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Viernes, 17 de septiembre 2021, 02:08
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La temporada 2021-22 pasará a la historia como la de la vuelta de los aficionados a los estadios después de un año de vacío –salvo las dos últimas jornadas de la pasada–, y no podía haber elegido mejor momento el UCAM para apostar por la continuidad del bloque.
Es el desafío compartido de todos los clubes de la competición que no cuentan entre los más ricos, que cada verano se enfrentan al difícil objetivo de retener a esas grandes figuras que, después de destacar, llaman el interés de tentadores más pudientes; o que, por el contrario, no se pueden permitir dar margen de confianza a las apuestas que no terminaron de funcionar porque, lo que tiene la mejor competición doméstica de Europa, es que el margen de error es inexistente.
Así, en este siglo XXI, competición y clubes terminan por compartir esa gran preocupación por enganchar al aficionado, ir más allá de los incondicionales y ser capaces de contar con una masa social que se sienta identificada con los suyos y, por tanto, cada fin de semana llene los pabellones, luzca la camiseta de su equipo y regale a sus allegados productos con el escudo del equipo de su tierra.
Valga la evidencia, esto es aún más complicado después de una temporada en la que los aficionados han tenido que hacer más esfuerzos que nunca para sentirse emocionalmente ligados a sus equipos. Pero es mucho más fácil no perder el vínculo cuando esos jugadores que quedaron por ver continúan, siguen los más reconocidos de la historia reciente –Rojas, Radovic y Lima– y se consigue renovar a quienes dieron un pico de ilusión cuando el deporte asomaba la cabeza de entre la pandemia –Webb III, Taylor o Vasileiadis–.
Con diez de los trece jugadores de la primera plantilla que terminaron la pasada temporada, el UCAM es el equipo que más renovaciones ha llevado a cabo con éxito este verano en la Liga Endesa. Y, por tanto, el que menos ha tenido que explorar el mercado. Solo dos serán las caras nuevas, pero, en la misma línea de identificación para el aficionado, Thad McFadden y Chris Czerapowicz no son ningunos desconocidos. Ambos cuentan con experiencia contrastada de al menos tres temporadas y, al margen del impacto producido por el primero, los más fieles recordarán que Czerapowicz ya fue objeto de deseo del club murciano en el pasado.
Si ese objetivo de continuidad que persiste y se comparte entre las diferentes directivas de la Liga Endesa merece la pena, solo el UCAM y el tiempo lo dirán.
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