tiraría de contundencia cuando el simple talento no bastara para introducir la pelota en el aro. Sacaría hasta tres acciones de 2+1 antes del descanso, al que se retiraba con una estadística cercana al doble-doble (10 puntos y 9 rebotes). La última de sus acciones de canasta y tiro libre adicional sería precisamente la que establecía la máxima ventaja del partido para su equipo (41-31, minuto 20), pero cinco puntos en un mismo ataque del Andorra, con triple de Albicy al tiempo que Kloof cometía falta fuera de la acción sobre Stevic, calmaban los ánimos del Palacio antes del intermedio (43-36).

El UCAM estaba lanzando a canasta con mayor acierto que su rival, y no gracias a sus máximos artilleros, Benite y Oleson, entre ambos solo sumaban dos puntos en los primeros veinte minutos. Si algo estaba marcando la diferencia era el aspecto reboteador, con el UCAM superando por 25 a 13 al Andorra, incluidos doce rechaces en ataque, además de una clara mejoría en la dirección de juego en nombre de Clevin Hannah, multiplicado ante los problemas de faltas de Kloof y con un lenguaje corporal muy distinto al de los dos primeros partidos.

El UCAM había marchado a vestuarios amenazando con poner tierra de por medio, y volvía con la misma intención, situando nueve puntos de renta tras un triple de un Oleson que volvía entonado (50-41, minuto 22). Pero el Andorra de Peñarroya no es un equipo que entregue la cuchara fácilmente, y tirando de casta a partir de Blazic volvía a apretar (52-50, minuto 26). El partido había bajado al barro, y las soluciones de Oleson y Lukovic valían para tomar aire, pero no demasiado si antes de terminar el cuarto volvían a permitirse canastas fáciles, capitales para una remontada que materializaba Walker con un triple en la primera jugada del último cuarto (62-63).

43 segundos sin fin

Los pimentoneros lo pasaban mal, hasta los tiros libres se resistían y el Andorra embestía con fuerza, pero unos minutos de inspiración de Urtasun revitalizaban al UCAM. Primero con un triple, luego con una suspensión en rectificado y luego con otro triple suicida al contraataque, el navarro ponía cinco de ventaja para su equipo a falta de cinco minutos (74-69). Sin embargo, costaba cerrar el trato con tal sucesión de imprecisiones ofensivas, y con 78-76 en el marcador se llegaría a los interminables últimos 43 segundos de partido.

Tras salir de tiempo muerto, el UCAM jugaría largo para dejar correr el reloj, penetrando Oleson hacia canasta llegado el momento, pero le tocaron el balón, que salía fuera y con posesión visitante para empatar o ganar. Karnowski sería enviado a la línea a falta de 18 segundos, fallaría los dos y el balón seguiría siendo andorrano después de otra fuera dudosa. Shurna iría a por la victoria, pero su triple no entraba y el rebote caía en manos de Karnowski, que era enviado a la línea otra vez. Misma situación, doce segundos menos. Fallaba el primero, lo cual daba medio partido al UCAM, pero anotaba el segundo. Después de varias complicaciones para poner el balón en juego en campo de ataque, Rojas, fundamental en el último cuarto, sellaría la victoria desde el tiro libre a cinco segundos del bocinazo (80-77), puesto que Blazic fallaría el triple del empate, cayendo el balón nuevamente en el alero del UCAM para sumar un punto más y poner el 81-77 final.

Había costado sangre y sudor, pero el primer triunfo de la era Ibon Navarro ya estaba en Murcia. En un intercambio de golpes y con protagonistas inesperados, pero el casillero de victorias había sido inaugurado.

Navarro: «Dejarles con solo 77 puntos tiene mucho mérito»

No quería un intercambio de golpes y lo tuvo, pero la principal cuestión táctica que preocupaba a Ibon Navarro, entrenador del UCAM, era la velocidad del Andorra, un equipo al que le gusta jugar partidos de muchas posesiones. «Dejar al Andorra en 77 puntos con solo una canasta en contraataque tiene más mérito del que parece», se contentaba el entrenador. El agónico final, «un cara o cruz», pudo haber pintado mejor para los suyos «de haber tenido un poco más de acierto en los tiros libres», ya que el UCAM solo anotó el 61% de sus tiros 'gratis'. Sobre este final se pronunció de manera crítica hacia los árbitros el entrenador visitante, Peñarroya, que acusó a Rojas de simulación, algo que no gustó a Navarro. «Cuando nos reunimos con los árbitros y vemos los vídeos, Rojas está siempre en los de agresiones sufridas, no ejercidas».

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