Una bocanada para el Circuito de Velocidad de Cartagena

El soplo a esta sociedad anónima creada en el año 1994 se lo ha proporcionado la directiva que hace ahora justo dos años relevó en el cargo a la de José Miguel Martínez Castejón, que era el cabeza visible desde 2005. Desde diciembre de 2017 lo son el empresario y dueño de Sanimar Manuel Nicolás y su mano derecha, Lorenzo Pividal. El primero lo dejó en mayo de 2018, aunque sigue en el equipo de nueve personas, y le ha sustituido Lucía Crespo. La cartagenera, de 62 años, ya hizo de secretaria en etapas anteriores y «conoce sobradamente la historia del Circuito», para estar «encima» con el papeleo diario, defiende el vicepresidente.

En todo este tiempo, todos los esfuerzos se han centrado en evitar el colapso financiero del Circuito, cuya deuda rondaba, según los actuales dirigentes, los 2,5 millones de euros. Esa «herencia tóxica» la han reducido en estos dos años a los 2,1, a fecha de julio de 2019. Se han negociado y solventado las cuentas pendientes con los bancos, con una empresa de ambulancias de Cartagena y reducido prácticamente a la mitad el importe pendiente a Cabisuar, para frenar el concurso de acreedores que había solicitado. Ese 'match ball' se salvó, al igual que una venta. «Hubo una subasta judicial, que paramos 24 minutos antes de la adjudicación al único postor: el Circuito de Almería», recuerda Pividal .

Poco a poco van soltando el lastre de esa 'herencia', a razón unos 20.000 euros mensuales, mientras que se negoció con los proveedores y se «regularizó» la situación de los 30 empleados [el pico máximo, según la ocupación de la instalación]. «Seguimos apagando fuegos, cumpliendo los pagos escrupulosamente», dice el vicepresidente. Después de tantos vaivenes y zozobras, más comunes de una montaña rusa que de una instalación deportiva, ahora han logrado «minimizar las gastos» y los cajones empiezan a vaciarse de facturas.

Obviamente, la clave para que todo vaya sobre ruedas es atraer a los aficionados y profesionales del mundo del motor al Circuito, ubicado en la carretera de La Aljorra. Abre 364 días al año y su periodo de actividad más alto se concentra de octubre a abril. La pista ha acentuado su diversidad de competiciones, sobre todo de cuatro ruedas. «Intentamos abrir ese abanico del calendario. Hemos dado un giro para acudir a la clientela automovilística, más compatible a rodar en épocas de verano». Así, la marca Audi ha estado «bastante tiempo» instalada en la ciudad, «presentando a determinados clientes» algunos modelos. También eventos empresariales de Kia, además de equipos internacionales.

Para llamar la atención también se han hecho obras de mejora en curvas de la pista [70.000 euros, con pagos «paulatinos y sin cargos» a la empresa ejecutora], con viales, para hacerla más ancha, segura y que esté dividida en dos partes para según qué competiciones. Las pistas se pueden alquilar para su uso y es muy habitual que lo hagan aficionados del norte de Europa, de clase media-alta, que dejan sus beneficios en la ciudad. «Los españoles lo hacen más los fines de semana», resalta Pividal. Gracias a esa mejora en las curvas, ha podido albergar varias competiciones, como un campeonato nacional de 'drifting' (mediante derrapes); el interautonómico de velocidad; y el Cuna de Campeones, de minimotos, entre otros, con la Federación de Motociclismo de la Región de Murcia.

A la pista principal se le aplicó en septiembre una mejora (hay una superficie total de 43.000 metros cuadrados), para darle consistencia. Desde entonces han pasado 1.800 pilotos, sin contar a los automovilistas. También se ha repintado, para hacerla más atractiva. En cualquier caso, hay una dependencia extrema de los ingresos propios: no hay subvenciones de las administraciones ni empresas que aún apuesten por estampar su logo en publicidad estática. Y la principal carencia es que no se pueden acoger determinadas competiciones nacionales, al no estar homologada.

Pividal reconoce que están «en vías», pero depende de que los técnicos de las federaciones de automovilismo y motociclismo den el visto bueno y se cumplan los parámetros de seguridad. Se han registrado accidentes por «pericias» de aficionados y en febrero del año pasado falleció uno en el hospital. 2018 concluyó con 256 días de actividad; 2017, con 232. La previsión es superar esas cifras en 2019. Se empieza a rodar sobre las nueve de la mañana para que otros clientes la usen por la tarde.