Alberto Martínez, a por la campanada en los 10 km en aguas abiertas

Dos años esperando que llegará el día. Y ese día por fin ha llegado. El nadador cartagenero Alberto Martínez, 'Maki' para todos sus compañeros y amigos, compite esta noche en la final de los 10 km en aguas abiertas de los Juegos de Tokio. No es favorito a medalla y lo tendrá incluso complicado para cazar un diploma, ya que se han inscrito en la prueba cinco nadadores de un nivel estratosférico. Hay tres campeones olímpicos en múltiples pruebas de fondo como Oussama Mellouli, Gregorio Paltrinieri y Ferry Weertman. Está además el vigente campeón mundial de 1.500 y aguas abiertas, Florian Wellbrock, y el campeón mundial de 2015, Jordan Wilimovsky. El francés Olivier y el griego Kinigakis completan un cartel de lujo.

Pero Alberto Martínez no es uno de esos nadadores que se arruga en las grandes citas. Al revés. Fue de los primeros españoles en sellar su billete a Tokio, hace dos años, tras acabar octavo en la prueba de 10 kilómetros de aguas abiertas del Mundial de Gwangju. Se encerró desde entonces en el CAR de San Cugat, donde ha estado trabajando desde 2017 a las órdenes del francés Fred Vergnoux, el entrenador de la campeona olímpica Mireia Belmonte. Ha nadado 22 kilómetros diarios, ha vivido alejado de los suyos antes, durante y después del confinamiento y ha perseguido su sueño olímpico con una actitud estajanovista. «Yo decidí ir a Barcelona y focalizar toda mi vida en esto. He sido feliz en todos estos años», confiesa el cartagenero.

Cree mucho en el trabajo que le ha llevado hasta Tokio. «Hemos mejorado mi manera de nadar. Ahora soy más equilibrado con ambos brazos, buscando mejorar el uso de las piernas para estar un poco más arriba, buscando mayor flotabilidad. Además, he hecho muchas series de fuerza específica en el gimnasio. Llego en buen momento», cuenta el nadador, de 23 años. Sus primeros pasos los dio en el CN Áncora y su entrenadora siempre fue Margarita Cabezas.

Las condiciones de la prueba de hoy serán especiales. La prueba arranca a las 6.30 de Tokio, para evitar las horas centrales del día. El agua, pese a ello, estará hirviendo, a 30 grados, poniendo a los nadadores en riesgo de golpe de calor. Hay un evidente peligro de hipertermia para todos.

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