Una vuelta al Mar Menor, a ciegas
El catalán Alberto Lorente arranca hoy el reto solidario de recorrer una distancia de 48 kilómetros, rozando la visibilidad cero; los beneficios que obtenga serán para Aidemar
Jorge FERNÁNDEZ-CARO
Cartagena
Sábado, 10 de octubre 2020, 01:38
Dar una vuelta al Mar Menor con unas gafas que reducen casi al máximo la visibilidad y volver a su Barcelona natal tras finalizar. Todo por pura solidaridad, sin obtener nada a cambio. Ese es el reto que se ha marcado el nadador catalán Alberto Lorente, que hoy, a las 17.30 horas, arrancará con esta aventura cuyo objetivo es recaudar fondos para Aidemar (Asociación para la Integración del Discapacitado de la comarca del Mar Menor).
A sus 32 años, Lorente cuenta ya con una dilatada experiencia en la natación de larga distancia. Conductor de autobús en su día a día, hace unos años decidió embarcarse en retos que tuvieran un trasfondo benéfico porque «quería que cada brazada tuviera sentido», confiesa el deportista a LA VERDAD. «Desde pequeño he hecho natación. Tuve que dejarlo por motivos familiares y laborales, pero cuando volví decidí darle un enfoque distinto. No me apetecía competir», continúa.
Tras empezar por cubrir un maratón (42 kilómetros) en una piscina, estar 24 horas sin parar de bracear en Sevilla y lograr un Récord Guinness por llegar a las 30 horas nadando en estático contra una corriente artificial, Alberto Lorente se propuso el hito de darle una vuelta al Mar Menor (unos 50 kilómetros de distancia que cubrirá en 20 horas) porque «me liaron y yo no sé decir que no», comenta el atleta.
«Cuando terminé la prueba que me supuso el récord, Francisco Martínez (encargado de toda la logística de la prueba y residente de San Pedro del Pinatar) me propuso hacer algo en la Región de Murcia. Lo primero que tuvimos claro es que queríamos que fuera en el Mar Menor. Al final, pensamos en darle la vuelta y así ayudar a Aidemar. Para empatizar, decidimos darle alguna dificultad añadida», relata Lorente. Y ese plus de dureza se encuentra en unas gafas especiales que utilizará y que le reducirán la visión casi al completo.
«Las lentes tienen una modificación que solo me deja el 2% de la visibilidad. No voy en oscuridad todo el rato; podré saber si es de día o de noche, pero lo que no voy a poder hacer es distinguir la figura de una persona, quién es... En los primeros entrenamientos que hice, las cajas de biodramina volaban. Vomité mucho. El cerebro no está acostumbrado a permanecer en esas condiciones tantas horas, con una lente que no es adecuada. Te crea un malestar y dolor de cabeza. Al final, hemos tenido que adaptar al cuerpo».
Y para no desviarse de la trayectoria, a Lorente le acompañará su equipo, formado por cuatro personas que irán en kayak guiándole. El método es curioso: «Primero probamos con unos silbatos que nos dejaron pero no me va bien, no me gusta. Luego, un chico de Barcelona que es ciego nos dijo que pensáramos en un reloj de aguja. Cuando me digan a las 2 tengo que girar a la derecha y a las 10, a la izquierda. A grito 'pelao'». Los beneficios irán destinados a la construcción de una pista deportiva en el centro de día que tiene la asociación en San Pedro del Pinatar.