Doyle, el jugador «impredecible»

Al anuncio de su fichaje por el UCAM le vino acompañada la petición de «paciencia» de Alejandro Gómez con este jugador. Doyle, que después de cuatro temporadas en la universidad solo ha disputado una como profesional, la pasada alternando a los Brooklyn Nets de la NBA con su filial de Long Island en la G-League, se siente optimista al respecto. «Creo que puedo ser un gran jugador en esta Liga, puesto que independientemente de la competición, el objetivo principal siempre es ganar, y es para lo que estoy aquí».

Y es que, como el resto de sus compañeros que ya han sido presentados en sociedad, Doyle hace suyo el discurso de poner el equipo por delante. «Voy a jugar y a trabajar duro, quiero mantener a todo el mundo unido», menciona a pesar de que esta última tarea es de los veteranos del equipo, de quienes espera «aprender y que me ayuden a mejorar, como ya me han dicho que van a hacer Brad Oleson y Sadiel Rojas». Entre las diferencias que Doyle deberá saber detectar, están «las ayudas defensivas», lo más destacado de estos primeros días de entrenamientos.

Superado el tiempo de adaptación que podrá necesitar, de Doyle lo que sobre todo se esperan son puntos. Con una fama de anotador que le dan actuaciones como los 42 puntos anotados en un partido el año pasado en la G-League, también tiene versatilidad al servicio del equipo, dados sus largos brazos para el rebote y nociones de dirección que le llevaron a registrar el primer triple-doble de los Long Island Nets.

En la vida deportiva de Milton Doyle se encuentra un curioso suceso, y es que, cuando tenía 19 años, decidió dejar el baloncesto universitario para ponerse a trabajar en un McDonald's.

Ocurrió en 2012, cuando Doyle atravesó una crisis en su formación baloncestística. Después de plantar en el último momento al equipo de baloncesto de la Universidad Internacional de Florida para enrolarse en los Jayhawks de Kansas, uno de los programas de baloncesto más prestigiosos del baloncesto universitario americano, algo debió salir mal. Aquel verano de 2012 Doyle llegaría a hacer una gira europea de cuatro partidos amistosos con su nuevo equipo, pero después de jugar solo diez minutos en el último encuentro, a su vuelta a Estados Unidos decidió salir de Kansas.

Fue así como finalmente emprendió su etapa universitaria en la Universidad Loyola Chicago, en su ciudad natal. Sin embargo, debido a que las reglas de la NCAA establecen un año de inactividad al cambiar de equipo, aquella temporada 2012-13 fue la que a punto estuvo de apartar a Doyle del baloncesto por un McDonald's, pero su madre le convenció de perseguir su sueño, con mayores perspectivas económicas con que criar a sus dos hijos.