Juan Antonio Campillo celebra su llegada en el Ironman de Vitoria.

Un cartagenero, en el campeonato del mundo de ironman

Juan Antonio Campillo Ruiz disputa este domingo el trofeo de Niza (Francia), donde ha logrado llegar entrenando dos años específicamente

Dani Sánchez

Sábado, 9 de septiembre 2023, 07:53

Juan Antonio Campillo Ruiz no es un atleta profesional. Jamás soñó ni siquiera con llegar a donde ha llegado, a competir con los mejores del mundo en una disciplina que requiere de la máxima constancia y sacrificio para poder lograr una meta casi imposible. 3,86 kilómetros de natación en el mar abierto, seguidos de 180 kilómetros de ciclismo y culminados con una maratón a pie. Así de duro es el ironman, la distancia más exigente del triatlón que solo unos pocos son capaces de alcanzar.

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El cartagenero, que trabaja de celador en el Rosell, dedica cuatro o cinco horas diarias a sus entrenamientos. De joven jugó al fútbol y llegó a estar en Nacional en juveniles, pero lo dejó tras jugar hasta los veinte años en la EF Esperanza, en Tercera División. Poco después, jugó en ligas de empresas, pero se lo acabó dejando «porque no me gustaba el ambiente», confiesa.

Este amante del deporte siguió la pasión de su suegro, quien fuera futbolista profesional en Escocia y que sale todos los fines de semana a entrenar con la bici con su grupo 'Crazy Gang Amigos'. Un día, hace apenas seis años e insistido por él, comenzó a entrenar en esta disciplina «hasta que los Reyes Magos me trajeron una bici», dice.

De reto en reto

Su salto al triatlón, sin embargo, no llegó hasta que la pandemia provocada por el Coronavirus detuvo el mundo. «Con el confinamiento hacía bici con el rodillo. Justo después, un amigo, Sergio, me propuso hacer un duatlón como una jornada de convivencia», afirma.

Este duatlón [correr y ciclismo] no hizo más que aumentar sus ansias de nuevos retos y buscó pasar al triatlón. «Desde el momento en el que empecé sabía que acabaría haciendo un ironman», confiesa. Y así lo hizo. Después de hacer varios medios ironman, se atrevió con la distancia reina hace un mes y medio en Vitoria y su resultado no pudo ser mejor. «No era mi objetivo ni mucho menos. Simplemente quería terminar la carrera», dice. Acabó tercero de su categoría y vigésimo en la general, lo que le valió su clasificación para el campeonato del mundo de este domingo.

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Para esta carrera, simplemente quiere «disfrutar y cerrar un círculo». Su pasión, además de sacrificio, le cuesta dinero, pues no tiene ningún tipo de financiación. Tiene que sacrificar sus vacaciones por ir a los diferentes destinos. «Ir a Niza costará entre 3.000 y 4.000 euros», asevera. En su camino ha obtenido ayudas de las empresas de algunos amigos y familiares. Su hija de 5 años y su mujer, que siempre le acompañan en sus retos, estarán en la salida en la costa francesa mañana.

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