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Tan cierto es eso de que uno siempre vuelve a donde fue feliz, como que el UCAM, hubiese pasado lo que hubiese pasado hace casi ... un año, mañana tendría calendarizada igualmente su visita a Málaga de todas las temporadas. Pero la de mañana será la primera vez que el UCAM regrese al Martín Carpena después de lograr lo inconcebible en el 'playoff' de la temporada pasada, cuando eliminó a un favoritísimo Unicaja en las semifinales de la competición en el quinto y definitivo partido haciendo suya la victoria en los tres encuentros disputados en la hasta entonces prohibida plaza de Málaga para los de Sito Alonso, que tenían en el coloso verde y morado a su particular bestia negra.
Un hito para el que no es recurso fácil su catalogación sin precedentes. El UCAM hacía historia de la Liga Endesa cuando en su segundo 'playoff' alcanzaba la final, pues ese quinto partido en el Carpena le convertía en el único equipo de siempre en clasificarse para la última ronda por el título de liga habiendo sumado todas sus victorias de las rondas previas como visitante.
Siendo el único que lograba tal proeza, y solo el tercero en llegar tan lejos con el factor pista en contra en cuartos de final y semifinales (el Manresa en 1998 y el Bilbao en 2011), el recuerdo más fresco del UCAM en Málaga resulta imborrable. Y el tapón de Sant-Roos a Taylor, la media distancia de Ennis, los triples de Caupain tras bote, el de Hakanson cuando el Unicaja amenazaba con escaparse, los rebotes ofensivos de Morin, los posteos de Sleva o el esguince de Kurucs, patrimonio cultural de la memoria colectiva de la afición murciana.
Lo increíble pasó
Lo que nadie hizo El UCAM es el único en llegar a la final ganando solo como visitante.
Seis derrotas seguidas Las que llevaba el UCAM ante el Unicaja antes de una semifinal al mejor de cinco partidos.
A la tercera El Unicaja ya había ganado al UCAM en las semifinales de Supercopa y Champions League.
Intratable El equipo malagueño era el único al que el UCAM aún no había ganado en la 2023-24 y solo había perdido dos partidos en casa.
«Ahora a por Málaga», bajaba Sleva diciendo del autobús del UCAM a la vuelta del tercer partido de Valencia. Decenas de aficionados que habían echado la carrera al autobús universitario por la autovía para dar la penúltima enhorabuena a sus héroes a su regreso al Palacio eran testigos. Quizás el primer pase a semifinales era suficiente en una irrepetible temporada, pero la fe del católico equipo era más fuerte que el músculo de la probabilidad.
Al fin y al cabo, el UCAM había perdido sus seis últimos enfrentamientos directos contra el mismo equipo al que se medía en una ronda al mejor de cinco. Y, el Unicaja, el único equipo al que se habían medido los de Sito Alonso en la temporada 2023-24 sin haberles ganado. Ya iban dos semifinales perdidas contra los malagueños, la de Supercopa (74-79) y la de Champions League (74-80), y los duelos de liga regular, una que el Unicaja había terminado primero, se habían resuelto por marcadores con diferencias de 23 y 25 puntos a favor de los de Ibon Navarro (65-88 y 96-71). No iba a ser el camino de la razón la ruta recomendada.
Mañana, el UCAM entra en el Carpena con la razón y la probabilidad dándole la espalda. Es la jornada 32, una victoria y el 'basket-average' separan a los murcianos del 'playoff' y la clasificación para la Champions está lejos de estar asegurada. Y, como hace un año, el primer partido del Unicaja ante su afición después de conquistar la Champions League (entonces la de Belgrado, ahora la de Atenas), es contra un UCAM que se hizo cargo de los costes de la fiesta con aquella derrota por 25 tantos, la más abultada de la temporada.
Entre aquel partido y este han pasado 12 meses, 12 días y cuatro títulos para el Unicaja. El equipo de Ibon Navarro sigue estirando la época más dorada de su historia. Una en la que ya vivía antes de esa semifinal, con la Copa del Rey de 2023 y la Champions League de hacía una semana en sus vitrinas. Ahora les acompañan una Intercontinental, una Supercopa, otra Copa del Rey y otra Champions League. Un póker de trofeos ante el que el UCAM tiene un privilegio: recordar que es el lunar de un Unicaja eterno.
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