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Marc Márquez, en la rueda de prensa. Afp
Márquez contra todos y contra su pasado
MotoGP | GP Australia

Márquez contra todos y contra su pasado

El Mundial de Motociclismo encara sus tres últimas carreras de 2018 con MotoGP ya sentenciado, Moto2 a punto de cerrarse y Moto3 con mucho por decidir

Borja González

Phillip Island (Australia)

Jueves, 1 de enero 1970

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Con el Mundial de MotoGP finiquitado, el Gran Premio de Australia 2018 mantiene otros puntos de interés. Los dos primeros, cómo se resolverán los títulos en Moto2 y Moto3. El primero es el que tiene más opciones de cerrarse en poco tiempo. De hecho, Pecco Bagnaia ya podría ser campeón en este fin de semana, por ejemplo, si gana y Miguel Oliveira (que ganó las tres últimas pruebas de 2017, Australia, Malasia y Valencia) no es mejor que quinto. En la clase pequeña el duelo es mucho más cerrado, con Jorge Martín aventajando a Marco Bezzecchi por sólo un punto, lo que invita a pensar en un desenlace tardío. Mientras tanto, en MotoGP, con Marc Márquez ya campeón, las miras se ponen en otros asuntos: en los títulos de equipo y constructores, totalmente de cara para Honda y su escudería oficial patrocinada por Repsol; y en ver qué Márquez se verá este fin de semana, si el de 2014 y 2016, que había cerrado esos cursos también en Japón y que en Phillip Island terminó por los suelos, o una versión menos impulsiva, ese cambio que le ha permitido encarar estos dos últimos cursos de otra manera. «No tengo presión pero el objetivo es intentar ganar», reconoció el piloto español, que a una pregunta en tono de broma por parte de Cal Crutchlow sobre qué resultado esperaba para este domingo (en la rueda de prensa oficial en la que también estuvieron, además del británico y el campeón, Valentino Rossi, Alex Rins, Jack Miller y Álvaro Bautista), no dudo en decir que primero. «Pero utilizando la experiencia de 2014 y 2016. Si toca hacer podio se tiene que entender. Me cuesta decir 'primero', pero es lo que siento, en lo que confío y lo que digo cada fin de semana: trabajaré para intentar ganar la carrera».

Todo para una carrera que se espera, como en los últimos años, muy igualada, en un trazado que gusta a todos los pilotos y que suele encajar a todas las motos, aunque las Ducati sufrieron mucho en 2017. En ese box esta vez no estará Jorge Lorenzo, operado ayer de su mano izquierda, cuyo puesto ocupará Álvaro Bautista, quinto en Japón. «No me quiero esperar nada», dijo el de Talavera de la Reina. «Tú en la pista ves a Jorge y a Dovi, y ves que pilotan de una manera diferente, pero porque a lo mejor la moto se lo permite. Pero no sé si es la moto o son ellos. Lo que sí sé es que en la recta esta moto corre más. Lo otro, no lo sé hasta que no me monte el viernes». Bautista centrará otra parte de la atención en estos tres días en los que habrá que entender cuántos pilotos pueden estar en la refriega de delante, en la que se espera por supuesto al campeón, también a las Suzuki o a Cal Crutchlow, y en la que deberían de estar Andrea Dovizioso y Rossi. «Hay que pensar en el segundo puesto», dijo el primero, que tratará de amarrar el subcampeonato con la amenaza del de Yamaha, que está a sólo nueve puntos en la general. «Tengo que ganar a Dovi», apuntó por su parte éste, que como viene pasando en estos últimos grandes premios llega con las dudas sobre cómo se desenvolverá la Yamaha en la pista australiana, en un año en el que es difícil predecir dónde podrán estar el domingo.

«No quiero generar expectativas, sólo disfrutar de la pista, despejar un poco la mente pues el de Japón fue un fin de semana complicado y hay que intentar pilotar y dar mi máximo, que es lo importante, pero sí, será más fácil para dar mi máximo; se me da bien, es una pista en la que ya desde la primera vuelta me siento cómodo así que seguramente desde el principio daré más que en Japón, pero ya veremos», reconoció Maverick Viñales, muy fuerte en los entrenamientos en Motegi y desaparecido en carrera, y que en la jornada previa al inicio de la cita australiana se mostró muy reivindicativo con su marca, Yamaha. «Que hagan una moto para mí y podrán estar delante ganando carreras, ya está; yo no voy a cambiar más mi pilotaje porque al final pierdo mi esencia, lo que me ha traído hasta aquí lo pierdo y eso es lo que no voy a perder nunca», sentenció preguntado sobre si tiene manera de adaptarse él un poco a lo que pide una moto que no le permite disfrutar en pista. «Una semana después de Japón de Yamaha no hay noticias, no sabemos nada», coincidió Rossi. «Cada día», contestó Viñales a la pregunta de si piensa en cómo iría con una Ducati o con una Honda. «Pero, ¿de qué sirve? No sirve de nada pues ahora estoy aquí y tengo que trabajar con esto, tengo que picar piedra e intentar crear una moto muy buena ya para el año que viene, desde la primera vez que me suba en la pretemporada 2019; sí que lo pienso, lo pienso cada día 'qué haría yo ahí', qué resultados podría hacer, pero de nada me sirve estando en la situación en la que estoy ahora, tengo dos años más aún, así que hay que trabajar duro porque antes funcionaba la moto y tiene que funcionar».

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